20. Esperanza ficticia

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~Dakota~
 
Algo se rompió.

Sabía que algo se había roto en ambos al escuchar a papá pronunciar esas palabras.

—¿Qué? —fue casi un jadeó y salió de la boca de Elliot, como si le fuese difícil hablar—. No... eso...

—Disculpe, ¿podría decirme quién es usted y qué hace aquí? —preguntó papá, con una sonrisa.

Me puse de pie, mecánicamente y fui hasta Elliot, poniéndome de pie frente a él con toda la neutralidad que pude proyectar.

—Elliot, vete —dije firmemente.

—No, Dakota... Él... —rogó, casi desesperado—. Esto...

—Por favor, vete y déjame resolver esto —insistí.

Me miró un momento, como si buscase una mentira en mi voz, pero, por suerte, no la encontró y simplemente asintió, saliendo de la habitación. Respiré hondo y levanté la barbilla, intentando no hacer notar lo vulnerable que sentía en ese momento.

—Hijo, ¿podrías decirme quién era él? —preguntó papá, confundido, pero se le notaba que no le importaba realmente.

—Es... un amigo.

—Ya.

—Papá —dije, con cautela—. No sé de dónde habrá salido esto, pero yo... —tragué grueso—, no quiero casarme.

Se irguió en su silla, sin dejar de sonreír y sentí un escalofrío recorrerme la espalda.

—No es cuestión de si quieres o no —contestó—. Como primer hijo de la familia Doncaster debes cumplir con varias responsabilidades, entre ellas que tendrás que manejar la empresa cuando yo muera, y este casamiento, hijo, es por el bien de la familia. La familia de tu prometida, los Winslow, manejan una de las empresas más grandes del país y, al unir ambas familias, se unirán las empresas. Así que no hay discusión en el asunto. Te casarás en un mes, Dakota, y mañana tu prometida vendrá a cenar para que la conozcas.

—¡Pero, ¿qué pasa con lo que yo quiera?! —casi grité—. ¡¿Y el amor?! ¡¿Qué ocurre si quiero casarme con alguien que amo y no con alguien que tú elegiste?!

—Con amor no se mueve el mundo, Dakota.

—¡A la mierda el mundo! —exploté, sintiendo mis ojos arder—. ¡No quiero un matrimonio arreglado, papá! ¡Ni quiero casarme aún! ¡Me da igual si es bueno o no para la familia, yo no quiero casarme con alguien que no amo!

—¿Hay alguien que ames, acaso? —preguntó, con el ceño fruncido y sentí un miedo inmenso recorrerme el cuerpo—. Vamos, dímelo, y si es así, quiero conocerla. Tal vez tengas razón y yo la apruebe. Entonces, ¿hay alguien?

Se me secó la garganta y sentí el corazón retumbarme en el pecho. Conocerla, había dicho; ni siquiera se le pasaba por la cabeza que podía gustarme un chico y ni loco iba a aprobarlo, si es que no me lanzaba a la calle al saberlo.

Me sentía impotente, incapaz de luchar por lo que de verdad quería y apreté los puños.

—No —contesté y, fue como si las palabras se me clavasen en la garganta, causándome un dolor punzante—. No hay nadie.

—Perfecto, entonces —sonrió—. No hay nada más que discutir, mañana cenarás con tu prometida y en un mes se celebrará la ceremonia como Dios manda.

—¡Pero...!

—¡Ya es suficiente, Dakota! —alzó la voz, haciendo que me encogiese por impulso—. No hablaremos nada más del asunto. Te casarás y fin de la discusión. Y espero que mañana en la cena te comportes como te hemos enseñado y le demuestres al señor Winslow que eres el perfecto prometido para su hija. ¿Está claro?

Amnesia [gay/yaoi]Where stories live. Discover now