Uno

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M I L E S   S W I N D O L L


     

3 de noviembre, 2022
 

 

La copa en mi mano brillaba al hacer contacto con la iluminación del lugar, le di un sorbo y volví a colocarla con cierta fuerza en el mesón.

—Deme otro —ordené al barman, quien no dudó en cumplir el mandado.

Decidí darme la vuelta y prestarle un poco de atención a la fiesta, teniendo en cuenta que había sido en casa de Carla, no cabía duda que todo marchaba de “maravilla”.
Era la fiesta de fin de año, a la que todos estaban cordialmente invitados. Era la penúltima para Carla, y la última para mí. Mis días en el instituto habían terminado, y mi último año parecía ya estar por finalizar.

No tenía planeado asistir, pero se me hacía completamente imposible el no hacerlo. La fiesta había sido dada en casa de Carla, mi hermana, donde prácticamente, por el momento, vivíamos ambos.

Le di un sorbo rápido a la última copa servida, y nuevamente la dejé en el mesón. Era la tercera de la noche y, aunque no estaba acostumbrado a eso de consumir alcohol, hacerlo mayoritariamente hoy se cumplía con unas cuantas.

Boris, uno de mis compañeros más cercanos, se encontraba hasta arriba de mujeres y copas. Tenía la camisa desabotonada, y miles de manos femeninas posadas en su desnudo pecho.

Agradeciendo el hecho de no haber invitado a los directores y maestros, me acerqué al grupito, chocando miradas con Boris y haciendo que aquel inmediatamente me dedicara una sonrisa pícara.

Típico de Boris.

—Pero si es mi querido Miles —anunció mientras salía del círculo.

Mantuve distancia observando lo ebrio que estaba y la forma en la que caminaba a mi dirección.
Me observó con detalle, terminando por optar el hacer una mueca de tristeza y acercarse todavía más.

—¿Aún no hay una chica que aguante el carácter del bebé? —ironizó en un tono burlón.

Rodé los ojos y le quité la copa de las manos. Me observó con inocencia y volteó a pedir otro trago.
Levanté las cejas asombrado al ver como el grupo de chicas anteriormente con Boris, comenzaba a dispersarse por el lugar, dejando a la vista a la morena más interesante del instituto.

La más codiciada por los hombres del instituto, la inalcanzable en pocas palabras.
Para todos, la más hermosa del instituto entero, y es que realmente era linda, pero oficialmente no era para nada mi tipo, y dudaba que existiendo tantas mujeres, fuera la más linda.

—¿Es en serio? —Levanté las cejas en dirección a la chica — ¿Alice?

Se dio la vuelta y la observó, atrapando la mirada de la chica y haciendo que aquella le guiñara un ojo de forma seductora.

Alice era la que con solo mirar a un chico ya tenía a unos cuantos más a sus pies. Pensarlo era obvio, aquellas curvas no eran cualquier cosa, siempre había sido la debilidad de todo chico, y siempre eran pocos los que lograban estar con ella.

—Eso es tener suerte —reconoció, asombrado.

La morena se dio la vuelta, se subió los pantalones y siguió su camino, uniéndose a un grupo de chicas.

Un sentimiento en la lluvia ©Where stories live. Discover now