Capítulo XX: HORA DE PAGAR.

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El viejo Henry se levantó entusiasmado, su figura regordeta se paseaba por los rincones de lo que solía ser la guarida de Eggman, palmeaba incesante una y otra vez su enorme barriga mientras desfilaba frente al espejo del baño con su nuevo estilo, una camiseta de cuadrados verdes con negro y un overol de mezclilla reluciente, además de un nuevo sombrero de jardinería, acompañado de su nuevo rostro, se había deshecho del viejo bigote dándole un look más amigable que el anterior, renaciendo por completo.

Bajó a la cocina con entusiasmo y comenzó a preparar una toneladas de panqueques acompañados de tocino frito y un huevo frito, el desayuno ideal para él y sus "hijos".

Claro que los batniks no tenían la capacidad de comer, pero para él, era "necesario" servirles para que estos "desayunaran" junto a él y se sintieran "parte de su familia".

Luego de eso, decidió seguir con la limpieza del lugar, había miles de planos de robots que aún faltaban por construirse, pero sus motivos eran malévolos para él, así que había decidido desechar aquellos que le fueran "inútiles" y conservar solo los que podían ser de ayuda en caso de que alguno de sus hijos se descompusiera.

Paseaba por su cuarto y apilaba las tiras de periódico en el suelo, dispuesto a acabar con ese monocromático color gris de la pared; su andar se veía una y otra vez en su espejo, el cual, cada vez más se detenía a susurrarle algún murmullo.

- Es hora. - repetía insistente el espíritu que albergaba, amenazante de salir y terminaron su misión.

Henry solo canturreaba y silbaba deslizándose, evitando escuchar a su reflejo.

Nadie lo sabía, pero el viejo comenzó a observar al antiguo Eggman en el reflejo, quien pedía salir y recuperar lo que era suyo.

....

- El mapa, Sonic. - pidió Tails mientras que el gran azul salía disparado y en dos segundos ya estaba a lado de él con el mapa en la mesa.

Todos lo observaban con atención mientras él ponía algunas chinchetas en las ubicaciones de las muertes, la señorita Dallas, el gran Socket, la pequeña Julieta y el poderoso Wugonk; observando como todas ellas formaban una especie de aro en su perímetro, luego trazó unas líneas rectas en dirección al centro del círculo, y, como por arte de magia, todas estas se juntaban en un solo lugar.

- Increíble. - susurró Knuckles, observando la nueva ubicación que se acababa de revelar.

- Si esto es verdad, tendremos que volver a dónde todo comenzó. - enunció el azulado viendo uno a uno a sus compañeros, dos tragaron duro por los recuerdos, pero los demás estaban listos para atacar, ir y destrozar el lugar.

...

Al principio fue un rugido, seguido de una ardor enorme en el pecho, su corazón latía incesantemente mientras deseaba una sola cosa en el mundo, escapar de eso.

Sus rodillas comenzaron a temblar y poco a poco el peso iba cediendo, se sintió caer hacia atrás, pero no captó el golpe, podía apostar a que seguía flotando.

- Un alma por un alma, estaba ansioso por consumirte antes, esa vez solo pude llevarme tu alma oscura, pero ahora podré saborear tu carne.

Repetía aquella voz grave y apagada, como si estuviera caída, sin darle oportunidad de si quiera decir algo.

El rugido terminó, y ya no había ardor en el pecho, poco a poco sus párpados caían, teniendo como última imagen a una bestia infernal dispuesta a abalanzarse sobre él con los colmillos de fuera y la escalofriante mandíbula abierta de par en par.

...

- Partimos mañana. - anunció Shadow con autoridad al instante que tomaba a ambas chicas, al gran robot y las pequeñas notas de la erizo.

- Pero... no deberíamos esperar. - Susurró Cream con temor viendo fijamente el rostro de Amy, quien aún estaba pálida desde la noticia de la tarde.

- No, vamos mañana, preparen todo y descansen, no será algo fácil. - añadió Amy respaldando a su líder, quien la miró orgulloso, pero ella no estaba dándole atención, puesto que su mirada se postraba en la pequeña coneja, dándole una sonrisa intentando reconfortarle.

- Lo siento. - soltó la rosada a punto de ceder a las lágrimas; la pequeña solo saltó hasta ella y la capturó en un hermoso abrazo, teniendo (por fin) su tan esperada reconciliación.

Y así como llegaron, el Team Dark desapareció de sus vistas, en un dos por tres.

- Ella estará bien.

- No lo sé, Sonic, hay miles de probabilidades...

- No fue pregunta. - añadió con tono seguro mientras recargaba su mano en el hombro de su amigo.- ella es fuerte, ella estará bien.

- Yo no estaría tan seguro. - habló desde su esquina, llamando la atención de todos los presentes ahí, causando que lo acorralaran, si bien era su amigo, ahora no estaban seguros de que debieran confiar en él. - Ella es fuerte, pero ese lugar tendrá miles de retos por enfrentar, y la vida de todos está en juego, claro que ella es fuerte, pero lo que pasará... oh, santo cielo, lo que pasará la pondrá a prueba, y en lo que yo vi, ella no lo logró.

...

- Buenas noches. - se despidió Rouge rodeando en sus brazos a Shadow y dándole una leve sonrisa, diciéndole que todo saldría bien; claro que él no tenía miedo, pero el calor que Rouge le proporcionaba le daba algo de calma en medio de todo el caos que se formaba en su mente.

- Descansa, mañana será un gran día. - habló devolviendo la despedida de esa noche.

La albina pasó de lado y se detuvo junto a su amiga, a quien le dió un corto abrazo como consuelo por todo lo que había sucedido, y luego desapareció del lugar, escondiéndose en la profundidad de sus cobijas, las cuales le daban consuelo llevándola al mundo de los sueños, aunque ese lugar no la libraba de sus pesadillas y miedos de perder a su mejor amigo.

- Buenas noches. - le dijo Amy con la mirada baja mientras se disponía a dar media vuelta y desaparecer de ahí, pero él no se lo permitirá. - ¿Hum?.- cuestionó en murmullo para él al sentir el fuerte tirón en su brazo, obligándole a permanecer ahí.

- Aún me debes un favor por lo de la ropa del otro día. - respondió el azabache observando cada parte de ella, pudo distinguir que sus piernas temblaban un poco, sus mejillas recobraron su tono rosado natural, pero se veían caídas, sin algún rastro de alegría en ellas, y sus ojos resaltaban el cansancio que ese "problema" le causaba; además de la noticia de la tarde, su sentimentalismo estaba volviendo, y no sabía lo que eso significaba.

- Entiendo.- respondió ella de inmediato. - ¿Lo pedirás ahora?

Él asintió lentamente mientras la miraba con atención,  examinando cada mínimo movimiento que hacía, intentando predecir su reacción ante lo que le iba a decir.

- Rose. - inició. - si la batalla se pone difícil y algo me pasa a mi, quiero que tomes a los niños y salgan del lugar.

✨...✨

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