♥ · Capítulo 20 · ♥

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Capítulo 20

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Capítulo 20. Volver.

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—¿Cómo sabes eso? —pregunto, esperando una respuesta lógica por parte de Madness, pero en cambio su expresión se convierte en una de desconcierto.

—¿Saber el qué? Yo lo decía como broma.

¿Lo decía cómo qué?

Inconscientemente mis ojos se entrecierran en su dirección, a la vez que en mi cabeza se reproduce una y otra vez las palabras del informante que trató con Madness en sus primeros años de vida, antes de que empezaran a sospechar de él: Sus engaños son a plena luz del sol y eres incapaz de verlo, y sus mentiras imperceptibles.

¿Acaso intentas jugar conmigo, Madness?

Eto dolzhna byt' plokhaya shutka —murmuro a la vez que alargo mi mano hacia ella y la atraigo lo suficiente hacia mi como para que quede cara a cara conmigo.

«Esto debe ser una mala broma»

—Madness.

—Señor monstruo bonito...

—Madness, esto es serio.

—¿Qué es serio?

Siento mi ojo derecho -en el que anteriormente fui golpeado por el codo de uno de los oficiales-, empezar a parpadear repetitivamente de manera involuntaria. Madness, a la que todo le parece interesante, alarga su mano hacia él para taparlo; y al caer en cuenta de que se encuentra cerca de mi cara, en vez de concentrarse y empezar a tomarse enserio la conversación al ver mi rostro serio, ella se entretiene con los rasguños y moratones que hay en mi rostro y que empiezan a hacerse más notorios con el paso del tiempo. Y aprovechando que sus cortos brazos están al alcance de ellos, pasa sus deditos por ellos con suma delicadeza.

—Tienes muchos golpes aquí —ella murmura, pasando uno de sus dedos sobre mi pómulo derecho, luego mueve sus ojos hacia mi barbilla y lleva sus dedos hacia allí también—. Y aquí.

—Estoy al tanto de ello.

Los ojos curiosos de Madness dejan mi cara y van a mi hombro, donde por la cantidad de humedad que siento en la gaza, me arrepiento de no haberme puesto tiras extras sobre la herida para que así no se notara la sangre.

—¿Eso te duele mucho?

—No —miento.

Ella no parece creérselo, así que pincha con uno de sus dedos la herida sin mucha fuerza, causando que una mueca aparezca en mi rostro.

—Lo siento —Madness se disculpa en un susurro, bajando el rostro.

Luego de esas últimas palabras, la habitación se sume en un denso silencio, donde la observo por un largo rato quedarse de pie frente a mi sin decir nada. Con el paso de los segundos me doy cuenta de que la pelinegra no va a soltar nada, así que termino suspirando, rendido.

Blackjack, Reina  {A #2}Where stories live. Discover now