De vuelta a casa

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—Seamos amigos, Ken-chin

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—Seamos amigos, Ken-chin

Recuerda perfectamente aquel día donde conoció a su mejor amigo.

Era uno de los momentos más preciados que Mikey tenía guardado en su mente y corazón, no se arrepentía de haber seguido al famoso "Draken" hacia un grupo de cerdos estúpidos que querían golpearlo.

Pero a veces deseaba que Ken-chin no hubiese aceptado ser su amigo, así tal vez el mayor no tendría que lidiar con lo que conlleva ser uno de los pilares fundamentales en su vida.

Manjiro estaba consciente de que ser alguien cercano a él era peligroso;  mucha gente estaba tras su cabeza, cobardes que saben que no podrán contra él, por lo que dañan a sus allegados.

Pero Sano sentía que ya no había vuelta atrás, debía proteger a su familia,  a sus amigos, a su Ken-chin.

Sin embargo, Mikey no sentía que era lo suficientemente fuerte para poder hacerlo.

Él no se sentía invencible.
Él no se sentía poderoso.

Se sentía impotente, y ahora ver a su mejor amigo en la camilla del hospital le dejaba un amargo sabor en la boca con un horrible retorcijón en el estómago que no lo dejaban pensar con claridad.

Quería protegerlos a todos; mantenerlos a salvo de todo aquello que pudiera dañar los de manera irremediable, incluido el mismo.

Un ligero apretón en su mano hizo que levantara la cabeza con pereza de donde reposaba incómodamente.

— Ni siquiera en situaciones así dejas de dormir, Mikey — la voz rasposa de su acompañante hizo eco en la blanquecina habitación de hospital.

— Ken-chin... — fue un susurro casi inaudible, quebrado.

Draken lo miró mientras sonreía leve, estaba seguro de que probablemente su rostro seguiría pálido, sentía sus labios secos y el dolor a un costado de su abdomen donde lo habían apuñalado; pero quería reconfortar a su mejor amigo a sabiendas de que muy seguramente se haya estado torturando la cabeza mientras se echaba la culpa de todo como si él hubiera sido el responsable.

— Ken-chin idiota — el más alto soltó una pequeña risa ante eso, Mikey jamás se mostraría vulnerable ante nada ni nadie — No te rías totem estúpido... pudiste morir.

— Sigo aquí, Manjiro — dijo en un susurro alentador haciendo que el pequeño Sano se estremezca.— Te prometí que conquistaríamos juntos Japón ¿no?

Mikey lo miró con intensidad a los ojos, estaba tan asustado... ese siempre había sido su sueño, pero... ¿Cuánto le costará llegar a la sima?

La Toman era algo preciado para él, amaba su pandilla aunque no fuera él quien la fundó realmente.

Mikey no había elegido liderar, pero él se sentía responsable de todo aquello que involucrara el sueño que empezó junto a sus amigos, ellos confiaron en él para proteger el pequeño tesoro que juntos habían construido, aun si él mismo no se sentía capaz de proteger algo.

𝐒𝐖𝐄𝐄𝐓𝐍𝐄𝐒𝐒 ━━━━━ 𝐃𝐫𝐚𝐤𝐞𝐲Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang