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Habría seguido su lectura de no ser porque una mano apartó lentamente las hojas de su vista.

—¿Interesada querida?.

—Solo curiosidad...

Miró a espaldas de Miranda hacia la celda dando con Mia quien no dejaba de llorar ahora. Seguramente por lo que le pudo haber dicho sobre su hija.

—Hubiera pensado que tenías planeado eliminarla.

—Es un caso particular y una vieja colega. Así que mantenla viva.

—¿Te iras?.

—Si. Ya es tiempo...y mi hija aguarda por su madre.

—¡No!. ¡Es solo una bebé!

Las quejas de Mia eran completamente ignoradas. En su situación no había más que pudiera hacer.

—Conoces tu tarea querida...no me falles...

Acarició la mejilla de Carina a modo de despedida antes de que su cuerpo fuera remplazado por aquella parvada de cuervos que salió al instante de la cueva dejándola a ella y a Mia nuevamente solas.

—No mi bebé...mi pequeña Rose...

Carina dejo que Mia se lamentará en la oscuridad de su celda volviendo su atencion a los papeles y notas de Miranda.

—Así que no somos los únicos anormales de aquí...

Con forme iba leyendo aquellos apuntes recogía más información de aquella famosa bebé y entendiendo el porqué Miranda la había escogido de entre todos los seres que tenía a su alrededor.

—Si que tienes una hija especial he.

Habló pero sin tener una respuesta.

<<Esto puede ser de su interés...>>

Carina dejo los papeles en paz solo tomando los que consideraba importantes además de unas cuantas fotos.

—Estaré viniendo a darte de comer así que no hagas nada estúpido.

—Quiero a mi hija...

—Si bueno, dudo mucho que la tengas de vuelta. Solo con suerte quizás.

Soltó por último antes de dejarla sola en la celda.

Toda la información recién adquirida rondaba su cabeza haciendo eco. No negaba el interés que le había causado la pequeña familia Winters, interés que quería compartir cuanto antes con Heisenberg. Estaba animada cuando salió de los pasadizos caminando en dirección al pueblo pero se detuvo en seco y su humor cambió abruptamente cuando recordo la tarea que recién se le había sido impuesta, tener que hacer de niñera ya se le empezaba hacer una molestia.

—¡Señorita Carina!

Sus quejas internas quedaron de lado al escuchar la voz de Duque que la llamaba desde su carruaje que como siempre dejaba ver variedad de productos que incluso la gente del pueblo llegaba a comprarle.

—Duque...Buenos días.

—Vaya que lo son si esta usted aquí~. Y a como la veo, tal parece que su situación con lord Heisenberg ha quedado resuelta~.

Felicito mientras soltaba una corta risa.

—Si...se podría decir que ya estamos bien, mejor que antes creo.

Acarició la zona de su cuello donde había marcas del apasionado encuentro de anoche. Sin duda ahora su relación había dado un giro por completo.

—Me alegro, me alegro~...Había estado peor que demonio en su ausencia.

El Caballo Y El Lobo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora