32. Vuelo.

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—Okay, claramente hoy estuviste de buenas.
Rodaste los ojos para luego reíste ante la afirmación de tu jefe. Estaban terminando la jornada de ensayos dentro del teatro y ya se estaban yendo a casa.
—¿Muy notorio?
—Fuiste un desastre toda la semana... —abriste los ojos ofendida —no hablo de cuando tocas, siempre eres increíble ahí pero... tú sabes. Si no que sobre tu actitud, hombros caídos... rostro. Tú sabes.
—Ya... ya, me queda claro. —dijiste riendo mientas guardabas las partituras en tu bolso. —Supongo que es bueno.
—Totalmente, no hay duda de aquello.
Le sonreíste y luego miraste por la ventana notando lo oscuro que ya estaba.
—Es lo que odio cuando el invierno está llegando. Oscurece tan temprano.
Seba miró hacia la ventana al igual que tú.
—Y creo que se pondrá a llover, mira esas nubes.
Suspiraste y te giraste a ver la chaqueta que habías llevado, la cual no era para el agua en absoluto.
—Carajo.
—Si quieres te puedo ir a dejar.
—No te quiero molestar.
—No es molestia, en serio. Además tu departamento no está lejos.
—Mmh... es que... —sentiste que tus mejillas comenzaban a sonrojarse. —no voy a mi apartamento.
—Oh, entiendo. —dijo Seba riendo, aunque con cierta tristeza en su mirada. —Aún así te puedo llevar.
—Ay gracias. No quería decirle a Adam ya que debe estar durmiendo.
—¿Adam? ¿Durmiendo a esta hora?
—Es que se enfermó, ayer estuve con él en el hospital.
—¿Algo grave? —te preguntó mientras tomaba su chaqueta y tú hacías lo mismo.
—Si, pudo haber muerto. —sentiste un dolor en el pecho al decir eso. —Fue fiebre, la cual se le complicó bastante.
—Mmh... que mal, pero ¿vas al hospital entonces o ya le dieron de alta?
—Si, esta de alta. —te pusiste el bolso en tu hombro —Me escribió que ya se sentía bien y que prefería ir a casa, se sentía más cómodo ahí.
—Que bueno que no le haya pasado nada peor.
Le sonreíste.
—Que tierno, gracias.
—Mmh... ¿vamos? Ya todos se fueron.
—Es cierto... —lo miraste extrañada recordando algo mientras caminaban a la salida. —¿por qué no salieron a beber hoy? Es viernes.
—Varios no podían, y tú tampoco ahora que veo.
—Lo había olvidado, pero sí, en esta ocasión no hubiese ido.
—Claramente. —dijo abriendo la puerta para que salieras, provocando que el frío golpeara sus cuerpos. —¿Y me dirás?
—¿Que cosa? —le preguntaste extrañada mientras te abrazabas a ti misma para protegerte del frío.
—Que tipo de relación tienen.
Abriste los ojos impresionada por la repentina pregunta. Ya te la había hecho con anterioridad pero ¿por qué de nuevo?
—¿Por que quieres saber eso?
—No sé, solo me parece extraña.
—Mmh...

Eso es completamente cierto.

—¿No has pensado en salir de ahí? —preguntó en tanto abría el auto.
—¿A que te refieres? —reaccionaste a la defensiva.
—No te enojes, solo... pregunto.
Las gotas de lluvia comenzaron a caer sobre ustedes, pero seguías sin moverte.
—Entra por favor, te vas a mojar. —te pidió amablemente mientras entraba al auto.
Te había molestado su pregunta pero preferías hablarlo, así que entraste.
—¿Por qué preguntaste eso? —dijiste sin levantar el rostro.
Te era molesto que por tercera vez alguien te lo dijese. Anne, Marcos y ahora Seba.
Saco el auto de donde estaba estacionado y te miró de reojo dando un suspiro.
—Porque claramente no es una relación estable, y tampoco saludable. —se encogió de hombros —Siempre tienes miedo de que te vaya a dejar, aunque no lo digas.
Tus ojos se cristalizaron y sentiste como tu corazón bombeo con fuerza ante el dolor. Nadie podía entenderlo, y de cierta manera tú tampoco. Era cierto lo que Sebastián decía pero, había algo que te mantenía ahí, una luz y  quizás no estabas segura pero creías posible, (aunque con mucho miedo) que Adam estaba cambiando y quizás sintiendo algo por ti.
—Yo... lo sé, pero...
—Esta bien, no me tienes que explicar. —te interrumpió con una sonrisa gentil y siguiendo en marcha.
Te quedaste en silencio y simplemente suspiraste mirando por la ventana viendo como las calles se empapaban y la gente se cubría de la lluvia. Después de avanzar unas cuantas cuadras Seba habló:
—¿Te molestó lo que dije?
—No.
Mentira.
—Perdón si fui muy directo.
—Siempre has sido así, así que está bien.
—Sé que no nos conocemos hace mucho... pero sabes que cuentas conmigo ¿no?
—Lo sé. —le sonreíste sinceramente y el te miró de reojo.
—Me gusta cuando sonríes.
Trataste de sonreír nuevamente pero tus cejas solo se curvaron, sentías una energía diferente de parte de Seba, no te molestaba pero había algo formándose dentro de él que creías entender que era.
—Seba...
—Ya llegamos. —dijo interrumpiendote y estacionándose.
Miraste a tu al rededor y te diste cuenta que era cierto.
—Nunca te dije dónde era, ahora que lo pienso. —dijiste casi en un susurro al darte cuenta.
—Mmh... ya había venido antes.
Te giraste a mirarlo.
—¿En serio?
—Si, la única vez que vine a dejar a Daisy y le confesé lo que sentía.
Tus labios se separaron, pero no dijiste nada, en cambio solo pudiste tragar saliva.
—Nos vemos el lunes. —habló nuevamente cortando la tensión.
—Si, si... claro. —respondiste nerviosa —Muchas gracias.
—Buen fin de semana.
—Para ti también. —le sonreíste y te bajaste del auto.
Al marcharse no evitaste suspirar. Te sentiste un poco mal, no culpable pero quizás todo esto le traía recuerdos y simplemente no le hacía bien.

Daddy Issues (Adam Driver y tú)Where stories live. Discover now