Capitulo 2

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Ayer quería hacer más plática con Stephen pero el tiempo no me lo permitió, hoy retomába las clases después de los sucesos ocurridos con Strange y el multiverso, me había ausentado las últimas semanas con la excusa de un problema familiar.

Después de levantarme busque algo de ropa, acomode los libros en la mochila y cuando termine salí de la habitación, aun no era tiempo de irme así que deje mi mochila en un pequeño sofá que se encontraba al principio de las escaleras.

Me senté en un escalón contemplando el santuario, hace un tiempo que no estaba aquí y estar en este lugar me trae algunos recuerdos.

– ¿Qué estas haciendo ahí sentada? – Me sobresalte por la repentina voz que se dirigía hacia mí.

– Casi me da otro infarto Stephen y solo observaba el Santuario.

– ¿No vas a desayunar? – Pregunta Strange, había olvidado por completo el desayuno.

Di un asentimiento y me dirigí a la cocina, me prepararía el desayuno pero al parecer ya estaba listo sobre la mesa, así que solo me senté y poco después llego Stephen y se sentó en su lugar.

Cuando terminamos de desayunar por petición mía le dije que me contara lo que había sentido cuando ocurrió lo el Blip.

– Es algo complicado de explicar, para ustedes pasaron cinco años, mientras que los que nos desvanecimos solo lo sentimos como un desmayo – Me describe mientras yo le presto mucha atención.

– ¿Y no fue raro volver al santuario y saber que ya no eras el hechicero supremo?

– Fue desconcertante en definitiva, pero era entendible – Sonreí y mire el reloj que tenía en mi muñeca, ya era hora de irme, tengo que salir ahora o sino se me hará tarde.

Tome mi plato y lo puse en el fregadero, fui por mi mochila lo más rápido posible, estaba bajando las escaleras e iba a gritar que ya me iba pero al parecer Strange me seguía el paso.

– Se hace tarde para la escuela, me tengo que ir, nos vemos – Me dirigía a la salida pero la puerta no abría y eso se me hizo raro, voltee a mirar a Stephen.

– Recuerda las tres reglas – Pronuncio Strange y después las puertas se abrieron.

– Claro que lo haré, ya no soy una niña, adiós – Me despedí y camine unas cuadras fuera del santuario para esperar un autobús.

Espere muy poco pues este no tardó en llegar, me subí en el y espere que me llevara a mi destino, la Preparatoria Midtown, cuando llegué baje y aún tenía qué cruzar una calle más para así llegar al instituto.

Después de entrar, guarde la mochila en mi casillero y saqué unos cuantos libros para mi primera clase qué era química, cerré mi casillero y camine por los pasillo para llegar al aula respectiva. Durante el trayecto a esta no dejaba de pensar en las dichosas tres reglas.

Al llegar eche un vistazo dentro y había un par de personas sentadas, así que busqué un lugar en la parte de atrás cerca de una ventana.

Varios estudiantes entraron por la puerta después de mí, algunos se me hacían conocidos mientras que a los otros era la primera vez que los observaba. La profesora (Qué era nueva en el instituto) entro tiempo después y dio por iniciada la clase.

Agradecí que no nos hiciera pasar al frente y realizar la típica presentación hacia el grupo para conocernos mejor, no debo llamar la atención y ese tipo de cosas no suelen ayudar.

El día transcurrió con normalidad, las clases se fueron junto con las horas y los minutos, cuando la campana sonó informando que el horario escolar había terminado cerré mi cuaderno y lo guarde en la mochila. Todos salimos del aula y también de la escuela.

Quería dar una vuelta por Queens, como solía hacerlo todos los días después del colegio, tal vez ahora seria diferente por que la otra mitad de la población había vuelto, pero sabía cuidarme sola.

Camine algunas calles, las mismas que recorrí un millón de veces antes y con esa tranquilidad que me gustaba tanto, aunque esta se vio interrumpida por el sonido de las sirenas, los policías pasaron a toda velocidad por la calle, abriéndose paso entre las filas de autos y se detuvieron unos metros mas adelante, frente a un banco que estaba siendo robado.

Me repetí que eso no era mi asunto, que seguro la policía se haría cargo del problema, pero no me pude convencer, camine en dirección al banco y me detuve a una distancia segura, de igual manera ya se había establecido un perímetro de seguridad, aun así se podía ver a los ladrones saliendo del banco con sacos que seguro estaban llenos de dinero, la voz de algún policía sonó en un altavoz, este recitaba el protocolo, que les pedía que soltaran los sacos, alzaran las manos y se tiraran al suelo, si soltaron los sacos, pero en lugar de seguir las demás ordenes sacaron sus armas y comenzaron a disparar. Pero lo más relevante fue que los ladrones contaban con armas especiales, modificadas, como si sus contrincantes no fueran humanos, sino alguna clase de extraterrestre con habilidades fuera de lo común.

Como acción paralela los oficiales se cubrieron, sabia que tenía que actuar ahora o después seria demasiado tarde, no quería que hubiera heridos ni mucho menos que alguien muriera, así que rompí la primer regla.

1. No usar tus habilidades en púbico.

Hice un pequeño movimiento de manos y detuve los disparos, si es que se les puede llamar así, luego realice otro con el que aparte las armas de los ladrones, utilice uno mas para que estos mismos se quedaran inmóviles, la policía estaba en shock, no entendían que acababa de suceder, entonces su primer respuesta fue aprovechar esa oportunidad, en cuanto vi que estaban esposados deje de usar mis poderes, estaba dispuesta a irme como si nada hubiera pasado, pero alguien grito a mis espaldas.

– ¡Hey tu! – Sabia que ese grito se dirigía a mi, no había nadie mas cerca.

No podía quedarme, como le iba explicar a la policía que tenía poderes, por que esa era la realidad, la humanidad había visto naves espaciales, súper humanos, robots, hechiceros y muchas otras cosas, pero aun les costaba entender estas situaciones.

Mi única idea en ese momento fue correr a toda velocidad, sin mirar atrás, como respuesta algunos oficiales me persiguieron, durante varias calles intente perderlos aunque solo les saque ventaja, gire en una calle aun corriendo, mas adelante pude observar un pequeño callejón que estaba entre dos edificios, entre en el y me oculte, escuche a los policías seguir corriendo por la calle, me mantuve un tiempo mas ahí hasta que considere que era seguro salir, me quite la chaqueta que traía puesta y la amarre a mi cintura, estaba claro que no podía regresar por donde había venido, entonces tendría que salir por el otro lado del callejón, comencé a dar unos pasos en reversa aun mirando que no hubiera ningún policía cerca, decidida di media vuelta y me estrelle en la espada de alguien.

Estoy segura de que hoy no es mi día de suerte.

Aquí estaré... (Peter Parker y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora