Capítulo XXX: LA JUSTICIA.

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Los ojos de Shadow se abrieron al sentirse extrañamente bien, ya no sentía el dolor en el pecho y su cuerpo ya estaba casi recuperado, solo que ahora tenía miles de vendajes en él, preguntándose que había pasado.

Faltaban solo un par de horas para el atardecer, lo que lo hizo sentirse más confundido, además de que luego se percató de que se estaba moviendo, o más bien, estaba flotando detrás del erizo futurista.

- ¿Qué pasó?.- preguntó a todos, los cuales se frenaron y corrieron hasta él al escucharlo, Silver lo bajó para que lo recibieran, sobre todo dos chicas inmensamente preocupadas.

- ¡Black! - Gritó Rouge con entusiasmo y se abalanzó sobre él, siendo recibida por sus brazos.

- Shadow... - murmuró Amy mirándolo fijamente con un par de lágrimas en sus ojos, cediendo ante el impulso y abrazándolo al igual que su amiga alada.

El resto del equipo solo sonrió aliviando por tenerlo de vuelta y a salvo, teniendo ahora una preocupación menos.

- ¿Qué pasó con Keneth?.- preguntó a Amy, quien ahora no parecía querer alejarse de su lado.

- bueno, pues luego de que Rouge lograra sacarte de sus brazos, las llamas lo consumieron por completo, quedando hecho cenizas, lo lograste. - respondió con una sonrisa para él, algo que le llenó el estómago de mariposas.

- No, Rose, lo logramos, eso te incluye a ti y a todos. - finalizó devolviendole el gesto, sintiéndose ahora más tranquila en su interior.

Aunque había algo más, el miedo también estaba creciendo, recordando el terrible bloqueo que había sentido hace unas horas, eso de inmediato la llevó a los recuerdos del trágico día en el que perdió todo, pensando en que quizá podría pasar otra vez.

Y sin darse cuenta, las lágrimas comenzaron a caer.

- ¿Rose?.- cuestionó al verla tan triste de momento, aunque fue en voz baja, para evitar llamar la atención.

- No me dejes, Shadow. - pidió con voz baja mientras tomaba su mano. - cuando ocurrió eso yo me quedé en blanco, no podía soportar la idea de perderte, el solo recordarlo me hace temblar, por favor, te lo pido, no me dejes, no mueras, no lo soportaría. - finalizó mirándolo a los ojos, transmitiendole esa seguridad que solo ella podía darle, entonces la capturó en sus brazos, intentando reconfortarla un poco y transmitirle calor.

- No puedo prometerte eso, pero si te diré que intentaré vivir por ti, solo si tú haces lo mismo, pues no vale la pena vivir en un mundo sin una Amy Rose. - añadió acariciando su mejilla mientras se preguntaba en qué momento le había abierto su corazón, quizá fue desde aquel festival en el pueblo, cuando tomó su mano y la animó a hablar frente al público, o podía ser antes, cuando la llevó por camisetas a esa tienda de segunda mano, aún no lo decidía, pero no estaba dispuesto a enfrentar ese sentimiento, al contrario, él quería darle la bienvenida.

- Lo prometo. - murmuró mirándolo a los ojos, sellando así su pacto.

...

- Keneth falló, somos lo único que les impide llegar a la mesa. - susurraba poniéndose en pie, revelando unas terribles marcas deslizarse por el ojos, eran sus lágrimas ácidas, las cuales quemaban su muerta piel al deslizarse hacia abajo, había perdido más de lo que esperaba, y ahora solo tenía a Paolo.

- Lo dices como si no fuéramos suficiente para protegerla. - respondió cruzado de brazos, aunque su jefe solo lo miró despectivo, obligándolo a permanecer en silencio hasta sugerir algo útil. - Invoquemosla ahora, Ñemby podrá eliminarlos a todos, será rápido y perfecto.

Sugirió con entusiasmo, aunque cambió su postura segura a una asustada al mirar a Fharid tan molesto por su insinuación.- Sabes lo peligroso que es, primero debemos encargarnos del último sacrificio, ¡es vital!, si hacemos el llamado antes tendremos consecuencias enormes, no estoy dispuesto a correr el riesgo, no estoy tan desesperado. - le respondió recobrando su paciencia habitual, intentando buscar otra opción.

- Entonces déjame enfrentarlos, iré y eliminaré a alguno, a esa chica vulnerable, no es tan especial como el elegido, pero su alma es fuerte, interesante, Ñemby la aceptará gustosa. - Sugirió con entusiasmo, dispuesto a terminar con su misión interrumpida en el bosque, además de vengar a sus compañeros, aunque no solo lo hacía por eso, sino también por el golpe de orgullo de perder en su batalla.

- No. - respondió de inmediato a la petición. - Ellos acabarán contigo, debemos esperar a que lleguen y aquí los enfrentaremos ambos, eliminaremos a alguno y Ñemby volverá a la vida, eliminará a quienes quieran enfrentarla y luego volverá a dormir, como todos los años, como si nada hubiera pasado. - agregó teniendo todo fríamente calculado. - ahora vigila la entrada, mantenme al tanto de sus pasos, yo prepararé la mesa, ganaremos, pero habrá que esperar para derramar sangre.

Finalizó tocando su hombro, esperando que la paciencia ganara más que la ira en la mente de su amigo, pero Paolo era el espíritu de la justicia, el juez de los ingratos, cuando había una injusticia él era quien tomaba cartas en el asunto y se encargaba de que todos recibieran exactamente lo que merecían.

Él no se quedaría con los brazos cruzados, no tras la humillante derrota de sus amigos y el terrible juego del bosque.

...

Estaban ya a pocos pasos de llegar a la cueva, claro que podían haberse teletransportado hasta allá, pero Shadow aún estaba en recuperación, y exigirle más a si mismo después de casi morir no era una opción.

Su caminata se hizo más rápida al reconocer el lugar y saber que la entrada estaba cerca, así que corrieron tan rápido como podían, con la esperanza de poder acabar con todo de una buena vez, antes de tener que lidiar con otro de los dioses.

Lastimosamente su suerte no estaba por mejorar.

- Los únicos que quedan son Fharid el líder y Paolo... espíritu de...

- Espíritu de la Justicia, señorita Rose, un viejo... "amigo" de su novio. - respondió desde lo alto, cayendo justo frente al grupo y mirando fijamente a la pequeña rosa, quien solo abrió los ojos de par en par. - Mucho gusto, soy Paolo, y tú noviecito murió en mis manos.

Entonces lo entendió, lo de antes no era miedo a buscar las respuestas, su sentir era horrible, y entendió todo al tenerle de frente, no había temor de buscar la verdad,  el miedo era por encontrar aquello que tanto había estado buscando.

✨...✨

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