Primer intento

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Min Yoongi se encontraba acomodándose el uniforme para irse a la escuela.

No había lugar alguno que odiara más que la escuela. No tenía problema alguno con estudiar,  aunque si lo encontraba inútil, pero estaría un poco mejor si no lo golpearan a diario.

Ni siquiera comprendía bien cómo había comenzado su miedo, muchas veces no podía evitar temblar al entrar en la escuela. Y lo peor era aquel problema.

Todas las noches tenía pesadillas y despertaba en un charco caliente de su propia orina, se levantaba a quitar las sábanas y poner nuevas. Se cambiaba y a veces lograba conciliar el sueño, otras veces esperaba a que sonara la alarma para meterse a bañar.

El problema continuaba cuando se encontraba con aquel chico, siempre que sentía su brazo al rededor de sus hombros no podía evitar que el mismo accidente sucediera

— Demonios, Min ¿Así es como me recibes? – solía ser la frase que soltaba Choi Daehyun y luego lanzaba una patada a sus genitales.

Así que  había hecho costumbre llevar dos uniformes más en su mochila por cualquier cosa.

Odiaba tenerle tanto miedo... Y había sido peor después de que Daehyun lo hubiera puesto contra la pared, besara su cuello y lamiera su mejilla. Resultaba que la razón por la que lo molestaba era por su maldita homofobia interiorizada.

Temía de lo que pudiera hacerle si algún día lo atrapaba totalmente solo.

Lo mejor era que sus padres no sabían nada de todo lo que vivía a diario, nunca encontraban raro que todos los días metiera en la lavadora sábanas y uniformes. Les importaba un bledo porque había cosas más importantes para ellos como trabajar y embriagarse.

Se fue de la casa sin siquiera pensar en comer algo antes y emprendió la corta caminata que necesitaba para llegar.

En la entrada de la escuela se encontraba parado un chico que reconocía de otra clase, era uno de los mejores amigos del chico que le gustaba.

Claro que nunca había admitido que le gustaba en voz alta porque si admites que alguien te gusta se vuelve real y si se vuelve real es un gran problema.

— Oye... – dijo el chico una vez que pasó a su lado.

La reacción instantánea de Yoongi había sido brincar de la sorpresa y comenzar a temblar, apresuró el paso en vez de parar a ver qué quería.

Alguna vez se había parado a hablar con un chico de la escuela que le habló de la nada y resultó ser amigo de Daehyun, por lo que obtuvo una paliza de su parte.

Fue directamente a clase a no poner atención por un par de horas y olvidarse de que alguien podría pegarle en cualquier momento.

Al llegar la hora del receso pasó a la cafetería por una manzana y se dirigió a la azotea como siempre. Ni siquiera estaba seguro de comer aquella manzana.

Se recostó en el piso y miró la manzana, una mordida no lo mataría; aquello no era Blanca Nieves. Sonrió ante la ironía.

La campana sonó demasiado rápido para su gusto y caminó con pesar a aquella clase que no era tan mala. En ella se encontraban otros dos amigos de su lindo enamorado y le caían bien, eran los únicos que no lo molestaban.

Aún sabiendo que eran buenos en cuanto se acercaron a él al final de la clase su instinto de supervivencia se había activado y corrió. Corrió lo más que pudo que ni siquiera se fijó cuando chocó.

— Oh, lo siento... – dijo antes de mirar quien era — D-d-d-d-ae-hy-hyyn. –

Aquel chico sonrió.

— Min, ya te habías tardado. Estaba comenzando a preguntarme donde estabas – admitió con cierto tono de burla.

Nada salió de la boca de Yoongi, quería volver a correr pero sus piernas parecían pesadas y de gelatina al mismo tiempo porque estaba temblando.

— Vamos, vayamos a dar un paseo – siguió Daehyun.

Dar un paseo era el término que utilizaba aquel chico para llevarlo a un lugar que aún se encontraba dentro de la escuela pero estaba abandonado. Un lugar donde nadie podía escuchar sus gritos.

Cuando llegaron ahí su cuerpo le traicionó, pronto se vio aquella mancha en sus pantalones.

— ¿Tan pronto, Min? Lo consideraré algo bueno si sigues así – dijo aquel chico antes de proporcionarle la primera patada.

No supo de dónde salieron los otros dos chicos, solo sintió todos los golpes mientras en su cabeza cantaba su canción favorita con la espera de que fuera más llevadero y las lágrimas salían de a montón.

Cuando se cansaron de golpearlo los tres habían bajado los cierres de sus pantalones y le habían orinado encima para después irse riendo.

Se quedó ahí tirado viendo el cielo.

Sus esperanzas de un buen día se habían ido al demonio.

Baby, you're not alone 🍼 ~Finalizada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora