008 Noche familiar de Hogwarts

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—¿De verdad tienes que irte? —Remus preguntó fingiendo un puchero, lo que provocó que Alice suelte una carcajada.

—Ya te dije que me dieron mi día libre hoy. —Respondió la chica, cerrando su bolso. —Y Moody ya está en camino. Aún así solo me iré cuando él esté en Hogwarts.

La salida de anoche fue increíble.

Se habían quedado hasta muy tarde en el club nocturno, donde Remus estuvo... Bastante ocupado con Sirius.

En cuanto volvieron a Hogwarts, el amanecer estaba a punto de llegar, pero aún así Remus se fue a dormir.

Fue cuando despertó, pasado el medio día, que Alice le dio la noticia.

—Es que... —Remus se intentó quejar. —¿Justo hoy? ¿En la noche familiar de Hogwarts?

—¿Querías que esté aquí? —Alice preguntó, sorprendida. —Tendrás a tu madre toda la tarde y toda la noche, creí que querrías espacio.

—Bueno, si. —Comentó el castaño blanqueando los ojos. —Pero aún así.

—No seas un crío. —Alice río y Remus la siguió. —Lo que sí, un consejo. —El más alto la miró, confundido. —Trata que Moody no se entere lo que pasa entre tú y el chico Black.

Rápidamente la saliva de Remus decidió atorarse en su garganta y comenzó a toser, desesperado por buscar aire.

—¡¿De qué estas...?! —Intentó hablar entre medio de su ahogo.

—Remus, los vi anoche. —Alice lo interrumpió, levantando una ceja. —¿Qué clase de guardaespaldas sería si no supiera dónde estas a cada momento?

—¡¡¿Nos viste?!! —Prácticamente gritó.

Un calor subió por todo su rostro, logrando que sus mejillas se cubran completamente de rojo. Incluso sus oídos estaban rojos.

Alice lo vio a él y a Sirius. Los vio besándose, quizás por cuanto tiempo.

—Era obvio que pasaría, si puedo opinar. —Dijo ella tomando una chaqueta y colocándose al hombro. —Por un momento creí que estabas borracho y pensé en decirte algo, pero luego vi que estabas muy cuerdo y a gusto. —Río.

—Dios mio. —El castaño se sentó en su cama y cubrió su rostro con sus manos. —Creí que fui discreto.

—Lo fuiste. —Alice dijo rápidamente. —Solo que yo fui más astuta, es todo. —Eso logró tranquilizarlo un poco. Saber que aún era un secreto.

Mentiría si dijera que, en cuanto se despertó y los recuerdos le llegaron como cataratas, no se asustó.

De hecho, se murió de los nervios. Aún no entendía que fue lo que impulsó el darle ese beso a Sirius.

Bueno, esos besos para ser justos.

—No sé qué me pasó... —Remus intentó decir, pero Alice lo silenció con un movimiento de su mano.

—¿Te arrepientes? —Preguntó seriamente. Remus negó con la cabeza. —Entonces no tienes que darme ninguna explicación. Me alegro mucho por ti, Remus.

El castaño sonrió ampliamente y, sin poder evitarlo, se levantó de su cama y abrazó fuertemente a su mejor amiga.

—¿Cuánto tiempo te irás? —Preguntó sin romper el abrazo. Alice lo correspondió.

—Serán tres días y dos noches. —Respondió ella. —A menos claro que tu madre decida que me necesitas antes. —Río ella.

Remus también río, rompiendo por fin el abrazo.

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