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Aurora estaba en el jardín del castillo Vulturis mientras que era vigilada por Alec.
La híbrida miraba las flores del jardín mientras tocaba a algunas de ella.
─ ¿Alec, crees que podré controlar bien los dones? ─ preguntó Aurora mirando al vampiro.
El vampiro la miro mientras asistía con su cabeza.
─ Así es ─ respondió ─ según Eleazar más adelante saldrán los otros tres dones ─ agregó tranquilo.
El vampiro vegetariano, ex miembro del la guardia Vulturis les había dicho que Aurora tenía varios dones: fuego, exploción positrónica, proyección táctil del pensamiento y penetración de escudo.
Por ahora solo tenía tres dones, al ser un poco más grande, desarrollaría el don de la exploción positrónica, el cuál era muy peligroso y doloroso en las personas que ella lo utilicé.
─ ¿Por qué no me dejan salir a fuera? ─ preguntó Aurora cambiando de tema.
Desde que vino a Volterra, no salía del castillo. Solo sus padres salían a veces por algunos minutos.
─ Porque es peligroso que salgas afuera, vampiros enemigos podrían hacerte daño ─ dijo Alec.
Por primera vez en su vida, Alec tenía miedo de sus propias palabras, temía que algo le pudiera pasar a su pequeña compañera.
Los Vulturis tenía muchos enemigos que querían destruilos, y sabían que matar a un compañero de ellos sería una buena forma de dañarlos. Así mismo hicieron con la compañera de Marcus, cuando la mataron, el vampiro se sumergió en una depresión que aún no salía.
Para Alec, Aurora era la razón de su existencia, y también lo era para la de los demás Vulturis.
La híbrida se acercó a Alec tomando su mano al verlo tenso.
─ Por eso digo que mejor me quedo aquí ─ dijo sonriendo.
El vampiro le dió una sonrisa sincera.
Alec podría ser muy serio y sanguinario, pero con Aurora era diferente.
Ambos caminaron de nuevo hacia adentro del castillo.
Alec llego hacía la sala de tronos, él vampiro abrió las puertas dándose con un caos de sangre humana.
Los reyes y el resto de la guardia miraron mal a Alec por traer a Aurora hacía la sala.
Alec trago grueso al ver qué metió la pata hasta el fondo.
La híbrida miró todos los cuerpos sin vida de personas en el piso. El aroma a sangre fresca inundó sus fosas nasales hasta llegar a sus pulmones.
Nunca había probado la sangre humana, sólo la de sangre animal.
Tocó su garganta al sentir que ardía, desde que llegó a Volterra no había probado sangre y aunque se mantenía de comida humana, la sangre era indispensable también para su parte vampiro.
─ Saca a Aurora de aquí ─ ordenó Aro al ver qué la híbrida estaba sumisa en sus pensamientos mientras tocaba su garganta.
El rey Volturis sabía que si Aurora probaba sangre humana, los Cullen jamás la volverían a traer y eso él no lo iba a permitir.
Alec hizo caso y saco a Aurora de la sala. El vampiro la llevo hasta la habitación de está.
─ Alec, tengo sed, ─ dijo mirándolo ─ no he probado sangre desde que vine ─ agregó.
El vampiro no sabía que hacer, y para colmo ninguno de los padres de Aurora estaba en el castillo.
─ Tranquila, no puedo darte sangre humana porqué tus padres no lo permitirían ─ aseguró Alec.
La híbrida lo miro comprendiendo.
─ Lo sé, pero tengo mucha sed, mí garganta arde ─ dijo en una mueca al sentir ardor en su garganta.
Alec pensó unos segundos para solucionar el problema hasta que le llegó una idea a la mente.
─ Vamos, te llevaré al bosque, ahí podrás cazar ─ agregó.
Aurora asistió saliendo de la habitación con Alec.
Ambos salieron del castillo con más guardias con ellos.
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