No todo lo que se ha contado acerca de la historia de las mujeres y el feminismo son en general verdades, más bien algunas yacen de concepciones que se ha construido a la perfección el cerebro moderno.
La suffragette Mary Richardson atacó el 10 de marzo de 1914 a la pintura de Diego Velázquez 'La Venus del Espejo' con un hacha en el museo National Gallery. Más tarde fue declarada culpable y sentenciada a dieciocho meses de trabajos forzados. Este acto provocó que varios museos evitaran la entrada a mujeres sin compañía.
Describió como su primer golpe rompió el vidrio protector, cuando el inspector empezaba a percatarse de lo que sucedía y como los encargados en la puerta oyeron el sonido de los cristales romperse pero al acabar caídos en el suelo queriendo detenerla le dieron tiempo para dejar cuatro golpes más.
Realizó este ataque con motivo de atraer atención acerca de las huelgas de hambre en la prisión de Holloway que mantenía la líder del WSPU, Emmeline Pankhurst, acusando al gobierno de asesinarla y destruirla tanto a ella como a otras "hermosas mujeres". Aseguró que se podía conseguir otra pintura, más no otra vida. Incluso dijo que intentó destruir la imágen de la mujer más bella de la mitología para protestar por Pankhurst que, para ella, era el personaje más bello de la historia moderna. Reveló además que odiaba la forma en que los hombres "se regocijaban" al ver las pinturas de desnudos.
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Hizo otros ataques terroristas y vandálicos: rompió las ventanas de una estación de policía y del Ministerio del Interior, incendió un edificio, bombardeó una estación de tren y se piensa que incendió una casa propiedad de la condesa de Carlisle Rosalind Howard. Fue arrestada nueve veces y acumuló penas de prisión de más de tres años.
Esta suffragette de orígen canadiense se desempeñó como escritora cuando fue liberada, se postuló como candidata del Partido Laborista por varios años, al establecerse la Unión Británica de Fascistas se volvió miembro de inmediato al igual que otras ex suffragettes pero dos años después salió por las políticas que se tenían sobre las mujeres y en 1930 adoptó un niño pequeño. Publicó su autobiografía 'Laugh a Defiance' en la que aunque relató su pasado suffragette no fue así con el fascista.