Cuatro

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V L A I R   J O N E S


     

—¿Estás segura de querer trabajar ahí? —La voz de Carla en el altavoz hacia eco dentro del cuarto de baño.

Enchufé la plancha de pelo y le di la temperatura más alta.

—Sí, además no es mucho trabajo —dije después de un tiempo.

—No lo sé Vlaily… Siento que no deberías trabajar.

Dividí mi pelo y empecé a peinar cada parte.

—Lo dice la chica que tiene una casa para ella sola y no necesita trabajar —bromeé.

Unas risitas se escucharon por su parte.

—Puede ser… pero, si no tuviera todas esas cosas que dices, aun así no me pondría a trabajar de delivery —aclaró.

Rodeé los ojos y seguí en lo mío, mientras escuchaba a Carla tararear una canción por entre el móvil.

Había quedado en el trabajo, era un trabajo realmente simple y en resumen, solo consistía en dar vueltas por la ciudad en una moto con una mochila repleta de pizza en mi espalda.

Fácil.

Nos quedamos en silencio un momento, bueno, al menos yo. Carla se encontraba hablando con una voz masculina la que supuse era de su hermano.
Después de unos segundos la pelinegra suspiró cabreada.

—Disculpa eso —informó de vuelta a la llamada.

Comencé a pasar la plancha con mucho cuidado y a una velocidad relativa para un alisado bien hecho y rápido.

—Jamás hubiese pensado que era tu hermano —confesé en voz alta.

—¿Por qué lo dices? —gesticuló la pelinegra.

Me detuve a pensarlo un momento —Nunca me habías hablado de él —aclaré.

—No le vi importancia, además ni siquiera vive aquí. Llegó hace una semana por el viaje de mis padres —explicó con voz calmada—. Dice que soy muy irresponsable y pequeña para quedarme sola.

En eso estaba de acuerdo, y podía asegurar que yo era igual e incluso peor. De hecho con Carla habíamos conectado tan bien desde el primer día en que hablamos, que podía entenderla a la perfección.

—Igual, no se parecen en nada —dije pasando el calor de la plancha por sobre uno de los mechones—. Él con su pelo rizado y ojos cafés, y tú con el pelo liso y ojos castaños

—Lo sé, digo lo mismo. Me gustaría que fuera adoptado —dijo de forma chistosa pero muy convincente.

—¿Es muy pesado? —pregunté después de unos minutos.

Carla pareció pensarlo un poco, y soltó un suspiro muy obvio.

—Ni te imaginas. —Terminó por decir—. Pero siempre encuentro la manera de convencerlo para que me haga favores.

Decidí no responder, si bien tenía cara de ser pesado, de momento conmigo no lo había sido, de hecho había sido lo suficientemente amable.

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⏰ Last updated: Feb 20, 2023 ⏰

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Un sentimiento en la lluvia ©Where stories live. Discover now