Capítulo 12

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- Quiero que seas sincera, Fuwa. ¿Cuántos tiempo crees que ha transcurrido?

Ambas se encontraban alejadas de los demás. No lo suficiente como para perderse.

- Más de cuatro horas – manifestó antes de bajar la gorra en signo de lamentación por lo que vendría a manos de los padres de sus amigos. Para lo suyos era de lo más natural no verla por dos días con tal de obtener su manga.

Kataoka señaló su reloj y lucía preocupada.

- Aquí apunta que apenas a pasado una hora. Takebayashi es una persona demasiado organizada como para cometer un error de esta magnitud – Fuwa asentía a lo dicho sin dejar de apuntar cosas a su libreta – Estaba extraño. Desde el inicio, me animaría a decir.

- No le hace bien privarse de sus horas diarias de sueño, tampoco a nosotros – defendió antes de seguir anotando – pero lo pondré en consideración, puede que algo este pasando por alto.. Con respecto a eso ¿Segura que estas bien?

Megu asintió, arqueando la ceja.

- ¿Por qué no iba a estarlo? – Yuzuki exhalo pesadamente. Preocupada.

- Porque te esfuerzas demasiado al retrasar el efecto. Lamento no ser de ayuda, apesto como investigadora.

Recibió un par de palmaditas de apoyo.

- Nosotros no somos de ayuda, perdona por tener que hacer el trabajo de una clase, pero si alguien puede resolver este misterio eres tú.

La detective sonrió antes de volver a frustrarse.

- ¡Es que nada encaja! – tirando lejos la gorra de detective y revolviéndose el cabello, enojada, cansada de no ver la respuesta – Sé que hay un informante pero no puedo identificar quien es, los nombres y las coincidencias parecen ser más una falsa pista para confundirme y los números no muestran nada en concreto. Shi (cuatro) es igual a la pronunciación de shi, que quiere decir muerte. ¿Los que capturaron murieron? ¿Cuál es su objetivo? Estas son situaciones que he leído antes. Pero no hay nada cuando repaso mentalmente todos los manga que leí hasta ahora. La inconcordancia con el tiempo… la falta de señal… puede que incluso sea una zona muerta, donde los relojes muestran horas equivocadas y los teléfonos se averían. Pero sigue funcionando el de Takebayashi.

Apoyando su cabeza, comenzó a respirar de forma intranquila. Megu estaba harta de la situación, el sueño y la falta de comida también le afectaban.

Con toda la rabia contenida, golpeó la pared de tierra.

-  Las marcas de las garras es obra de Koro-sensei. ¿Quién nos asegura que este no fue su plan?

- Koro-sensei es un exagerado, pervertido y gallina con las supersticiones – mucho más atrás el maestro de piel amarilla estornudaba sin control – pero no nos pondría en peligro de esta forma para solo divertirse - defendió.

Fuwa sonrió.

- Ya recuperaste parte de tu color Kataoka, no te preocupes, encontraré la respuesta y haremos una competencia de soba entre todos. Aunque pronostico que ganará Terasaka – volviendo a anotar sonrió de forma pícara antes de agregar – quien sabe, tal vez puedas darte una escapada para comer dangos con Isogai.

- ¿A qué te refieres?

- Vaya… - sus ojos eran como puntos - ¿no me digas que no te diste cuenta? A veces creo que necesitan un gran empujón.

Kataoka negó, tachando las teorías que pasaban por su cabeza. Era excesiva la idea de poner de anzuelo a Hiroto y Koro-sensei.

Pero de esa forma encontrarían al culpable. Las ideas se le habían acabado.

- Es posible que también desaparezca – con algo de miedo Yuzuki checó la libreta por segunda vez – estoy cerca de la respuesta, igual que Hazama. Sospecho que desapareció por esa razón… oh.

-  ¡¿La linterna?!

Los ojos de Yuzuki eran fríos y carentes del brillo que antes ostentaron. La linterna dada Koro-sensei no era la original, la verdadera reposaba en sus manos.

- Go.

Los planes no salen según lo previsto.

- ¿En qué pensabas Kataoka?

La piel de Koro-sensei se tiñó de un negro cual carbón.

Aquella delegada que había permanecido firme hasta penas unos segundos estaba apoyada en una pared, con dificultad a duras penas podía permanecer despierta.

La desgracia de los incrédulos es que una vez confirmado su gran temor no saben en que creer.

Kataoka estaba en medio de una tormenta. No tenía sentido su plan de dejar que atraparan a sy maestro y tender una emboscada.

Sus movimientos eran leídos completamente.

Trastabilló antes de quedar en el suelo. Al principio no creen en el estado de Kataoka, pero su profesor se los confirma.

- Estaba todo este tiempo luchando con el sedante. – informan sus clones a coro – Nagisa. ¿Fuwa dijo algo importante?

- Dijo que la Stilla era Okuda. Habló de que todo esto salió de un libro y que Karma era… no pudo concluir la frase. Creo que también dijo algo de Okane

- Tenemos dos sospechosos al final o tal vez solo uno. Todo esta claro– con una sonrisa Koro-sensei pidió que las armas se le entregaran – no serán necesarias. Este fue un plan realizado estrictamente para matarme, es un alivio saberlo. Vuestros compañeros se encuentran bien y reciben la atención adecuada, las armas no serán necesarias. ¿Donde está el botón Nagisa? Por allí es la salida. Este es el lugar equivocado.

El resto de la clase parecía confundido. ¿Qué exactamente habían descubierto?

- Nurufufu~ - con burla los señaló - ¿No resolvieron el enigma? Como era de esperar que una super criatura a velocidad Match sea superior a ustedes en cuestión!

Todos se irritaron por la falta evidente de modestia.

- Nagisa entendió – se defendieron.

Megu intentó incorporarse, pero para su sorpresa fue Maehara quien la ayudó. Era clara su mirada, tendría que disculparse por llevar a cabo un plan sin preguntar.

- La verdad, no entiendo a que se refería con Stilla, exactamente – algo cohibido por la repentina atención, el peliceleste aseguró – Sé que se trata de un personaje literario. pero no se a ciencia cierta, a cual pertenece. No leímos ese libro, ¿cierto?

Acariciando la cabeza de su alumno estrella, Koro-sensei asintió.

- "El castillo de los Cárpatos". Un buen gusto a la hora de elegir libros, ¿no lo crees Nagisa-kun?
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DianemiNote:

Sólo queda un capítulo.

Terror en la cuevaWhere stories live. Discover now