22: las ansías del alma

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CHARLOTTE TOWN, LA BELLA Y POLVORIENTA CHARLOTTE TOWN. Marie no negaría que la ciudad tenía su encanto, pero estaba acostumbrada a la tranquilidad de Green Gables que sabía que era solo una pueblerina en aquel lugar. Se detuvo frente a la tienda de vestidos dónde Matthew había comprado el suyo y el de Anne. Esa era su tarea: devolverlos mientras Anne vendía cosas en la casa de empeño, Jerry subastaba uno de sus caballos y Theodore terminaba con el misterioso asunto que lo había arrastrado a la ciudad junto a ellos.

La pelirroja sintió su corazón latir desbocado cuando ingreso en la tienda, un aroma dulce le lleno las fosas nasales y sintió que caminaba por un cuento de hadas y nubes. La luz que ingresaba por los ventanales daba con delicadeza sobre los vestidos expuestos en los maniquís, flores recién cortadas en los floreros de vidrio de colores. Marie reprimió el impulso de tocar las telas expuestas sobre una de las paredes: seda, popelina, algodón, encaje, lino. Dios, se podían hacer tantas cosas con ellas. ───Veo que has estado aquí antes. ¿Puedo ayudarte?

Una mujer con dulce voz, Marie sacudió ligeramente la cabeza con vergüenza y se acerco hasta dejar las cajas blancas sobre el mostrador. ───Buenos días, me gustaría devolver unos vestidos.

───¿Devolverlos? ¿Hay algún problema con ellos?

Marie negó efusivamente cuando la mujer comenzó a abrir las cajas. ──No, de hecho son posesiones preciadas y están exquisitamente hechos, las costuras y el material son magníficos... ─── intento callarse a si misma para no comenzar a divagar. ───pero debemos devolverlos para ayudar a la familia.

───Solo quienes se interesan por la confección se dan cuenta de esas cosas. ¿Te gusta coser y bordar?

Una pequeña mueca en su rostro ───Me gusta, bueno, imaginar prendas en mi mente. Quiero poder hacerlas un día.

Los ojos claros de la mujer le observaron cuando termino de inspeccionar una de las cajas. ───¿Eres Marie? ¿La Marie de Matthew?

───Supongo que lo soy. Suena lindo que lo digan de esa forma.

───¿Y que sucede, cariño? ¿Por qué los Cuthbert necesitan ayuda?

Marie contuvo su respiración un instante cuando sintió lágrimas picar en sus ojos pero no derramo ninguna. ───Estamos teniendo una mala época, ─── murmuro. ───Matthew enfermo y yo, yo no puedo encargarme de los cultivos sola. ── un tono de reproche a si misma en su voz. Quizás si hiciera más, si hiciera el doble, quizás...

Un cálido abrazo le saco de sus pensamientos intrusivos, y la dueña del lugar de ensueño se hizo lejana unos segundos después de darle aquella muestra de apoyo. Volvió detrás del mostrador de caoba para sacar una pequeña caja de madera y tomar dinero desde alli dentro. ───¿Matthew realmente gasto tanto en los vestidos?

───Ustedes dos valen mucho para él.- respondió antes de meter el dinero en un sobre y entregárselo. ─── Espero conocer a tu hermana Anne pronto. Supongo que es más pequeña que tú, ¿me equivoco?

La pelirroja sonrió de lado. ───No, no se equivoca. ───frunció el ceño ───¿Cómo dedujo que yo era Marie?

───Antes de hacer tu vestido Matthew me informo que eras particularmente alta.

La joven sonrió. Señaló ligeramente el sobre con un movimiento de su cabeza ───Es una buena advertencia. ───la mayor de las Cuthbert guardo aquel sobre con recelo en el monedero que llevaba con ella, cada centavo era esencial y no estaba dispuesta a perder todo aquello bajo ningún termino. Lanzo una mirada más al interior de la tienda antes de esbozar una sonrisa. -Ha sido un gran placer conocerle, señorita. 

La mujer rio con suavidad ante esa palabra ───Me hiciste sentir como una adolescente de nuevo- bromeo ───Hasta pronto, Marie. Tengo el presentimiento de que nos veremos otra vez. 

Luego de aquella despedida y fantasear con todas las telas que había podido tocar con las yemas de los dedos dentro de aquel lugar en sueño, su camino se cruzo con su hermana Anne que estaba (curiosamente) acompañada por Gilbert Blythe en las afueras de un café.  ───Oh, Glibert, bueno verte...─── saludo Marie luego de lanzar una mirada divertida en dirección a su hermana. 

───Señorita Marie. Puedo decir lo mismo───respondió. 

───¿Que te trae por aquí?

───En estos momentos nada más que compartir una bebida con Anne. ─── su rostro se arrugo de un segundo a otro ───Espero que eso no le parezca inapropiado o algo por el estilo. 

Marie sonrió lanzándole una mirada a Anne y luego sus ojos se movieron al equipaje de mano que descansaba junto a Gilbert ───Lamento ser entrometida pero...¿vas a algún lugar?─── el joven siguió su mirada y lanzo una pequeña exclamación. 

───¡Ah, si! Trabajaré un tiempo en un barco comercial...─── una inseguridad atravesó el brillo de sus ojos pero tan pronto apareció, se fue. ───Conocer nuevos lugares, trabajar en algo más que no sea la granja.

El azul en sus ojos fue desde Anne hacia Gilbert y viceversa. ───Oh, bueno si es lo que quieres entonces te felicito, y te deseo la mejor de las suertes...─── un pensamiento atravesó su cabeza ───Bueno, a los dos, les deseo lo mejor. 

Gilbert pareció comprender a lo que se refería y negó rápidamente. ───Solo seré yo quién se va un tiempo, mi hermano ha decidido quedarse a trabajar en la granja─── pronto comenzó a divagar ───...aunque no se como hará eso con el pie lastimado como lo tiene. 

Un sentimiento se instalo en el pecho de la joven pelirroja al recordar su último encuentro con el mayor de los Blythe: culpa. Su pie, la canasta. Ella tenia que ver con eso. ───Espera, espera...¿tu hermano esta lastimado? ¿Es algo serio? 

Gilbert frunció el ceño ante su preocupación y pensaba responderle cuando la voz de Anne les interrumpió de forma drástica. ───¡Ay, por dios, Jerry! ¿Qué paso? ─── expreso esta. 

Marie miro fijamente a Theodore, el cual, sostenía un pañuelo sobre la nariz de Jerry. Había sangre en su rostro y ropa, lo cual, hizo que el pulso de la pelirroja se disparara con violencia. Se acerco preocupada.  ───¿Qué sucedió? 

El de cabello castaño negó con confusión ───No lo sé, lo encontré tirado y sangrando en un callejón. 

Anne y Marie ayudaron a Jerry a tomar asiento fuera de aquel café. ───¿Qué paso? 

Jerry sollozo levemente y Marie intercambio una mirada preocupada con Theodore para tomar aquel pañuelo y pasarlo con suavidad sobre el rostro de menor ───Lo siento...─── murmuro el pequeño con aflicción y su característico acento. ───Ellos lo tienen, me sacaron el dinero. 

Marie suspiro ───No te preocupes por eso, Jerry. 

───Sí,─── Theodore secundo. ───Lo importante ahora es que estés bien. 

───Deberíamos ir a casa de Tia Josephine ahora. 

Jerry paso la lengua por sus labios ensangrentados ───No me gusta esta ciudad. 

───¿Los puedo ayudar? ¿Puedo hacer algo? ─── pregunto Gilbert con preocupación. 

Anne se acerco a su encuentro ───Solamente cuídate, y vuelve algún día. 


Young and Beautiful | AWAEWhere stories live. Discover now