Capitulo 36

478 61 5
                                    


-¿Qué haces aquí, en San Francisco?- Pregunto Mariana, observando a las últimas personas que parecían abandonar el parque.

-Tenía mucho tiempo sin ver a mis padres, los extrañaba- Contesto con nostalgia, observando el color celeste de sus uñas -¿Y tú? Pensaba que tú vida pertenecía ahora en Filadelfia.

-Pero mi familia sigue aquí, me crie aquí- Respondió con simpleza -Te conocí aquí- Añadió.

Mariana sonrió, recordando el primer intercambió de miradas. No se habían visto antes, ella estaba borracha y él solo intentaba ayudarla, pese a no conocerla.

-¿Por qué siempre intentaste ayudarme?- Pregunto -¿Aun cuándo a veces no lo merecía? Sé que han pasado años, pero siempre recuerdo como fuiste al baile solo para cumplir tu promesa, algo que yo definitivamente no merecía esa noche.

Matt negó, volteando a verla con una pequeña sonrisa jugando en sus labios.

-Eso haces por las personas que te importan, estás ahí para ellas. Sin esperar nada a cambio, solo... Ya sabes, que sean felices.

Matt podía lucir como un hombre duro e imponente, pero la verdad es que era el alma de niño en el cuerpo de un hombre. Inocente y lleno de bondad, siempre atento en ayudar a los demás, a veces antes que a sí mismo.

-¿Nunca antes pensaste en quedarte aquí, en América otra vez?- Se atrevió a preguntar, llamando la atención de Mariana -Digo... Están tus padres, y estoy seguro que será sencillo para ti encontrar trabajo, además...- Dejo escapar un pequeño suspiro, sin saber cómo terminar la oración.

-Te tengo a ti- Completo Mariana, tomando todo el valor dentro de ella para acariciar con la yema de sus dedos la mano de Matt -Y esa es la razón más importante de todas.

No aparto sus ojos de ella. ¿Cómo podría? Su amor de secundaria, el amor que no abandono sus pensamientos por tanto tiempo estaba frente a él, tocando su mano, observando sus ojos y susurrando palabras que todas las noches pedía por oír. ¿Cómo podrías llamar a eso además de que los milagros existen?

-Es decir no intento decir que eres parte del montón, o solo una razón más- Aclaro con una sonrisa nerviosa, apartando sus manos de él -Aunque si ese fuera el caso todas las razones serían pequeños destellos de luces en el mar y tú definitivamente serías el faro que ilumina toda la noche.

Divago por inercia, con tanta rapidez que en ocasiones se enredaba su lengua. Matt la contemplaba con diversión, pero sintió compasión por ella, la suficiente para tomar una de las manos de Mariana con firmeza entre las suyas.

-¿Estás segura?- Pregunto casi en un susurro, temiendo despertar de lo que parecía ser un sueño, porqué era increíble pensar que eso en verdad estaba sucediendo, que la vida de verdad le estaba dando una oportunidad.

Mariana por su parte no era consiente, solo sentía. Su corazón iba a mil, tan fuerte que sentía un retumbar en todo su cuerpo, su respiración al igual no podía estar completamente calmada.

La fuerte textura de las manos de Matt encima de ella, aprisionando su mano lo suficiente para evitar que huyera. Si tan solo supiera que ella deseaba todo menos marcharse, pensó Mariana. La mirada de Matt era indescriptible en ese momento, pero sus ojos negros la contemplaban tan cálidamente, que Mariana no tardo más en contestar su pregunta.

-No planeaba venir a San Francisco, y mucho menos planeaba encontrarte aquí. Pero te encontré, o tú me encontraste a mí, poco me importa- Alzo levemente la mirada, acercando un poco sus rostros de manera inconsciente -Pero antes de que esos idiotas llegarán a molestar, confieso que le pedí a la vida misma que te colocará en mi camino, solo una vez más, qué está vez haría todo por hacer las cosas bien.

El placer de tus labios.Where stories live. Discover now