Capítulo 4

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Lágrimas

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Lágrimas


I

Me encontraba a distancia de ella, en silencio, mirando, desde que despertó, no deja de moverse, se nota que trata de gritar y no puede por la cinta en su boca, me acerco a quitarla con la intención de que pueda hablar y obtener algunas respuestas.

—¿Qué haces? No sirve intentar soltarse, ambos brazos los tienes sujetos con cuerdas y pedir ayuda es inútil, estamos muy lejos de la ciudad y a diez minutos de la carretera

—Te voy a dejar hablar, pero antes te voy a explicar en qué situación te encuentras, esto es un secuestro —Estás desnuda, atada en la cama, tranquila, no te hice nada mientras estabas inconsciente.

Me levanto de la silla y me siento a su lado, y con las manos toque sus mejillas

—¿Por qué me haces esto? Déjame ir, no me lastimes

—has silencio, únicamente vas a lograr que me enoje, nadie va a venir a ayudarte gritar es inútil o quieres que lastime el cuerpo lindo que tienes, ya te dije, es un secuestro, te dejaré ir siempre y cuando cooperes —respondo

Su respiración se está acelerando, siento el miedo que le causa tenerme a su lado, esta sensación es distinta, respiro cerca de ella, no para de llorar. Mi voz realmente la intimida

—¿Qué quieres de mí? Si de verdad no me quieres lastimar. ¿Por qué me tienes desnuda?—con voz temblorosa

—Aquí soy quien pregunta y tú respondes. ¿Sabes algo acerca de una llave? Si sientes miedo te aseguro que puedes ser peor para ti— tocando sus mejillas, siento su piel helada

—Déjame ir por favor

—Voy a repetir una vez más si no respondes te voy a lastimar —baje mi mano a su cuello apretando con fuerza —niña es mejor que cooperes no quiero repetirlo otra vez sé que tienes miedo y lo entiendo, pero no estás en posición de no obedecer

—¿De qué llaves hablas?, mis llaves están en el bolso tómalas y ya

Cogí su bolso y tomo las llaves, tiro los cuadernos y libros al suelo

—Vaya y estando en el lugar que te encuentras, no siento que tengas tanto miedo, seguramente crees en Dios, y piensas que él te sacará de esto. La realidad es una, tu destino está únicamente en mis manos, y no en las de él. Puedo prenderte fuego, darte de comida a los animales salvajes o simplemente matarte con un tiro

—¿Por qué guardas silencio?, solo te veo llorar o es que tengo razón, sino tienes nada más que decir pues tocará mirar si eres capaz de seguir creyendo luego que te lastime

Golpeando su cara, apretando su cuello, le dije:

—Está bien, suplícale que te libere de todo si es que existe y le importas, aunque realmente dudo que te escuche, veamos si te ayuda y no estás sola

UN VIOLADOR SIN RECUERDOSWhere stories live. Discover now