Capitulo 3

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Retrocedí un poco tocando mi frente con el propósito de aliviar el ligero dolor que sentía, ya que había recibido la mayor parte del impacto, abrí los ojos encontrándome con una ¿araña? Retrocedí un poco más al ver de quien se trataba.

– ¿Estas bien? – Me pregunto.

Asentí ante su pregunta.

El traje rojo y azul, con una araña en espalda y pecho era inconfundible.

No dije nada más, y trate de sacarle la vuelta para irme de ese lugar. Era seguro que los policías aun me seguían buscando, no se rendirán tan fácil, era la principal "sospechosa" sobre lo que paso momentos antes con los ladrones. Tenía que regresar rápido o Stephen me asesinara, quizá solo me daría un sermón, pero sus sermones no son nada cortos y prefería no escucharlos.

– ¿Donde esta?

– Ni idea – Escuche las voces de dos oficiales, no necesitaba voltear para saber que estaban cerca del callejón, me puse nerviosa, no quería ir a la cárcel, no quería que llamaran a Strange, no quería dar explicaciones y mucho menos quería meterme en mas problemas de los que ya tenía.

– ¿Te buscan a ti? – Me cuestiono al notar mi nerviosismo.

– Me tengo que ir – Pronuncie como respuesta y comencé a caminar, pero de nuevo mi camino se vio obstruido por aquel chico enmascarado.

– Lo lamento mucho, pero si estas en problemas con la policía, es mi deber entregarte.

Le pase por un lado ignorándolo, pero escuche el sonido de su disparador, la telaraña atrapo una de mis manos pegándola a un contenedor de basura que se encontraba cerca.

– ¡Quítame esto! – Proteste.

– No lo haré.

– Bien – Trate de quitarla yo misma y de reojo vi como el volvió a usar su telaraña para pegar mi mano libre en el contenedor, lo mire con enojo, no podía usar mis poderes otra vez. Si los volvía a usar tal vez terminaría en una situación peor.

Aunque mis manos estuvieran atrapadas por la telaraña trate de liberarme.

– Es inútil – Hablo de nuevo.

– ¡Quítame esto! Necesito llegar rápido a casa – Mentí.

Sentía su mirada atreves de la máscara.

– Discúlpame, pero no puedo.

Seguía intentando liberarme y mi pánico aumento al escuchar las pisadas fuertes de algunos oficiales; como si de una especie de reflejo involuntario se tratara, una mínima cantidad de mis poderes se encendió, logrando zafarme de la telaraña y dándome la oportunidad de salir corriendo.

– ¡Oye espera! – Escuche a Spiderman gritar, ágilmente se columpio con sus telarañas y quedo delante de mi una vez más.

– ¿Como lograste liberarte?

– Apártate – Respondí fríamente.

– ¿Como lo hiciste? ¿Tenías una navaja en las manos? Eso te hace aun más sospechosa y me hace creer que eres una criminal.

– No soy una criminal – Lo mire incrédula. – ¡Ahora apártate de mi camino! – Le exigí.

Escuche un "no" como respuesta de su parte. Había colmado mi paciencia y utilice mi último recurso.

– ¡Peter Parker, si no te apartas te juro que les digo a todos que eres Spiderman! – Dije con algo de brusquedad alzando la voz.

Su cara se quedo en shock, lo podía notar incluso con su máscara puesta. El se quedo estático, no se movía, no reaccionaba.

Me fui de ahí sin dudarlo, mis pasos eran veloces y en cuestión de minutos llegue a la parada de autobuses que me llevarían al santuario. Por suerte logre alcanzar el último autobús de la hora, pague mi pasaje y me senté en el primer asiento que vi libre, saque mi teléfono de la mochila, me percate de dos chicas que estaban sentadas frente a mi, era fácil notar su presencia, pues ambas estaban riendo de algo en su conversación.

Conecte mis audífonos para escuchar Make You Mine de Public, recargue mi cabeza en la ventana observando todos esos edificios, mi mente no paraba de darle vueltas a todo lo ocurrido anteriormente, pero las dos chicas se robaron mi atención, esos pensamientos que eran tan comunes volvieron a aparecer y la gran pregunta surgió una vez mas: ¿Qué se sentirá tener amigos?

Las tres reglas que había seguido toda mi vida me quitaban hasta la mas mínima posibilidad de socializar con cualquier ser humano en el planeta, aquel don que tenía, eso que solían llamar poderes, era peligroso o al menos eso me habían dicho, tampoco conocía si la información que me habían proporcionado era verídica, pero yo confiaba en ellos, sabia que no podían mentirme. Pero eso no quitaba el hecho de que cualquier parte en la que estaba se sentía solitaria, sin importar cuantas personas estuvieran a mí alrededor.

Al llegar al santuario, note que Strange ya estaba esperando mi regreso y al mirarlo supe que nada bueno me esperaba.

– ¡Fue lo primero que te dije esta mañana Amelie! – Su voz inundo todo el silencio del gran edificio.

– Lo lamento – Fue lo único que pude pronunciar.

– Se que tus intenciones no son malas, que intentas ayudar a las personas, pero al hacerlo te pones en peligro a ti misma – Su voz se suavizo. – No quiero castigarte, seria algo muy injusto de mi parte, así que te daré otra oportunidad.

Sentí un gran alivio cuando termino de hablar, creí que el estaría lleno de ira por mi culpa e imagino que al enterarse de lo ocurrido tenía la frustración y el enojo corriendo por sus venas.

Después de que el temperamento de Stephen volvió del todo a la normalidad decidí preguntarle como supo lo que había hecho. Y su respuesta casi me dio un golpe en la cara por lo obvio que era y que nunca considere.

Los noticieros.

Siempre detrás de la acción, grabando todo, compartiéndolo al mundo entero y ahora junto a las redes sociales su alcance era mucho mayor.

Después de algunas horas en las que me dedique a realizar mis tareas y labores diarias, subí exhausta las escaleras hacia mi habitación. Me puse mi pijama y me recosté en la cama.

Y entonces el chico que en su momento fue el más popular de todo el mundo regreso a mis pensamientos. Su desconcierto al llamarlo por su nombre real y no su alías, me hizo sentir mal, se suponía que ese era solo mi secreto, un secreto que no debía compartir, porque ese hechizo que había salido mal hace un no muy largo tiempo ponía en peligro la estabilidad el multiverso entero.

Aquí estaré... (Peter Parker y Tú)Where stories live. Discover now