15. Los estúpidos toman decisiones estúpidas.

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~Dakota~

Corrí al el patio trasero, sintiendo mis ojos arder y, temblando, saqué mi teléfono, equivocándome varias veces al marcar el número.

No pudo haberse ido.

No pudo haberse ido sin decir nada.

Me cubrí el rostro con mi mano libre, intentando disminuir el dolor en mi pecho mientras escuchaba los timbrazos.

Uno a uno, parecían clavarse en mi pecho como estacas.

¿Por qué se había ido sin decir nada?

Dolía.

—Contesta el teléfono, Elliot... —rogué, sin poder ocultar el temblor en mi voz.

El número que ha marcado no está disponible en este momento, por favor intente más tarde habló la voz computarizada al otro lado de la línea.

Colgué y marqué de nuevo. Una y otra vez, hasta que sentí la primera lágrima mojarme la mejilla, seguida por el primer sollozo, hasta que ya no pude contener el llanto.

Aventé el teléfono contra el pasto y me cubrí el rostro con las manos, sintiendo un inmenso vacío en el pecho.

—¡¿Dónde demonios estás?! —gemí, con la poca voz que me quedaba y me deslicé por la pared de la escuela.

Se había ido.

Y sin decir una sola palabra.

La había valido una mierda que me iba a romper en pedazos el alma si se iba.

¿Había sido por mí? ¿Por Max? ¿Tenía, siquiera, alguna razón coherente para irse?

Sollocé, frustrado. Dándome cuenta de que lo que sentía por Elliot era mucho más fuerte de lo que creía.

¿Por qué había tenido que irse para que yo me diese cuenta?

—¡Dakota!

La voz de Max me fue casi imperceptible hasta que la sentí tomar mis muñecas, intentando descubrirme el rostro, cosa que no le permití.

—¡Maldición, mírame! Vuelve en ti y dime algo, Dakota —musitó, con la preocupación marcada en la voz.

—¡¿Qué quieres que te diga, joder?! —grité, levantando el rostro—. ¡¿Que me acabo de dar cuenta que estoy enamorado de un imbécil a quien le valió mierda lo que yo podía sentir y se fue como un maldito cobarde?! ¡¿O quieres que te diga que a pesar de saber todo eso quiero ir a rogarle que vuelva?!

Sollocé, sintiéndome patético y estúpido. ¿Por qué no podía dejar de llorar por él?

—Dakota... —empezó Max, en voz baja y cautelosa—, entiendo lo mucho que esto te duele y lo que sientes por Elliot, pero sé, también, que para él esta era la única forma de saber que estarías bien, porque, tanto en su mente como en la mía, tú sólo estarás bien si él no está cerca y muchas de las cosas que ocurrieron en mi cumpleaños sólo se lo comprobaron. Además, debes respetar su decisión y seguir adelante. Si él lo quiere así, volverá, pero si no, tendrás que acostumbrarte a vivir sin él.

No le respondí y volví a cubrirme el rostro con las manos, rompiendo a llorar. 

Sabía que tenía razón.

Lo sabía.

Pero aceptarlo dolía.

Sentí los brazos de Max rodearme por los hombros, pegándome a su pecho pero no dijo nada.

Amnesia [gay/yaoi]Where stories live. Discover now