28 Princesas y Amigos Reunidos

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Skay

Mi mano acaricia levemente su mejilla, la luz de luna contrasta contra su piel, haciéndola ver brillosa, sus ojos no han dejado de verme con esa linda mirada en ningún momento, haciendo que casi babee por ella.

¡Diablos! se ve extremadamente hermosa — mis hormonas han tomado el control, y sin pensarlo me inclino un poco hacia ella, en el punto en que puedo sentir su respiración chocar con mi cara.

—Me alegra que este sueño se haga realidad — le digo suavemente, y justo en el momento en el que me decido en saborear esos labios carmesí, soy distraído por su voz.

—Oye... ¿qué tienes en el cuello? — dejo de mirarla al sentir el calor proveniente de mi armadura.

La piedra roja y redonda, comienza a brillar y emanar el mismo calor que antes de haber pasado por el portal que me trajo aquí.

—Ay... demonios — digo para mí al saber de qué se trata; Verónica parece confundida, pero antes de que pueda explicar una luz blanca nos encandila, me alejo un poco de ella para ver de qué se trata, y veo lo que temo, el portal.

Odín está cerca y es absorbido primero, para desaparecer delante de mis ojos, sé que es mi turno, así que decido hablar con ella una última vez, antes de que desaparezca de mi vista también. Tomo su mano y digo.

—Me alegra haberte conocido, saber que no eres una visión, que eres real, y que estás aquí, es lo mejor de este día, y créeme que hoy he tenido una montaña rusa de emociones — ella junta sus cejas, hasta el punto de poder ver aquella línea de expresión que las divide.

— ¿Qué es una montaña rusa? — río levemente, y niego con la cabeza, me doy una cachetada mental al recordar su total ignorancia sobre mi mundo.

—No importa, solo recuerda... no soy un simple sueño Verónica — puedo sentir como soy absorbido por el portal, los ojos de Verónica destilan preocupación, quisiera quedarme, pero no pertenezco aquí.

— ¡Skay! No... — son las últimas palabras que logro entender, antes de soltar su mano, y mi vista sea nublada por completo.

*****

Mi cuerpo queda totalmente estrellado contra el suelo, nuevamente siento mi cara contra lo duro del piso, y como todos mis músculos quedan inmovilizados, me retuerzo y con la poca energía que me queda, logro sentarme con las piernas estiradas, pongo una mano en mi cuello para así masajearlo.

—De veras que estoy tomando un cierto odio hacia el viaje entre portales — digo en voz alta; estiro mi cuerpo para tratar de desaparecer esas punzadas de dolor que comienzan a molestarme desde la caída con Odín, aunque debo admitir que si no hubiera sido por eso, no habría conocido a la chica de mis sueños, literalmente.

Sonrío como tonto al recordar sus lindos ojos, su algo chillona pero tierna voz, el pequeño rubor que se hacía en sus mejillas cada que le decía algo, y eso la ponía nerviosa.

—Deberías de quitarte esa estúpida sonrisa de la cara — una voz ronca y vieja me habla desde la oscuridad.

Muevo mi cabeza en varias direcciones tratando de percibir de donde proviene, en ese intento fallido de detección de voz, logro percibir que estoy en los túneles debajo de las gradas del coliseo, solo que parece más oscuro.

¿Cuánto tiempo me fui? parece que hubieran pasado horas...

— ¿En qué estabas pensando? ¿Eh? — la voz vuelve a ser emergente, pero esta vez parece más cercana. Desde la sombras, ahora siendo iluminado por los pequeños rayos de luna, que pasan por la reja, estaba Antonio, su aspecto era como de una sombra... era bastante escalofriante la forma en que me estaba mirando, parecía como si quisiera matarte.

Alma De Hielo Fuerza De Fuego [ Libro 1 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora