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Siento dejaros con el suspense e intriga. Como iba diciendo, la persona que se sentaba al lado mío no era nada más ni nada menos que la famosa T/N.

Famosa ya que bueno, yo era ella solo que de otra dimensión. Genial, ¿no?

A lo lejos pude ver como el pelón gris se acercaba hacia nosotras. La verdad es que no quería meterme entre el "lío amoroso" de Peter y T/N, por lo que volví al edificio de la ONU.

Casi todos seguían peleando y gritándose palabrotas entre ellos, mientras que Estados Unidos mantenía una cara de aburrimiento. Al verme de nuevo, se acercó a mí.

—Nice to meet you, ______. (Encantado de conocerte, _____)

—Nice to meet you too, United States. (Encantada de conocerte, Estados Unidos)

—Oh, call me USA (Oh, llámame USA). — Todos los países habían hecho silencio escuchando nuestra conversación.

—Por favor, no hagan el gran drama. Además, dejen de mirarme como si fuera un bicho raro solamente por juntarme con el gringo. Puedo hacer que el dólar baje~ ¡Y así el euro reinará! Insertar risa malvada —empecé a carcajearme como una loca psicópata, haciendo que los países me miraran ahora con preocupación—. Ok, ok, estoy mal. Ya, vámonos.

Le di la mano a USA y salimos del recinto. A los segundos llegó una suburban negra con los vidrios tintados. Se parecía a la mía que tenía cuando viví en Guatemala por el covid.

—Tú primero —USA abrió la puerta del coche haciendo un gesto para que pasase.

Solté una ligera risa por su acento, era una monada, y entré. Luego el gringo entró, sentándose a mi lado.

—Supongo que... —no sabía cómo terminar esa frase. Normalmente, no me costaba hablar con la gente, literal, soy una cotorra, pero el caso es que no sabía qué decirle.

—... —la mirada del estadounidense estaba empezando a incomodarme.

Carraspeé mientras buscaba un tema de conversación —Supongo que estás aprendiendo español.

—Yeah, but it's difficult (Sí, pero es difícil).

—Me gusta tu acento —le confesé mientras veía los árboles pasar al igual que los edificios. Me sorprendí al ver la cafetería en la que T/N trabaja.— ¿Podemos ir a esa cafetería?

—Maybe later. First of all, we need to go to the White House. (Tal vez después. Primero necesitamos ir a la Casa Blanca.)

—¿La Casa Blanca? ¿En serio iré allí? ¡Toma, Jeroma! ¡Pastillas de goma! —grité con emoción, mientras que USA me miraba con cara rara.— Ejem, lo siento por reaccionar así, es que nunca he ido a lugares importantes, bueno, exceptuando la Torre Eiffel. Ah, y el Louvre, y el Museo del Prado, y Notre Dame, una pena que se quemase hace no sé cuántos años.

Cerré el pico al ver que estaba hablando demasiado y busqué la mirada de Estados Unidos. Él me andaba mirando con cara de embobado, de enamorado. Pero eso era imposible, ya que yo no era ni guapa, ni lista... creo que me infravaloro demasiado.

Pasamos unos minutos en silencio hasta llegar a nuestro destino. El americano casi no había hablado nada y ya me empezaba a incomodar. Eso nunca me pasó con Finlandia...

Puse cara de tonta enamorada mientras bajaba de la suburban.

—Parece ser que the princess has blush~ (la princesa se ha sonrojado~) —me molestó USA al verme.

—¿Qué? No, no. ¡Deja de mirarme así, conchetumare!

—Conshe-what? (¿Conshe-qué?) —preguntó confundido.

—Deberías juntarte más con Argentina. Es una buena persona, además tiene un acento increíble. —Subimos las escaleras para entrar a la maravillosa mansión. Nunca me imaginé estar allí, bueno, menos en Estados Unidos— Tío, eres la leche.

—¿Leche?

—Sí, coño. Y ni se te ocurra mal pensarlo, pervertido de mierda. —Antes de la junta con la ONU, la mayoría de los Latinoamericanos, o sea, mis amigos, me avisaron que tuviera cuidado con el gringo. Pero en verdad llevaba en la sangre juntarme con malas influencias, por lo que obviamente me juntaría con el Capitán América.

—¿Cómo lo malpensarie? —solté una ligera risa por el error de mi nuevo amigo.

—Bueno, cambiando de tema, ¿vives con tu hermano Canadá? —pregunté curiosa.

Siempre quise conocer a Canadá. Incluso antes de estar aquí. Cuando era pequeña, me obsesioné con la mitología y la arqueología, por lo que pensaba ir a una universidad canadiense o francesa. La vida da demasiadas vueltas a veces.

—¿Conoces a Canadá? —Un mayordomo abrió la puerta, dejándome deslumbrada con la hermosísima mansión.

—Guau, esto es maravilloso. Ah, y respondiendo a tu pregunta, no soy tan estúpida como la mayoría de los gringos que no saben geografía, sin ofender.

»Además, tampoco es que a los españoles les enseñen demasiada geografía. Como siempre digo: seré tonta, pero no estúpida.

Mientras decía eso, Canadá apareció.

—Oh, hello. Who are you? (Oh, hola. ¿Quién eres tú?)

—Tío, no me dijiste que Canadá era una chica. Y además una muy guapa —dije con un intento de sonar seductora.

𝗣𝗢𝗥 𝗘𝗥𝗥𝗢𝗥 || 𝗰𝗼𝘂𝗻𝘁𝗿𝘆𝗵𝘂𝗺𝗮𝗻𝘀 𝘆 𝘁𝘂́Donde viven las historias. Descúbrelo ahora