【03】

34 8 1
                                    

▕Capítulo 03 ▶ 

.-||-.

La cafetería los domingos no estaba tan llena como otros días, los estudiantes solían pasar el día fuera del campus, o encerrados totalmente en sus apartamentos, por eso a Stephen le encantaba ir a comer allí.

Wong le comentaba los últimos avances del proyecto, mientras él ojeaba uno de los libros que le trajo su amigo.

— Gracias por traémerlos, Wong.— Agradeció el más alto, señalando a la pequeña pila de libros.

— Sin problemas, pero que sepas que Tao te echa de menos.— Tao, la dueña de la librería y de la mayoría de libros, y además una de las mejores profesoras que la institución podía ofrecer.— Además, quiere que te pases por allí para estudiar.

— Todavía hay tiempo, aún no son las pruebas definitivas.

— Lo sé, y ella también, pero ya sabes el cariño que te tiene.— Stephen sonrió, esa mujer era increíble.— Dijo que nos podía echar una mano en el trabajo, así tendríamos las vacaciones libres, que, además, ¿Tienes pensado algún plan para navidades?

— Probablemente me iré a casa de mis padres junto a mi hermano.— No le hacía mucha ilusión la idea, pero al menos podría ver a su hermana Donna.— ¿Tú?

— Lo mismo, mi madre insiste que regrese a mi país por las vacaciones.— Podía notar como su amigo estaba emocionado por poder pasar las vacaciones con su familia, lejos de esa universidad que tanto estrés le había causado.

La conversación hubiera seguido, si no fuera por el rubio que, armando un escándalo, entraba a la cafetería. Stephen lo reconoció casi al instante, el amigo de Bruce: Clint Barton.

— ¡Dime por favor que no estoy loco!— Chilló el rubio, llamando la atención de los pocos estudiantes que estaban allí.— ¡Dime que lo de ayer fue real! ¡Él me dijo que tú también le viste!— Bajo la confusa mirada de Wong, y la de miedo de Clint, Stephen intentó aproximarse al arquero para tranquilizarlo, lo último que querían era un ataque de pánico.

— Respira, despacio, uno, dos, inhala.— Intentó hacer todo lo posible para ayudarlo, utilizando ya las experiencias que había obtenido al pasar un tiempo en la sala de urgencias de los hospitales. Eso no era nuevo para él, lo que provocó una mayor efectividad.— ¿Prefieres hablar aquí, o mejor en mi piso?— Hubo una pausa, en donde los dos amigos esperaron a que el rubio se recomponiera lo suficiente como para hablar.

— En el piso mejor.— Stephen asintió, pidiéndole a su amigo que le trajera los libros por la tarde. Wong no dudó, y vio aún con demasiadas preguntas como los otros dos se acercaban a la salida.

.-||-.

El camino pasó en completo silencio, mientras poco a poco caminaban por los pasillos hasta por fin llegar al número 221.

Stephen sacó la llave de uno de los bolsillos, abriendo su apartamento, y dejando pasar primero a su invitado.

— Perdón por el desastre.— Dijo, al ver como la ropa mojada de ayer seguía en el suelo.

— No te preocupes.— Respondió él, ojeando las prendas.— ¿Fue las que llevaste a la fiesta?

— Sí.— El lugar se cubrió de un silencio total, ninguno de los dos sabía que decir exactamente.— ¿Te apetece una taza de té?— Fue un intento algo cliché para mejorar la situación, pero algo debía hacer.

— No, gracias, soy más de café.— Stephen asintió, sentándose ahora en el sofá.— Creo que estamos alargando más de lo debido esto.— Comentó el rubio, pasando sus manos por el rostro.

— ¿Alguna preferencia de por donde empezar?— Su acompañante negó.— Bien, entonces, ¿qué te trae por aquí?

— Creo que ya sabes la respuesta.

— Sí, la sé, pero no explica por qué llegaste a la cafetería con tanta alteración.

— Lo que pasó anoche...— Hizo una pequeña pausa, en busca de las palabras exactas para describir esa situación.— Sigo sin entenderlo. No se como acabamos en el agua, pero fuimos los únicos.— "Aunque el alcohol pudo haber sido uno de los principales culpables." Pensó el arquero.

— La corriente nos tuvo que llevar mar adentro.— Clint asintió.

— Pero eso aún no explica lo otro.— Lo otro, ese ser, esa cosa que los salvó.— Me dejó en la orilla, a unos metros de la fiesta. Bruce me encontró pocos minutos después, ¡y según él, debía haber muerto, Stephan!— Exclamó, exaltado.

— Stephen.— Corrigió él.

— ¡Stephen!— El pánico, la incomprensión, era notoria en su voz.— ¡Ese hombre impidió mi muerte, algo que un humano normal no podría hacer!

— No era un humano.— Susurró el más alto.

— ¿Qué?

— No es un humano.— Repitió, ahora más alto. De un brinco, y bajo la atónica mirada de Clint, Stephen se levantó, aproximándose a esa pequeña librería de madera de abeto. Buscó por todas partes un libro en concreto, hasta que sacó uno bastante grueso.

Se dirigió a la mesilla que se encontraba al frente del sofá, y dejó caer el libro, generando un fuerte golpe. Una vez sentado, como un loco empezó a buscar un apartado en concreto, murmurando cosas para si mismo que Clint no podía entender.

— ¡Aquí está!— Exclamó, tras encontrar el apartado indicado. Clint se acercó más para intentar leer lo que ponía.

— ¿"Seres Marinos Mitológicos"? ¿Enserio?— Cuestionó, no muy seguro de lo que implicaba eso.— ¿Estás diciendo que lo que nos salvó fue un...sireno?

— Un tritón, diría yo.

— ¿Cuál es la diferencia?

— Las sirenas son más hostiles y territoriales, los tritones más pacíficos.— Explicó.

— Bien, al menos no nos quería matar.— Respondió sarcásticamente.— ¿Qué deberíamos hacer ahora?

— No lo sé.— Hubo una pausa hasta que Stephen tuvo otra pregunta.— ¿También has tenido esos sueños?

— ¿Cuales?¿Los de estar flotando en la nada mientras ese ser hablaba?

— Me tomaré eso como un sí.― Suspiró, cerrando el libro.

― ¿Crees que debamos volver?

― Me gustaría dormir en paz.― Resopló cansado.― Y no creo que dejando esto pasar se consiga. Además, mi curiosidad me come.― Admitió, abriendo otra vez el libro.― No sé si de verdad lo que vi fue real, pero no me lo puedo quitar de la cabeza.― "Y aún dudo si sea una buena idea."

.-||-.

Esto salió con demasiada conversación.

Alt.Ashk

Keep Singing...「𝑺𝑻𝑹𝑨𝑵𝑮𝑬𝑰𝑹𝑶𝑵」Where stories live. Discover now