Capitulo 2

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Avan

Recuerdos no tan especiales.

195 países.

Alrededor de 7700 millones de habitantes en el mundo.

Más de quinientas mil ciudades.

Infinita cantidad de posibilidades.

Y yo me vengo a topar con Bleu.

¿Bleu Wither?

¿Qué posibilidades había de que me encontrara con la mala versión de Regina George, en el medio de la carretera, una noche de lluvia?

¡Y además en un país distinto!

No la veía desde que me había marchado de Inglaterra, hace ya cinco años. Mis ganas de toparme con mis ex-compañeros del instituto son inexistentes, solo me ayudaban a rememorar cosas que aún hoy en día me atormentan.

Y claro, como era obvio, ellos ni siquiera se acuerdan de mí, ni de... ni de nada.

Es que... ¿precisamente con ella me tenía que encontrar? ¿No podía ser con Randy Jonk, el asiático que cada vez que se enojaba nos maldecía en coreano?

Pues tal vez ahora se te estén cumpliendo alguna de sus maldiciones.

Bleu retrocede y me mira de arriba a abajo, como si no pudiera creer que realmente estoy parado frente a ella. Yo tampoco lo creo realmente, es como si los fantasmas del pasado estuvieran haciéndose visibles este último tiempo ante mi.

Me costó reconocerla, ha cambiado. Ahora tiene el cabello más rubio, es más alta y su ropa cara y empapada la hacen parecer una turista de clase alta extraviada. Pero sus ojos. Cuando vi sus ojos al instante supe quien era. Son tan felinos como en mi memoria. Tan desafiantes y misteriosos como en aquella época.

Abre la boca y la vuelve a cerrar. Vuelve a abrirla y su voz sale vacilante.

—Creí... creí que...

—¿Qué había muerto?—pregunto tajante. 

—Eh.. algo así.

—No tienen tanta suerte.

Frunce el ceño con apariencia desconcertada, y justo en ese momento siento mi celular vibrar dentro del bolsillo de mi chaqueta. Estoy seguro de que son de mi madre, no quería que saliera con este temporal.

—Yo...—noto que traga saliva pesadamente—me alegro de que hayan sido solo rumores—una sonrisa amable tira de sus labios.

—Claro.

—Escucha—dice, ignorando mi tono—, quizá esto te suene extraño pero...

—Entonces no lo digas—la interrumpí mientras me daba vuelta para irme.

Antes de poder llegar al auto note como Bleu se interponía en mi camino con el ceño fruncido.

—Oye, no te des vuelta cuando estoy hablando, es de mala educación.

—Oh, lo dice la chica que casi me genera una contusión.

—¡Porque pensé que querías robarme!—exclama exasperada—Escucha, Alan...

—Es Avan.

—Eso. Fuimos juntos a análisis matemático y literatura...

—Ciencias económicas y francés—la interrumpo, corrigiéndola.

—Eso. No se que sucedió para que estés así, pero lo de pagarte por llevarme era en serio y...

—No todo se compra con dinero. Prefiero conservar mi dignidad.

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