CAPÍTULO 63

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Estos días fueron los que Levy atesoro con más cariño... días donde Eren volvió a sonreírle, volvieron a compartir la mesa e incluso se daban tiempo para charlar, parecían que las cosas iban mejorando.

Eren se sentía muy bien, mejor que antes... mucho mejor que antes, hasta sus padres podían ver otra vez ese cambio drástico en él, volvió a sonreír y a salir a los alrededores de la casa, hablaba y su estado de ánimo era igual de alto a un rascacielos.

Ya había pasado una semana, donde Eren aprovechó cada segundo en ser lo que era y demostrarle a Levy que no era ese imbécil que lo despreciaba semanas antes.

-Una semana–Dijo Eren guardando su portafolio.

-Sí, eso falta–Levy habló serio mirando la computadora.

-No tonto–Eren le lanzó una almohada. -Mírame que te estoy hablando...

El pelinegro sonrió y cerró la computadora.

-¿Qué pasa?–Levy le puso toda su atención.

-Quédate una semana más–Pidió Eren con una bonita sonrisa.

-No...

-Quédate, ¿acaso alguien te espera en ese país a dónde quieres irte? –Levantó una ceja curiosa.

-No, pero...

-Vez, puedes quedarte otra semana–Eren sonrió y jaló la silla cerca de su cama. -Vamos... debo hacer mi terapia.

Levy suspiró con una sonrisa y se levantó.

-Nada de Fran Sinatra por favor... prefiero escuchar a Taylor Swift–Dijo Levy cuando Eren abrió su computadora.

-No puedes comparar a Sinatra con Taylor... eso es un pecado–Respondió el castaño ofendido.

-Si, como digas... pero enserio no lo pongas, no me gusta, me da dolor de cabeza–ambos hombres charlaban mientras se dirigían hacia el elevador.

-Está bien, pondremos a Alan Walker.

Levy sonrió y salió del elevador mientras empujaba la silla y escuchaba la música que puso Eren, se dirigieron al gimnasio y empezaron con la rutina.

-Caminadora 15 minutos–Ordenó Levy cronometrando el tiempo en la caminadora. -Ven...

Levy se le acercó y lo ayudó a levantarse. Eren con una sonrisa se agarró fuerte de la caminadora y empezó.

- ¿Duele? –Preguntó Levy con preocupación.

-No, pero sigue siendo raro–El castaño sonrió y siguió caminando lentamente.

-Lo será por unas semanas más, pero después será muy normal–Levy se quedó a su lado por si las piernas le llegarán a fallar.

Eren se deleitaba con la voz de Levy, no podía negar que era muy dulce y que cantaba de maravilla.

Después de los 15 minutos Eren se detuvo muy cansado, el más bajo lo ayudó a sentarse y le dio una botella de agua.

-Ten–Dijo Levy al abrir una larga caja.

- ¿Muletas? –Preguntó Eren confundido.

-No son muletas, son bastones–Levy sonrió y sacó los objetos.

-Para mí son muletas–Eren se cruzó de brazos viendo con atención todos los movimientos que realizaba el pelinegro, ahora que se fijaba mejor Levy tenía un bonito cuerpo.

Levy rió suave y negó levemente... un Eren infantil era lo más hermoso del mundo ante los ojos de él.

-Las muletas van debajo de los brazos–Explicó el pelinegro. -Y tú no las necesitas, al empezar a caminar con estos bastones harás también ejercicio en los brazos y fortalecerás tus músculos...

-Pero...

-Pero nada, ¿no estás cansado de estar en esa silla?–Levy se agachó frente a Eren. -Podrás moverte mejor...

-Y si me...

-No más suposiciones Eren, debes mandar esa silla por el balcón–Levy le sonrió con todo el cariño que sentía por él.

-Mamá me mataría si llegó a dañar está silla, le costó mucho Levy–Eren frunció el ceño.

-No es literal... ¿no conoces las metáforas? –El pelinegro negó riendo. -Eres un niño...

-Si llegó a caerme te pondrás debajo mío para que recibas el golpe...

-Lo haré si es necesario...

Ambos sonrieron y asintieron de acuerdo.

Levy acomodó los bastones en los brazos de Eren y lo tomó de la cintura para pararlo.

-No soy una damisela, suéltame–El castaño lloriqueó.

Levy río suave y lo soltó, se paró frente a él y vio como Eren se dejaba guiar por sus piernas.

-Bien, guardaremos la silla en el cuarto más oscuro de la casa...

-Esto se parece a un castillo–Levy sonrió y abrió la puerta. -Vamos a dar un paseo...

-Estoy cansado–Eren hizo un puchero.

-Descansa unos minutos y después nos vamos a dar un paseo... traeré algo para que comas...

-Quiero cereal con frutas y leche–Eren habló como un pequeño sonriendo con dulzura.

Levy asintió para irse muy contento.

-Te quedaras Levy, sé que lo harás–Eren suspiró y sonrió enormemente.

Después de unos cuantos minutos Levy entró con una bandeja y dos tazones sobre esta.

-Ten... come y nos vamos–El pelinegro le dio un tazón.

-Bien, pero recuerda que no puedo caminar a tu paso... aunque eres de piernas cortas...

Eren se río divertido al ver el rostro de Levy, esté le dio un leve empujón haciéndose el ofendido.

Entre chiste y broma ambos terminaron de comer, salieron del gimnasio hacia una de las puertas que daba al jardín.

- ¡Esto es perfecto! –Hablo Grisha mientras bajaba las escaleras.

-Papá deja de gritar–Eren sonrió. - ¿A dónde vas?

-A hacer ejercicio–Hablo Levy. -Recuerde que debe caminar 40 minutos y lo demás está a su disposición...

-Vez, hasta ya me manda hijo –Grisha sonrió. -Como mande señorito Ackerman–El hombre hizo una reverencia de manera exagerada....

Eren río suave y asintió a su padre.

-Corre papá o si no te castigarán como me hicieron a mi ayer–Eren le sonrió y se adelantó.

- Como que todo está mejorando ¿verdad Levy? –Grisha se le acercó moviendo las cejas repetidamente.

-Está feliz de que pronto me iré, pero me alegra mucho verlo de mejor estado de ánimo–Levy suspiró con una sonrisa melancólica al ver a Eren caminando.

-A mí también... volvió a ser ese niño berrinchudo y consentido de mamá, ella lo a malcriado toda la vida...

-Es su único hijo hombre, además es el menor–Levy sonrió. -Ahora debo irme señor.

-Ve con él–Grisha le toco el hombro. -Se fuerte Levy.

-Sí señor, no se exceda en el ejercicio...

-No lo haré...

Ambos se fueron por direcciones diferentes, Levy corrió hasta llegar al lado de Eren y sonreírle, le era gratificante saber que tenía mucha más estabilidad en las piernas que días anteriores.

Pasos hacia el amor -Ereri (Adaptación)Where stories live. Discover now