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Me remuevo incómoda en el ascensor. Si Christian seguía usandome como a una sirvienta, más le valdría que me subiera el sueldo si no quiere problemas.

Como si no fuera suficientemente malo tener que llevar aquella falda de tubo, tenía que llevar tacones de aguja. En el espejo, mi reflejo me devuelve una pálida mueca que debería parecer una sonrisa. Sin duda, en la piel no me parezco a mi padre. Mi móvil vuelve a vibrar en el maletín, pero lo ignoro. Christian es demasiado controlador.

Las puertas se abren y ando decididiamente hacia mi oficina después de una reunión de tres horas. Mientras camino reviso mi correo electronico en el movil. Otra vez mi padre insiste, a lo que le ruedo los ojos a la pantalla. De repente, por culpa de mi estupidez, choco contra alguien.

Alzó la vista mareada y veo a una impoluta rubia. Como no.

- Mil disculpas, señorita Grey! -dice nerviosa recogiendo mi móvil que había caído al suelo, mientras yo me coloco bien la falda.

- No se preocupe, no miraba por donde iba -intento sonreír amablemente.

Cojo el movil y le paso los dedos pulgares varias veces por la pantalla, pero no hay resultado. Ha muerto. Otro.

- Por cierto, el señor Grey le espera en su despacho -me comenta.

- Ha dicho para que?

- Sólo que era urgente -sonríe orgullosa por haber sido ella la primera en decírmelo.

- Gracias.

Mi padre parece que contrata a las mas tontas solo porque su pelo es del tono 08 para arriba.

No me queda otra que volver a entrar en el ascensor y marcar unas plantas más altas. Esta vez no voy sola, así que saludo a los hombre elegantemente vestido de chaqueta con un sutil asentimiento de cabeza. Mi mente no para de ser bombardeada por un repetitivo mensaje de alerta. Tengo que terminar trabajo para la universidad, y aún no he empezado. ¿En qué momento decidí estudiar una carrera porque era util, en vez de porque me gustaba? Me reí interiormente, porque si en su momento me hubieran dicho lo que yo necesitaba, la Phoebe de ahora sería otra muy distinta.

 Las puertas se abren y los hombres me abren paso para que salga la primera.

Cuando llego empujo las grandes puertas de la oficina con las caderas y paso sin pudor.

- No sé que basura de moviles son estos, pero en serio vas a tener que... -digo con el movil en el aire.

Paro en seco porque me doy cuenta de que mi padre no está sólo. Mierda,mierda,mierda. Me sonrojo automaticamente y bajo el brazo.

- Lo siento.

Ni yo me creo la cagada que acababa de cometer.

Los dos se ponen en pie al percatarse de mi majestuosa y elegante entrada. Un hombre joven bastante guapo vestido, como no, de chaqueta, está frente a Christian. Me mira de arriba a abajo sutilmente.

- No, Phoebe, porfavor! Acercate -dice tendiendome una mano.

Me acerco a ellos y me pongo en modo Phoebe Empresaria. Mi padre posa su mano en mi espalda y sonríe cuando vuelve a hablar. Papá sonriendole a alguien que no es mamá. Vaya, tienen que ser amigos, y eso me asusta.

- Julien, le presento a la señorita Grey. Vicepresidenta -sonríe orgulloso.

Me ofrece la mano sonriente y se la apreto decididamente. Me habían enseñado durante horas como hacerlo.

- Un placer, señor...

- Blair, Julien Blair -apreta mi mano con una sonrisa aún más grande.

Dentadura perfecta, apunto mentalmente. Me suelto el labio, ya que gracias a que el lo miraba, me había dado cuenta de que me lo estaba mordiendo. Bajo la mirada, notando un leve ardor en los mejillas. Mierda, Phoebe... Que estas en el trabajo... Sonrió con "decisión" y continuo.

PHOEBE GREYWhere stories live. Discover now