No puedo estar sin ti! 2

Cap. 33 Elizabeth

Bárbara

Salí corriendo, me disculpé con los que estaban conmigo, eran compañeros del teatro quienes habíamos acordado para reunirnos para un proyecto teatral. Tessa también está involucrada en ese nuevo proyecto, Maca llegó y me desestabilizó, me hizo una escena, pero lo que sacó de mí después, esas palabras que le dije son lo que había mantenido en lo profundo de mí. Yo me siento culpable por mi bebé, mi lugar era morir no el de mi princesita. Tomé mis cosas y corrí a mi auto, dejando atrás a Maca, mientas iba en mi auto las lágrimas no dejaban de salir, solo pensaba en lo que acaba de decir, no sabía a dónde ir, no quería ir a mi departamento, no quería ir a dónde mis padres, no quería ir a otro lugar, me fui a casa, Maca de seguro se pondrá a buscarme, entré en la casa y me fui a la habitación de Elizabeth, allí tenía esa silla de mecer para cuando ella necesitará que nosotras nos tocará calmarla en las noches, para jugar con ella, para dormirla, mi bebé hermosa, tenías que nacer sana. Me acosté en su cama cuna, dónde iba a contarle cuentos, estaba acostada en posición fetal, abrazada a un oso que le había comprado Mariana y comencé a llorar, y a llorar, no había llorado así desde que Maca reaccionó en el hospital, necesitaba drenar, tenía no sé cuánto tiempo allí, hasta que llegó Maca, creo que escuchó, y entró en la habitación, se acostó en la cama, me abrazó puso sus manos alrededor de mí y me susurró a mi oído.

Macarena: Amor, te busqué por todos lados, amor estás en casa, Barbie no fue tu culpa, no lo fue, nuestra niña era fruto de nuestro amor, era nuestra

Bárbara: La voy a amar por siempre Maca.

Ella comenzó a llorar, y me daba besos, yo me gire y quedé frente a ella y me abrace de ella.

Macarena: La vamos a recordar siempre, la vamos a amar por toda la vida.

Comencé a llorar más y más, no podía soportar ese dolor

Bárbara: Yo la vi, a mí me entregaron su cuerpecito, Maca fue demasiado doloroso, ella tenía que disfrutar de todo lo que nosotras le íbamos a dar, nuestro amor, yo tenía que recibir esa bala.

Mi esposa me abrazó más y me seguía diciendo

Macarena: No es tu culpa amor, fue culpa de esa mujer, Renata fue la culpable de arrebatarnos a nuestra pequeña, tu y yo no hicimos nada malo, esa mujer fue la que nos destrozó la vida, pero tenemos que estar unidas, mi amor perdón por abandonarte primero, yo te abandone primero.

Ella metió mi cabeza en su pecho y la apreté a mi cuerpo, no quería soltarla, tenerla conmigo me daba algo de fuerzas.

Pasaron las horas, estábamos allí, abrazadas, ya me había calmado un poco, los brazos de mi rubia son medicina para mi alma, estar junto a ella me hace bien, mi bebé tenía que conocerla, conocer a la mujer más hermosa, su mami.

Macarena: Amor, debemos ir a nuestra habitación, aquí nos estamos torturando.

Bárbara: Si amor, vamos

Maca se levantó y tomo mis manos para levantarme, pasó su mano por mi cintura y me llevó abrazada a nuestra habitación, quería ducharme, y mi esposa me ayudó, no hubieron insinuaciones más allá del cuidado que me estaba brindando mi esposa, me ayudó a ducharme, luego de ducharnos, listas para descansar, juntas como esposas en la casa, en nuestras habitación y en nuestra cama, ella pasó su brazo por mi cintura, como acostumbramos a dormir, su pecho pegado a mi espalda, me quedé dormida, y cómo era costumbre todas las noches tenía un sueño o quizá una pesadilla, porque empezaba dónde veía a una niña rubia, de ojos azules en un espacio grande como un jardín inmenso, lleno de girasoles, con una risa que con su eco inundaba todo el lugar, me decía mamá ven, ven y cuando me acercaba ella se alejaba y le decía hija ven con mamá, pero una mano sostenía mi hombro y me detenía y yo oía alejarse más y mi corazón se acelera, hijaaa no te alejes de mamá, hijaaaa ven con mamá, pero al volver a mirar mi niña ya no estaba; todas las noches luchaba con una oscuridad en mi sueño pero está noche mi rubia me despertó