Edén.

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Buddha Gautama estaba sentando bajó un enorme árbol ubicado en el ya abandonado Edén, comiendo tranquilamente un sin fin de palomitas, para nada que se estaba escondiendo. Él era un dios, no se escondía de nadie ¿Por qué se escondería de su tierno y hermoso Zerofuku? No es como si desde hace tiempo Zerofuku y Hajun cambiarán a placer para atormentarlo con sesiones de sexo imparable y duro.
Bueno... Realmente no quería engañar a nadie. Amaba mucho a Zerofuku incluso cuando era uno con Hajun pero no dejaban de tener sexo con él, todo el tiempo, a todas horas Hajun deseaba estar en su interior bombeando dentro suyo experimentando todas las poses, besándolo, acariciándolo, mordiendole con fuerza dejando todo un desastre dentro de él. Su estómago le dolía y le hacía sentir extraño pues tanto semen dentro suyo era ajeno además siempre terminaban corriendose en su interior y al final el tenía que tomar varios baños al día, parecía que Zerofuku no deseaba hablar con él, ni platicar o convivir era como si solo vieran un objeto de placer en él, como si fuera un depósito de semen y no un Dios con sentimientos y deseos de buscar su propia felicidad, estaba cansado del egoísmo de Zerofuku y Hajun ¿Por qué ninguno de ellos podía ser como Jataka?

Zerofuku ahora podía controlar a voluntad el fuerte, fornido y enorme cuerpo de Hajun y ambos compartir casi la misma conciencia, para Budha comenzaba a ser un dolor no de cabeza sino totalmente de caderas y era por eso que ahora el dios se escondía de ellos para poder pensar claramente y poner en orden sus sentimientos además de descansar.

Hoy era un día inusualmente caluroso, el cielo estaba despejado pero hacía demasiado calor. Tenía las manos detrás de la cabeza cuando escuchó un ruido no muy lejos. Se quedó acostado al principio sin prestar mucha atención cuando se dió cuenta que la voz iba en aumento, eran gritos y gemidos ¡Santo Chakra! Alguien estaba teniendo sexo en el Edén, estos amantes ya sin vergüenza ni pudor o respeto a lo sagrado lo hacían pensando que no había nadie y al parecer la voz era de un hombre fuerte y conocido. Curioso Gautama se levantó de un brinco, tomó su bote de palomitas y comenzó a caminar a hurtadillas para ver de quién se trataba porque podía meditar para después ahora estaba interesado en ver quienes eran los pervertidos que se atrevían hacerlo en el Edén.

El antigüo humano tenía una sonrisa pícara en su rostro, se sentía como un niño curioso queriendo ver quién traía los regalos de navidad o en este caso quienes serían sus presas. Su plan era saltar de imprevisto antes de que la parejita llegará  al orgasmo y reírse un rato por la frustración de aquellos descarados, el plan ya estaba trazado en su mente y fue tan silencioso como podía hasta que la sonrisa se le borró del rostro al ver la escena.

De todos los dioses qué esperaba ver en ese vergonzoso momento jamás esperó ver a esos dos aunque siendo honestos quizá no lo esperaba pero lo aceptaba pues conociendo su forma de ser no era de creer imposible. La escena fue tan erótica que aunque Buddha quiso apartar la mirada no pudo por la sorpresa adquirida.

Thor estaba de espaldas aferrado con ambas manos de un árbol, ese cabello rojo era inconfundible con esa piel pálida de porcelana, mientras que el humano Lü Bu daba una fuerte nalgada embistíendole con fuerza dando un vaivén salvaje, el miembro grande y jugoso del general se hundía por completo y era succionado por aquella entrada húmeda, rosada y jugosa. Parecía que el humano deseaba con toda su alma partir al dios por la mitad y aquel lo recompensaba pidiéndole más y más.

~ma-maldi...to ¡Ah!~ Gimió Thor con los ojos llenos de lágrimas de felicidad  ~ah, ah... Nnn...~ gemia cuál minino domesticado - T-te dije... ¡Ahhh! ~ el general hundió su miembro golpeando las bolas del dios haciéndole gritar - ¡Te dije que ~ah~ no rom ~mmhp...~ no rompieras el vestido - se quejó aquel sintiendo una nueva nalgada en su trasero y arrancandole otro grito de placer bestial.

El general le tomó de los cabellos y los jaló levemente sin mucha fuerza pero siendo lo demasiado brusco como para domar al pelirrojo pues nuevamente dió una sonora nalgada.

Shuumatsu no Valkirye (Yaoi)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora