Donde Chan prometió asesinar a todo lo que no fuese humano, y, desgraciadamente, Felix era apenas mitad humano.
Era un mestizo.
sobrenatural AU.
NO es sobre mitología griega.
Where everything was as fresh as the bright blue sky
Now and then when I see her face
She takes me away to that special place
And if I stare too long, I'd probably break down and cry
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Felix bajó de un salto de aquel tronco caído donde estaba parado. Sonrió feliz y Chan, quien le miraba, sonrió también.
—Pareces muy feliz.—el rubio asintió.
—Veré un hada.—comentó con una sonrisa.
Había pasado una semana exacta desde el incidente de Felix. Chan creyó que le tomaría más tiempo al pequeño rubio superarlo, pero descubrió que manteniéndose cerca disminuía su nerviosismo y su ansiedad, también Jeongin y Seungmin ayudaron mucho al estarlo mimando cómo si de un pequeño cachorrito se tratase.
Llegaron a un prado y Bang admiró el lugar por unos momentos antes de suspirar.
—Bien, malditas, ya pueden salir.—gritó.
Sin embargo nada pasó. Soltó un gruñido y rodó los ojos.
Distinguió un gran tronco cortado un poco más de la mitad, estaba lleno de moho y un montón de florecillas de colores suaves crecían a su alrededor, alzándose preciosas. Había varias rocas grises, blancuscas y casi naranjas sobre aquel tronco de madera.
Sacó su arma y de forma rápida, disparó tres veces al pequeño santuario.
El ruido hizo que Felix se llavara las manos a los oídos. Después todo quedó nuevamente en silencio.
Al menos por varios segundos.
—¿Que demonios crees que haces?—una voz femenina los hizo girarse y la boca de Felix se entreabrió de sorpresa.
Ahí había una muchacha, alta, de una piel aperlada brillante e irrealmente perfecta. Su rostro era delgado, su nariz era pequeña y en punta, sus labios eran algo delgados, tenía unos grandes y bonitos ojos aqua brillantes detrás de unas largas pestañas, ¿o eran verdes menta? ¿Verde pastel? ¿Eran colores reales?
Su cabello cobrizo le llegaba a las caderas y caía cómo una hermosa cascada ondulada. Ella era muy delgada y vestía un vestido blanco suelto de tela.
Les miraba con el ceño fruncido, notablemente molesta.
—Vaya, hasta que aparecen—Chan guardó el arma—creí que tendríamos que hacer una reunión de té para ver si se animaban a venir.
