2. SENSACIONES

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Mary es una chica de pueblo, pero con la mente abierta, las  ideas claras y con muchos sueños por cumplir. Le encanta soñar despierta porque de esa forma consigue completar esas vivencias que de alguna forma disfruta, aunque solo sea en su cabeza.
No se conforma con poco, ella sabe que en la vida hay que crecer y que el conformismo es para los que no tienen inquietudes o les basta con quedarse encerrados en una bonita jaula dorada colocada en el lugar más maravilloso del universo.
Mary ha salido de su jaula y ha intentado volar alto todas las ocasiones que le han dado la oportunidad pero sus alas, frágiles y sin demasiada amplitud bo han soportado su vuelo y le han hecho caer al suelo una vez tras otra. Esta sensación de querer volar y no poder hacerlo se repite en la persona de Mary una y otra vez.
Presa de sus miedos e inseguridades, a pesar de tener casi todo para triunfar y poder llegar alto en su vuelo, la idea de Mary es la de ver frustrados sus ideales en la realidad y prefiere seguir imaginando lo que debería ser y cómo tendría que darse.  Escribe en su diario cada vivencia, cada victoria, cada derrota, cada deseo, cada experiencia y cada nueva sensación.
Su diario es su vía de escape, su confidente, al único que le puede contar sus cosas sin avergonzarse, sin sentirse pequeña, sin temor y con total libertad. Su diario es su desahogo.
Mary se había sentido traicionada en muchas ocasiones, por eso no confía demasiado en la gente. Abrir su corazón y su boca contando sus sentimientos le han alejado en determinados momentos de aquello que deseaba. Quizás esto le había convertido en una chica un pelin introvertida y la timidez se hacía presente de vez en cuando, y sobre todo en instantes importantes para impedirle luchar para conseguir sus objetivos.
El pueblo no le ofrecía el romance perfecto, por eso no se fijaba nunca en los chicos de allí, tenía sus amigos, pero  no había posibilidad de que existiera nada más.
En su grupo de amigos, varios jóvenes se habían fijado en ella ¡no era para menos! Pero entre los ideales de Mary y el carácter dictatorial y autoritario de su padre, era misión imposible.

Mary llevaba un tiempo terriblemente enamorada de un chico, que visitaba Twinhood cada fin de semana. Sus padres habían nacido en el pueblo y tuvieron que irse a la ciudad por motivos de trabajo, pero allí  residía el resto de la familia.
Era el chico más guapo y atractivo que jamás había visto. Tan sencillo y educado... solo por su saber estar llamaba la atención de Mary. Podría pasarse las horas mirándole sin parpadear y componiendo en su cabeza el rompecabezas de su vida junto a él. Era perfecto... tan diferente al resto de los chicos del pueblo... soñaba cada noche con la sensación de sentirse abrazada y cuidada por él. Y cuando despertaba por la mañana su sueño se convertía en pesadilla al descubrir que nada era cierto y que fue fruto de su imaginación. Sam no conocía ni la existencia de Mary o si lo sabía ni siquiera se había parado a fijarse en una niña siete años más pequeña... era una locura. Ella causaba sensación entre los chicos de su edad, incluso los que le sacaban un par de años pero una adolescente de 16 años no podía aspirar a despertar sentimientos en un joven de 23 que casi tenía organizada su vida y una relación con una chiquilla solo supondría un quebradero de cabeza, para su ordenada vida.
Los sentimientos de nuestra protagonista no tardaron en llegar a los oídos de Sam que al menos supo que ella estaba ahí y de vez en cuando, muy de vez en cuando, quizá por agradecimiento o por simple educación le dirigía algún que otro saludo simple, sin más, a Mary, un Hola o Adios era motivo de celebración para ella. Por favor, el que ella pensaba que era el amor de su vida le había saludado, y ¡que voz tenía! Igual de perfecta que él.
Así  pasó  el tiempo, meses, años y cómo cada verano, en la plaza del pueblo, se reunían los jóvenes para charlar y Mary buscaba la cercanía de Sam que no encontraba, y que le hacían sentir tan mal que sus sensaciones en esos momentos podrían haber no existido. Estar cerca, aunque fuera perdiendo su tiempo en hablar de tonterias con el mejor amigo de Sam, era suficiente. 
La peor parte era la de buscar y buscar. El día que no le veía ... era insoportable..
Tenía que buscarle, la simple sensación de verle, de contemplar como se movía y lo que hacía era más que suficiente. Y esta desazón y estas ansias por ver a Sam se convertían en una búsqueda incansable e imparable como el pirata detrás del tesoro escondido o el yonki de turno buscando la dosis diaria... con cada amigo o amiga  que se encontraba, que sabían de sus sentimientos, llevaba a cabo un interrogatorio para conocer si sabían del paradero del joven. Total era un pueblo pequeño, todos se conocían y en verano estaba lleno de gente, alguien le tendría que haber visto.
Y aquí afloraban otras  sensaciónes, la de descontrol, impotencia y necesidad que producían en Mary una sensación de frustración y en todos los que se paraban con ella y asistían a su monotematica conversación indagatoria sobre el paradero de Sam la sensación que producía  era de agobio , empezaban a ver en Mary una obsesionada con un  amor platónico, inalcanzable y al que posiblemente estaba empezando a cansar.
Preguntas como ¿ de dónde vienes ? ¿ hay mucha gente? ¿estaba allí Sam? Se estaban convirtiendo en un clásico  y en una rutina. Sobre todo con los más cercanos, con aquellos que conocían sus sentimientos y a los que ella les había contado lo mucho que este chico le gustaba a Mary.

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