18. Cosas vergonzosas.

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~Dakota~ 

—Buenos días.

Desperté revolviéndome un poco y sentí un beso en mi cabello que, inconscientemente, me hizo sonreír.

Me desperecé del todo y me di vuelta, esperando ver a Ruth o a mamá, pues eran las únicas que se metían en mi cama para despertarme.

Pero ni estaba en casa, ni era ninguna de las dos.

Elliot me sonrió ampliamente y, de inmediato, sentí el calor subirme a las mejillas.

—¡¿Q-qué demonios haces en mi cama?! —chillé, intentando alejarme, pero sus brazos rodearon mi cintura, impidiéndomelo.

Plantó un sonoro beso en mi mejilla y se inclinó hasta mi oído.

—Esa no es manera de tratar a tu novio, Dakota —susurró.

Cada vello de mi cuerpo de erizó y mi rostro ardió.

—¡N-no me importa! —tartamudeé—. Ya s-suelta...

—Que te abrazase no parecía un problema anoche cuando te hacías el dormido.

—¡Estaba dormido! —exclamé rápidamente—. ¡N-no estaba fingiendo!

Una risa se escapó de sus labios y se inclinó hasta pegar su nariz a la mía, empujando suavemente mi cabeza hacia atrás. Nuestros ojos se unieron, colisionando tan intensamente que me hizo sonrojar. 

Por un momento, una sombra recorrió los ojos de Elliot y sus manos me apretaron con más fuerza, como si sintiese que iba a desaparecer.

—¿Puedo...? —susurró, sobre mis labios—. ¿Puedo besarte?

El calor me subió a las mejillas de nuevo y bajé la vista a cualquier otro sitio que no fuesen sus ojos. 

—N-no lo... preguntes... —balbuceé, sintiendo el corazón retumbarme en el pecho.

—¿Eso es un sí? —siguió, con una sonrisa asomándose en las comisuras de sus labios.

No respondí, mordiéndome el labio para no decir algo que atentase contra mi orgullo y su nariz se frotó levemente contra la mía, con tanta ternura que era... extraño.

Igual que la horda de hipopótamos que corría en mi estómago.

Levanté la vista de nuevo y sus ojos brillaban tanto que hizo que se me nublase la mente, acompañado de esa sensación de déjà vu que me esforzaba por ignorar.

¿Cuándo había visto esto antes?

—Oye —habló, sacándome de mis pensamientos—. Te amo.

Iba a gritarle algo cuando sus labios se posaron sobre los míos, causándome un leve dolor en las heridas. Le correspondí sin pensarlo mucho y sus manos subieron hasta mi cabello, enredando los dedos en él, haciendo que un escalofrío me recorriese la espalda.

Se movió, mientras introducía su lengua en mi boca y la enredaba con la mía, quedando sobre mí. Casi podía escuchar los latidos de mi corazón y mi mente se nublaba a medida que el beso subía de intensidad y la idea de apartarlo se volvía casi inexistente.

Sus manos soltaron mi cabello bajando hasta los botones de mi camisa, soltándolos uno   a uno, hasta acariciar mi piel desnuda. Temblé.

—Elliot... —murmuré.

Me mordió el labio con suavidad, arrastrando sus dientes sobre él lentamente para soltarlo y volver a besarme, arrancándome un leve jadeo.

Mi mente me advertía el camino que esto estaba tomando pero no podía reaccionar. Era como si estuviese en una especie de trance de el que no quería salir. 

Amnesia [gay/yaoi]Where stories live. Discover now