final

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-Tengo miedo -Seungmin susurró, su mano estaba temblando así que tomé la máquina para quitársela y la dejé a un lado-. Perdón, me da miedo lastimarte.

-No vas a lastimarme -susurre, me senté en la camilla y atraje a Seungmin hacia mi, colocándolo entre mis piernas-. Le pediré ayuda a Baeko después.

Acaricié su rostro, admirando su belleza, sus pómulos, la nariz perfilada, sus lindos hoyuelos.

-¿Por qué te gustan tanto los tatuajes? -preguntó, mirando mis brazos, completamente llenos de tinta y diseños al azar.

-Sólo me gustan y ya, no hay nada en especial, algunos tienen significados, otros no; sólo me gustan. ¿Te molestan mucho?

Seungmin negó moviendo su cabeza.

-No me molestan, se ven sexys en ti, claro que en otro tiempo me hubieras asustado -sonrió tímidamente, pasando sus manos por mis brazos y después rodeando mi cuello, se alzó un poco y me beso.

Lo acerque aún más a mí, mientras devoraba su boca con mi lengua, puse mis manos en sus glúteos, amasándolos y restregándolo contra mi, podía sentir su erección chocando con la mía, aun por debajo de la ropa.

Cuando nos separamos, tratando de encontrar el oxígeno, Seungmin tenía en su rostro un expresión de placer y necesidad que me contagio, rápidamente ataque su ropa para desvestirlo, al mismo tiempo que bajaba mis pantalones y la ropa interior. Cuando estuvo completamente desnudo, luciendo una piel limpia, lo aprecie, pasando mis manos por su esbelto cuerpo, nuevamente lleve mis manos a sus glúteos y lo alcé hacia arriba, Seungmin pegó un brinco para ayudarme y quedar a horcadas sobre mi regazo. Mi erección se frotaba contra la de él de forma preciosa y Seungmin me besaba como si quisiera devorarme, mientras invadía con mis dedos su interior, aflojándolo para mí.

En el momento en que lo penetre, jalo de mi cabello con fuerza, gimiendo y moviendo sus caderas al compás de mis embestidas. Lo habíamos hecho la noche anterior pero no había forma de me cansaría de ello.

Todo el tiempo quería sentir el placer que sólo Kim Seungmin, la persona a la que más amaba en esta vida, podía darme.

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Muchas cosas había cambiado. Use el dinero del seguro de mi abuelo y el de la venta del local donde tenía mi negocio de tatuajes, para ampliar la casa. Se volvió de dos pisos. El despacho de Seungmin estaba en la primera planta, a lado estaba el de Baeko.

La idea de unir sus conocimientos para tratar a los clientes fue de Seungmin y fue aún mejor de lo que había planeado, ambos se apoyaban mutuamente, varias víctimas de Seungmin necesitaban atención psicológica y pasaba algo similar con las pacientes de Baeko, a pesar de eso seguían siendo independientes. Otra cosa que había cambiado es que Baeko estaba comprometido, a unos meses de casarse, por supuesto, con Dagyeom. Todos estábamos de acuerdo en que no había nadie que pedirá soportar a Baeko toda una eternidad que Gyeom y viceversa.

Una de las razones por las que el despacho que había crecido considerablemente fue por la crisis financiera por la que pasó el despacho de Lee, estuvo varios meses en las noticias. Los clientes que ya conocían a Seungmin, lo buscaron.

En aquellos días, Seungmin había estado muy asustado de que su nombre saliera afectado, pero sorprendentemente, no hubo nada que lo vinculará, o más bien aquella mujer, no había dicho nada, supuse que había sido por la carta de disculpa que Seungmin le había escrito, había sido una carta muy sincera y le había tomado más de una semana redactarla, supe que se reunió con ella para disculparse por no ser sincero, y que ella finalmente le dijo que se olvidara de todo como ella iba a hacerlo.

De todos modos Seungmin había estado muy dramático y yo estaba ahí para consentirlo, poco a poco se unieron más personas al despacho, Hayun llegó cuando la firma de Lee tuvo que hacer recorte de personal y Seungmin la aceptó sin problemas, más tarde, cuando Jungwon se graduó, empezó a litigar él solo, y aunque siempre estaba nervioso lo hacía muy bien. Seungmin lo apoyaba mucho y le daba ánimos.

Cuando Seungmin dijo que necesitaba a alguien experto en la materia de familiar, llegó Suho y finalmente Kevin, era un hombre mayor, pero se veía joven y hablaba inglés, lo que ayudó mucho al despacho.

Realmente, todo eso no me importaba mucho, no sabía casi nada de lo que hablaban, aunque Seungmin tratara de explicarme, obviamente yo lo escuchaba con atención. Lo único que deseaba era verlo feliz y que sonriera.

En la parte trasera de la casa, puse mi oficina de tatuajes. No entre a la universidad, pero tomé cursos para mejorar y usar diferentes técnicas, estudio de la piel y tratamientos, así que también fue creciendo poco a poco.

En el segundo piso, vivía con Seungmin, los domingos podíamos pasar horas y horas tirados en la cama, o viendo por el balcón a las personas transitar, otras veces veíamos películas. Con Seungmin a mi lado, no había forma de que me sintiera solo.

A veces peleábamos por cosas sin importancia, pero terminábamos reconciliándonos tarde o temprano, incapaces de estar molestos el uno con el otro por mucho tiempo.

Mire por el balcón de nuestra habitación, era de noche y Seungmin había planeado una cena para nosotros. Las estrellas apenas eran visibles en Seúl, pero aún así la noche era cálida y hermosa, las luces de los edificios y los vehículos adornaban el paisaje.

Seungmin tomó mi mano de forma suave y delineó unos tatuajes.

-¿En que piensas? -preguntó, lo miré y sonreí.

-En que soy inmensamente feliz y no quiero nada más en este mundo que estar a tu lado.

-Eres un cursi, Hwang Hyunjin, no me avergüences -pidió Seungmin, avergonzado.

-Esta bien, pero dame un beso.

Hice un puchero y Seungmin rodó los ojos, luego me dio un pequeño beso de pico, entonces lo atraje más a mi, para besarlo adecuadamente.

FIN.

¡ QUÉDATE CON ELLA !Where stories live. Discover now