Capítulo 47.

1.4K 154 8
                                    

47.

—Lamento haber intentado romperte una pierna— se disculpó Astrid, bajando su cabeza avergonzada.

—Lamento haberte hecho pensar que te secuestrarían, para mutilarte hasta que quedarás irreconocible— esbocé una sonrisa sin mostrar los dientes y extendí una mano. Ella la estrechó y pactamos una tregua—. De igual forma nunca tuve algo contra ti— ella sonrió y negó con la cabeza.

—Yo sí, es difícil no tenerte envidia. En esos momentos era como Noah— señaló a la bailarina que ya había intentado hacerme caer al subir las escaleras que conducían a la tarima del teatro.

—No lo creo, no me gusta la idea. Nunca he apoyado la competencia estúpida y sin razón entre mujeres— me agaché y ocupé una de las butacas, ella me imitó y me regaló una sonrisa irónica.

—Para ti es fácil, Carolein. Cuando llegaste solo bastó con echarte una mirada para que ya supieran quién eras. Con oír tu nombre decenas de chicas supieron de inmediato que no podrían aspirar a obtener el papel principal porque sin audicionar te lo darían a ti.

—Sería una falta de respeto a decir verdad— medite. Gracias a mi posición como primera bailarina, no podían darme un papel que no fuese el protagónico, iría contra las reglas y sería inválido ya que la primera bailarina siempre tenía el protagónico, pero yo no era la única con esa posición ahí, así que lo más justo es que audicionara como las demás—. Pero no me molestaría, me gusta ganarme las cosas.

—Y no hay duda alguna de que todo lo has conseguido gracias a ti misma, pero aquí hay muchas chicas que han intentado tanto como tú y siguen aquí. Es muy diferente empezando a bailar en una academia de New York a empezar en una academia reconocida de Europa con una maestra que ya había recorrido todos los teatros importantes del mundo y contaba con premios que la colocaban en lo más alto se ballet. No es lo mismo cuando vives en Alemania y ni siquiera la gente pobre vive tan mal como alguna chica de Brooklyn que apenas y le alcanza para el metro, y todo empeora si no es de aquí. No quiero menospreciar tu trabajo, pero aquí hay algunas que no cuentan con ayuda de sus padres y llevan temporadas enteras con las mismas zapatillas que tarde o temprano les terminaran ocasionando una lesión porque no tienen dinero suficiente para otro par— me recordó, haciéndome juguetear con mis dedos como casi nunca pasaba.

—Lo sé, conozco mis privilegios, pero si ella vuelve a intentar hacerme caer le clavaré la punta de mi zapatilla en la frente— objeté, acoplando mis famosas balas en la frente al ballet.

—Hace unos años yo había logrado tener un papel secundario bastante importante, ella apenas estaba empezando a bailar con los grandes; tiene unos diecinueve si no estoy mal. La cosa es que no sé qué le hizo a mis zapatillas que se volvieron mucho más blandas en la punta y mi empeine se dobló de una manera horrible, así que estuve en el hospital unos días con un yeso en el pie— narró, mostrándome que el hadita de azúcar era mucho peor de lo que creía.

—Dios, yo soy mala pero ella es horrible— estiré mis para colocarlas en la butaca de al frente y me acomodé.

—Cierto, tú solo repartes sustos de secuestros a domicilio— ironizó, robándome una risa por lo bajo. Busqué mi teléfono nuevo, el mismo que me había regalado Conrad, debido a que Axel me había ayudado a pasar toda la información en uno de nuestros momentos libres en la playa.

Entré a Instagram y no tardé en notar cierta actividad peculiar. Busqué en la barra de notificaciones y entré a las etiquetas que habían hecho en otras publicaciones.

Mierda.

Maldito y hermoso Axel.

Mis tetas estaban en todo internet.

Entre Rosas Y Balas.Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora