10. Aún te odio

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Estaba con Kath viendo algún programa aburrido en la televisión hasta que sonó el timbre.

Miré a Kathy que se encogió de hombros como si no le importara. En fin otra vez me tocaba hacerlo todo.

No habían guardias ni sirvientes en el castillo ya que algunos se fueron con mi padre y los demás habían tomado vacaciones. Irónico que pasará justo después de que dijeran que necesitabamos más protección.

Caminé por los largos pasillos hasta llegar a la puerta.

La abrí lentamente encontrándome con una chica y un chico.

Ella miraba distraídamente las paredes y él la miraba con una ceja alzada hasta que se dieron cuenta de mi presencia.

—Hola, soy Sky— se presentó ella.

La chica era alta, delgada, su pelo negro corto hasta los hombros, ojos verdes y tez pálida.

Él era su versión masculina, solo un poco más alto.

—Soy una amiga de Clein y él es mi hermano Harry. Hace unos días se comunicaron con nosotros, ya que somos maestros de magia.— volvió a hablar.

—Vale, no tengo idea de nada pero si Clein los llamó debe ser por algo. Pasen.— los dirigí al salón principal dónde aún se encontraba Kathy viendo atentamente la televisión.

—¿Hola?— preguntó enarcando una ceja.

—Ella es Kathy.— luego los presenté.

Los mellizos son buena onda. Mientras iban despertando todos vimos una película.

El pobre Harry no hacía más que quejarse de que somos molestas por tanto cuchuchear mientras vemos la televisión. Aunque lo encontré viéndose con Kath algunas veces.

Nani se dedicó a comer maíz como si la vida se fuera en ello. Karly leía un libro tranquilamente. Jennie y Kath molestaban a Harry con tantas preguntas. Sky y Eshle se reían de el pobre Harry y sus respuestas incómodas. Dani roncaba con la cabeza en mi hombro mientras que Daria solo se dedicaba a mirarnos a todos como si tuvieramos tres cabezas.

—Hola, futura esposa.— saludó Clein llevándose miradas confundidas.

—Hola Clein, no te extrañamos. Tranquilo, no tienes que saludar.— le habló Sky con ironía.

—Eres maleducado.— dijo Dani negando con la cabeza.

—Que bien porque yo tampoco los extrañé.— seguido a esto fue a abrazar a Sky y despeinar a Harry.

—Te odio.— le dijo éste último.

—Yo también te adoro, bebé.— le guiñó el ojo.

—Luego los veo. Iré a mi habitación.— dijo Daria acariciando su espalda.

—¿Estás bien? ¿Qué tiene tu espalda?— preguntó Clein.

—Estoy bien. Solo dormí mal.—respondió aunque no estoy muy segura de que fuera por eso pero no dije nada.

—¿Por qué llamaste a cielito y Harry?—curioseó Eshle.

—Porque saben magia. Sería bueno que les ayuden a controlar la suya y además enseñen a sus amigas a usar elementos.

—Será muy complicado que las humanas consigan eso. Pero aquí casi todo es posible.— dijo Sky.

—Bueno, si me disculpan, me llevo a Dashy a dar un paseo.— dice Clein y me toma de la mano.

Me arrastra hacia la puerta principal. No sin ver primero el gesto de Dani que subió y bajó sus cejas.

—¿A dónde me llevas?— le pregunté cuando ya estábamos a una larga distancia del castillo.

—Ya verás. — respondió susurrando.

Después de una tranquila caminata llegamos a un lugar extraño. De aura nostálgica. Nos adentramos y no entendí lo que estaba pasando, pero por alguna razón confiaba en él. Estábamos tomados de las manos.

Este lugar parecía ser... ¿Un cementerio? Pues sí.

—¿Vas a matarme y enterrarme?

—Claro que sí.—me respondió riendo.—¿Por qué otra razón te traería?

No paramos de caminar hasta que nos encontramos frente a una tumba en específico.

Daniel y Carín Hemmings.

Seguí sin entender hasta que mi guardaespaldas se dignó a hablar.

—Mamá, papá, les presento a mi futura esposa— dijo con un poco de risa, aunque su tono de voz se sentía triste.— Ella es la princesa Dashi. Es algo tonta pero me agrada.

—Hola futuros suegros.— sonreí un poco.— Les prometo cuidar muy bien de su hijo aunque sea más tonto que yo.

Después de decir esto, el me miró con una sonrisa y me abrazó. Le seguí el abrazo un poco y cuando nos separamos el habló.

—¿Vez? Soy un hombre de palabras. Te dije que te presentaría como mi futura esposa y así fué.

No pude resistir más y lo besé. Fué apenas fueron unos cinco segundos, pero me pareció una eternidad. Sentí las dichosas mariposas.

Cuando nos separamos rió un poco.

—Al menos invítame a un cafecito primero. Ayer me odiabas y ahora me besas?

—Aún te odio.— le dije volteando los ojos.

—No parece.

—Pues sí.

Cuando nos separamos me acarició la mejilla, a la vez intentando respirar más despacio.

Tomados de la mano caminamos juntos hasta la salida, y recorrimos el camino por donde vinimos para volver al castillo.

—Princesa, su padre avisó que llegarán la semana próxima.— me dice cuando ya estamos en el salón principal.

—¿Desde cuándo me tratas con tal formalidad?— le pregunto recordando su actitud de siempre.

—Desde que somos prometidos.— bromea  logrando que mi cara se vuelva color rojo al recordar aquel beso.

—Bien. Me iré a mi habitación para descansar un poco, nos vemos luego.

—Adiós, tontita— dice guiñandome el ojo

Me marcho escaleras arriba sin mirarlo directamente ya que la vergüenza no cabe en mi rostro.

Cuando abro la puerta de mi habitación algo choca repentinamente contra mi rostro y luego cae. Miro al suelo y veo una de mis almohadas verdes.

—Exijimos explicaciones con todos los detalles.— escucho la voz de Kathy, ella se encuentra en mi cama acompañada de su hermana, Dani y Sky.

—¿Es un interrogatorio? Porque si es así quiero saber que hacen aquí.

—Eso no viene al caso. Suelta la sopa y déjate de rodeos.— dice Dani.

Me lanzo a la cama soltando un suspiro. Rápidamente soy acorralada por preguntas que me hacen mis amigas.


The True Queen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora