Suspiro

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Partí hacia la ciudad, me encanta estar con mi familia pero el deber llama. En la oficina cada día hay mas trabajo, trato de centrarme, así puedo evitar pensar— mientras más casos lleguen mejor.

Vicky me llegó a decir que tanto trabajo me iba a volver loca, pero no es así, tanto trabajo iba a evitar que me volviera loca.

Estos últimos meses no han sido nada fácil, sin mencionar los años en los que pase los peores días de mi vida. Hubieron noches en las que tuve que abrazarme a mi misma, buscar consuelo en mis recuerdos, aferrarme a mi amor propio, dias en los que tuve que darme ánimo, luchar contra mi misma y los recuerdos que me atormentaban, obligándome a seguir adelante a pesar de las adversidades. Auto aconsejarme se volvió una rutina, cada vez que pensaba en rendirme, en flaquear, me echaba porras y me decía que todo estará bien.
Me miraba al espejo y buscaba en mi mirada la mujer independiente y arriesgada, capaz de salir adelante a pesar de los obstáculos, obligándome a creer en el dicho "Si del cielo te caen limones, aprende a hacer limonadas". Llegue a mi límite, suprimí mis lágrimas, ya estaba cansada de limpiarlas cada vez que flaqueaba, cada vez que la vida se encargaba de hacerme sentir que estaba sola...cuando eso no era cierto, mi soledad era un espejismo. En medio de mi dolor comprendí que todos me pueden abandonar, pero mientras no sea yo quien me abandone, todo estará bien.

Se me hizo más fácil sonreír que dar explicaciones por estar triste, mi estado de animo no define quien soy, ademas, los demás no tienen la culpa de cómo me ciento. Algo que nunca olvide: después de la tormenta llega la calma. También recordaba las palabras de alguien muy sabio. "Cuando la noche está más oscura, es porque está a punto de amanecer. Cuando la roca sea muy alta, no intentes saltarla: rodéala". Esas palabras retumbaban en mi cabeza una y otra vez. Le agradezco muchísimo a esa persona: por siempre aconsejarme y brindarme su apoyo incondicional.

Al llegar a cuidad ya estaba tarde, había oscurecido, llegue a mi depa... me di un baño; sentada frente a la ventana que daba a la ciudad... contemplaba lo hermosa que se veía. Las luces de la cuidad son hipnótica, capaces de hacer que te olvides de todo tus problemas. Descorche una botella de vino y me serví una copa, era lo que pretendía, pero de una en una...me acabé la botella.

Al mirar mi reloj me di cuenta que ya eran las 10 y tanto, me puse de pies y caminé hasta llegar a la recámara, solo recuerdo que caí en la cama y jamas supe de mí. Al día siguiente llegué a la oficina...pasada de hora, luego de que Vicky casi me explotara el cell...llamándome para saber por qué no había llegado.

Al llegar lo primero que hice fue decirle: "ya, ya...ya estoy aquí"

—te pasas Patricia, estaba preocupada.

—estoy bien, no te preocupes.

—ya no, te tengo en frente.

Le di una sonrisa y seguí hacia mi oficina. Al entrar lo primero que veo sobre el escritorio, es el expediente del señor Báez— Vicky que significa esto —grité

—tú querido amigo que no se da por vencido.

Hojeando los documento me di cuenta que había audiencia para las 4 de la tarde.

—pero hay...

—si...audiencia, pero adivina ¿qué?

—¿que pasó?

—te toca en la sala dos y el juez de esa sala es el esposo de la hermana del estafador este a quien Báez demandó.

—o sea ¿debe desinhibirse?

—¿si no lo hace?

—recusación.

—listo...

—perfecto, vamos por el, a ver si el señor Báez me deja en paz.

—no creo que eso pase... hasta que tengo su dinero en mano.

El señor Báez es dueño de un sin número de propiedades, en una de ellas hizo una casa para el y su familia ir de vacaciones, es algo retirado de la cuidad, por lo que quiso ponerle protección (hierros) a puertas y ventanas. Un amigo le recomendó un herrero, el confiado acepto y le depositó el dinero por adelantado(120,000.00 pesos Dominicanos)— error —. Pero lo más chulo es: por el herrero ser de mente cerrada— no tenía cuenta de banco —, por lo que el señor Báez se lo depositó a un vecino— ¡¡Bárbaro!!

No teníamos evidencia...más que la palabra de Báez y al vecino como testigo —estaba dispuesto a declarar —. En fin, el señor Báez lo que quiere es que le devuelvan su dinero, la misma cantidad que el le depositó al vecino, y dinero que el mismo afirma a ver entregado al herrero— imagínense, si no habla, le toca pagar el dinero, porque de lo que si tenemos prueba es de que el dinero fue depositado al vecino, y retirado varías horas después.

Todos en la sala de audiencia salió como lo planeamos, el juez acepto desinhibirse y la audiencia fue fijada para una semana después. Al llegar a la oficina, recogí mis pertenecía y salí lo más rápido que pude, tenía una cita a las 7 y ya iba tarde.

—Vicky me marcho, hablamos luego.

—espera, espera ¿para donde con tanta prisa?

—¿desde cuando? —sonrío— es broma, quedé con Alfredo.

—¿andan?

—mmm no, pero...

—¿pero qué?

—soy una mujer soltera, quizás más adelante se pueda dar algo entre nosotros, me grada.

—Patricia no juegues con fuego.

—¿que? Ya me voy, voy tarde.

—espera —sosteniéndome del brazo— piensa bien lo que estás haciendo.

—¿que me quieres dejar dicho?

—que no puedes salir de una para meterme de cabeza en otra, tú aún amas a Marcos, y no creo que salir con Alfredo sea lo correcto. Lo estás usando como tabla de salvación.

Suspiré en molestia— mejor me voy Vickiana, te juro que hoy no, hoy no estoy de ánimos para tus cosas.

—no son mis cosas, son tus cosas.

—¿que quieres? ¿Que me encierre a llorar como magdalena? Pues no, ya es suficiente, quiero vivir mi vida, atreverme a hacer cosas que nunca hice, aún teniendo ganas de hacerlo, y de lo que más me cansé, no me cansé, estoy harta: de llorar y sufrir por un hombre que me ve como un cero a la izquierda.

—ay Pat... esta bien, si eso es lo que quieres, anda ve, disfruta, sin miedo al éxito. Pero asegúrate de preparar bien el piso...para la hora de tu caída.

—¿¡que le pasa!? —bufé

Un amor que nació en el campo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora