Dark Apocrypha: Shuumatsu No Shinwa (Cancelado)

𝕀𝕟𝕥𝕣𝕦𝕤𝕠 𝕀𝕟𝕥𝕖𝕣 𝕌𝕤 (ℙ𝕒𝕣𝕤 𝕀𝕀𝕀)

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Un intruso entre nosotros (parte III)

Cuando Bragi Odinson se sumerge en profundos sueños de arte musical, su alma es dirigida por los exóticos interiores de su intra-espíritu gracias a los Vættir que viven dentro suyo, festejando en un espacio metafísico con la apariencia de una taberna donde todos beben, cantan y bailan. 

Los Vættir son en su mayoría espíritus benevolentes que apaciguan las preocupaciones sensibles del Dios Poeta, alejando todas las energías negativas y reemplazándolas con el fragor de la música y el hidromiel. Como si de una fiesta dentro de un bar dentro de su alma se tratase, Bragi festeja con cerveza y juegos lúdicos junto a los espíritus de los elfos, los enanos, los gigantes e incluso de algunos dioses. Todos ellos viven dentro de Bragi no sólo como sus poderes mágicos, sino también como espíritus de la naturaleza que se desguarecen en la calidez de su aura divina cuando no hay ni un cielo ni un infierno al que ir.

Bragi los recolecta cual coleccionista, y los custodia en su inventario metafísico. A cambio, estos espíritus les proporciona sus poderes y distintos mecanismos para escapar de la muerte. No obstante, hay algunos espíritus que son más hostiles, como pueden ser el de los Gigantes de Hielo, los cuales Bragi, viéndose entre la espada y la pared en un entorno helado, no tuvo más opción que emplearlos, lo que lo llevó a estar ahora en este estado.

A pesar de tener el poder de hacer pseudo-volunds con espíritus de elfos y gigantes (incluso con almas de Dioses que han muerto a manos del Homo Insanus), una habilidad que lo podría hacer más poderoso que el mismo Thor, lo cierto es que Bragi Odinson casi nunca los utiliza; sólo lo hace de forma pasiva durante las fiestas del Valhalla y de forma extrema en situaciones de vida o muerte. Eso ha hecho que nunca haya perfeccionado este poder, y desconozca los variados agujeros mágicos que supone utilizar estas almas. Se había acoplado mejor a su deber como bardo y juglar en el Valhalla, cantando para los Einhenjers y las Valquirias. Las batallas no eran del todo lo suyo. Eso lo llevó a ser llamado por el resto de dioses como "el Dios Nórdico más débil" y ser el menos reconocido por sus pocas hazañas.

<<Eso me ha llevado también a pensar menos de mí...>> Piensa Bragi con un semblante triste, mientras que su alrededor los elfos, los enanos y los dioses beben, cantan y bailan festejando la calidez benevolente del alma del Dios Poeta, ignorando por completo la angustia que él mismo está sufriendo de forma individual, como un antisocial en una fiesta cumpleañera. El Odinson se acaricia la sien hinchada y se arregla algunos mechones de su rizado pelo carmesí. Él sabe mejor que nadie que sólo él mismo puede darse la justicia que se merece; sin embargo, incluso teniendo la oportunidad de frente, el rencor no le permite avanzar.