XIX

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Como cada día, Naruto atravesó corriendo el pasillo que conducía al patio de la clínica. Al paso recibió varias advertencias de que estaba prohibido correr en las instalaciones pero no hizo caso.

Llegó a toda velocidad a la banca bajo un frondoso ciprés, donde, como era costumbre, Sasuke le esperaba al resguardo de la fresca sombra que proyectaba el árbol.

Llevaba gafas para el sol y estaba ataviado con las sencillas prendas blancas que constituían el atuendo de la clínica para pacientes con discapacidad visual.

Al ver la hora en su reloj de pulsera Naruto estaba al tanto de que Sasuke acababa de salir a su descanso después de recibir su terapia diaria de orientación y movilidad. En una hora más tocaría el turno del psicólogo, pero para entonces Naruto ya se habría retirado como cada día.

-Sasuke- le llamó todavía agitado. Se sentó a su lado, cuidando de no mover el bastón junto al Uchiha. Tras un mes de terapias Sasuke había aprendido a valerse por sí mismo. Día a día empezaba a recuperarse. Sin embargo, persistía en su afán de mantener el mutismo. Cumplía sus actividades diarias, se alimentaba tres veces al día y dormía lo suficiente. Además tenía visitas casi todos los días, pues sus compañeros del internado también habían acudido a verlo. Naruto se había topado un par de veces con la pelirroja y el chico albino con dientes de tiburón.

A decir verdad ninguno le agradaba. Pero en parte agradecía que ellos optarán por confesar todo a las autoridades para que Orochimaru fuera destituido de su puesto permanentemente y enfrentara un proceso penal por administrar medicamentos ilícitos y experimentales en los internos.

-Siento llegar tarde- se disculpó, pese a saber que Sasuke no respondería. Nunca lo hacía. Jamás le hablaba, pero estaba al tanto de que le escuchaba. Incluso una de las enfermeras le había comentado que el cambio tan positivo que experimentaba Sasuke era gracias a sus visitas, pues a diario el Uchiha aguardaba en el mismo sitio de siempre. -Me dejaron mucha tarea otra vez y aun no la termino- sonrió nervioso, y apoyó su mochila en el suelo. -Jiraiya va a matarme si no acabo los deberes, pero quería venir a verte.

En completo silencio, Sasuke permanecía con el rostro vuelto hacia el frente y las manos aferradas en la tela del pantalón de su regazo.

Naruto inspiró hondo antes de hurgar el contenido de su mochila. Entonces sacó un cuadernillo y lo colocó bajo las manos de Sasuke, instandole a que tocara las páginas.

-Pensé que te gustaría leer algo. Asi que pregunté en la librería y me dijeron que este tipo de libros están escritos en brille para que ...uhm- se rascó la nuca nervioso al no ver el menor interés en el rostro apacible y serio del Uchiha.

¿Había hecho mal en llevarle eso como regalo?

-Solo debes tocarlo- insistió, tomando la mano de Sasuke entre las suyas y llevando sus dedos hasta el relieve. -Si quieres puedo leerte algo como he hecho antes, pero pensé que te gustaría leer este por tu cuenta.

De nuevo intentó ayudarle a deslizar las yemas por el cuadernillo, pero Sasuke cerró repentinamente su mano en torno a la suya. Naruto se sorprendió tanto del inesperado agarre que no pudo evitar sobresaltarse un poco, aunque enseguida recuperó la compostura. Se levantó y se arrodilló frente a Sasuke, sin soltar su mano un solo instante.

Los labios de Sasuke se entreabrieron para emitir las primeras palabras después de largas semanas en absoluto silencio.

-También me gustas.

Sin poder contenerse, Naruto lo abrazó con fuerza y se echó a llorar.

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