Invitacion de bodas

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هانجی

Hanji observo la palabra escrita en el pecho de Zeke y se preguntaba porque a pesar de que ella lo fregara con sus fuerzas no desaparecía.

- Es un tatuaje, Fraulein.- El rubio señalo divertido de observarla lidiar con aquello por mas de un minuto.- La tinta está en las subcapas de la piel, no vas a borrarlo con un poco de jabón y un trapo.

- Supongo, que es como la marca de Mikasa.- Hanji bufo y miro al rubio que le sonreía con el cabello húmedo mientras el vapor los rodeaba en la amplia tina del baño. Ella estaba sentada sobre su cintura desnuda y por extraño que pareciera solo quería permanecer allí viéndolo, como si fuese a despertar pronto de este sueño tan hermoso.- ¿Para que lo usas?

- Me lo hice en un pequeño pueblo a unos kilometros de aquí, usan unas piedras afiladas que mojan con tinta y van golpeando punto por punto de la linea.- Zeke menciono y tomo la mano de ella colocandola sobre la parte de su pecho donde estaba el tatuaje.- En el idioma nativo es tu nombre.

Hanji acaricio suavemente la piel del rubio y se inclino mas cerca de su boca para atrapar sus labios en un tortuoso beso que de inmediato volvió a excitar al rubio.

- Amor, vamos a quemar la cena de nuevo y creo que ya es de madrugada.- Zeke menciono mas como una sugerencia que como una queja.- Tenemos que estar temprano en la estación de tren, y si no duermo...

El rubio dejo de hablar cuando ella rodeo sus hombros con sus delgados brazos y los cerro en su espalda, ella no iba a escucharlo, así que tendría que resignarse a no dormir... aunque no le importaba que esta seria una noche de insomnio haciéndole el amor hasta que se quedara sin fuerzas a la mujer que amaba.

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Hanji despertó con un terrible dolor de cabeza y de inmediato sintio las manos de Zeke acostandola de regreso en la cama en cuanto dio señales de querer sentarse.

- Duerme...- Zeke le sugirió.- He ido hasta la cabaña de los Grenn, ellos nos prestaran un trineo, así que estaremos en menos tiempo en la estación de tren. Intenta dormir un poco mas.

La castaña asintió y apoyo la cara de nuevo contra el colchón, su piel ardía y tenia la garganta casi seca... ellos deberían haber parado antes de terminar casi muertos en la cama, pero no parecían muy dispuestos a ser racionales en la madrugada.

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El rubio aseguro la maleta de Hanji en el asiento del trineo y la observo acariciando uno de los ejemplares de siberianos que estaban atados para tirar del trineo.

- Ellos son entrenados para soportar largos trayectos.- Zeke explico y miro a la castaña observarlo con mucha emoción.

- Son hermosos, a Hotaru le encantaría uno.- Hanji afirmo acariciando al can que lamió su mano y se prodigio con su afecto.

- Eso es seguro, pero Raskob es una ciudad calurosa, y estos canes son para temperaturas bajas, de otro modo se les cae el pelo y se enferman.- El rubio explico y luego de mirar su cabaña regreso la vista a ella.- Ven te enseñare a manejarlo.

Aquella fue la peor idea que el rubio había tenido desde que vio a Hanji, la investigadora casi los mato en mas de tres ocasiones y se habían detenido seis veces a buscar la maleta de ella que insistía en volar por los aires.

Cuatro horas después, en las que Zeke estaba seguro de que ella había tomado un poco de venganza contra él tratando de matarlos en el trineo, ambos estaban en la posada donde Hanji se había registrado.

Enemigo de la HumanidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora