Capítulo 8

999 129 2
                                    

Os habíais quedado totalmente solas en aquella casa. Existía un gran silencio entre vosotras, lo único que se podía escuchar era a la gente que transitaba por el exterior de la casa.

Ume te miraba fijamente, analizándote de arriba a abajo. Tu presencia parecía no serle muy agradable, como si desease que desaparecieses de su vista en aquel mismo instante.

Tú te quedaste de pie, no sabias que hacer, aquella mirada te intimidaba, parecía que en cualquier momento te iba a expulsar de aquel lugar.

Intentaste que vuestras miradas no se topasen, pero era imposible, ella no apartaba la vista de ti y tú por instinto la mirabas también.

- No me gustas – te dijo en un tono seco - ¿Por qué estás aquí? –

- Gyutaro dijo que lo esperase aquí – dijiste en un tono tranquilo tratando de no enfadarla más de lo que parecía estarlo.

- Quiero decir que qué haces con mi hermano, a él no se le acerca nunca nadie y menos las mujeres... y encima le llamas por su nombre – hizo una pausa, su mirada se intensificó con más rabia – No me fio nada de ti, vete de aquí – alzó la voz al decirlo.

- Espera U... - no te dejo continuar hablando, te cortó a mitad de palabra y ella dijo.

- ¡A nosotros nadie se nos acerca y los que lo hacen es por que se quieren aprovechar de nosotros! No quiero que le hagas daño a mi hermano, si estas con él para reírte de él entonces vete de aquí y no vuelvas. Nosotros siempre hemos estado solos, no necesitamos a nadie como tú y menos para que se burle de nosotros – se levantó y cada vez se iba acercando más mientras te gritaba. Al acabar la frase paró y volvió a decir – Que rabia, no entiendo porque mi hermano te ha traído aquí... incluso te sonrió antes de irse –

Te volvió a mirar fijamente sin decir nada, esperando una respuesta tuya que le pudiese aclarar todas sus dudas.

Se notaba que ella no confiaba lo más mínimo en ti. Al fin y al cabo, ellos siempre habían estado solos y se notaba que lo habían pasado mal. Vivian en una zona en la que no te podías fiar de nadie y tener a una extraña a solas en su casa era normal que la incomodase.

Querías explicarle lo que pasaba, que pudiese estar tranquila contigo. Por ello trataste de ser lo más sincera con ella y le dijiste.

- Me llamo T/N, hace ya un tiempo llegué a este distrito pensando que yo misma podría sobrevivir y vivir por mi cuenta. Pero no fue así. Tuve la suerte de encontrarme con tu hermano y él me ayudó – le dijiste con un tono calmado mientras la mirabas con una pequeña sonrisa en tu rostro – Por favor, no pienses que quiero burlarme de tu hermano ni aprovecharme de él. Pienso que es una persona maravillosa y le respeto mucho. –

Hiciste una pausa. La mirada de Ume parecía estar un poco más calmada. Te miraba y te escuchaba atentamente.

- Él está tratando de ayudarme a poder sobrevivir por mi cuenta y yo le pago por ello, se podría decir que me está enseñando, como si fuese mi tutor. – querías explicárselo todo, para que pudiese confiar en ti.

- Ya veo... - te dijo.

Ume se dio la vuelta y caminó en dirección contraria a ti.

- Si mi hermano se fía de ti está bien, pero yo no lo hago aún. Así que tú quédate ahí hasta que él vuelva. Si te tiro de aquí se enfadará conmigo y no quiero que se moleste más. No me molestes y no hagas ruido – dijo mientras caminaba hacia un mueble cercano a ella, agarró un pequeño peine y comenzó a peinarse.

Tu asentiste y te sentaste en el lugar donde estabas. Parecía que estaba más calmada.

Al cabo de unos minutos y después de que Ume desenredase su cabello, trató de hacerse un peinado. Pero no parecía que se le diese del todo bien.

JUNTOS💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora