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Colombia iba muy enserio cuando hablaba de vengarse y más cuando, de manera implícita, se lo confesó a la organización aquel día en su oficina. 

Ahora se encontraba en una reunión, algo que era la mayor parte de su trabajo para cada país, asistir a tediosas reuniones de diferentes ámbitos, ya sea con ALADI, ONU, OTAN, UNASUR (Aunque de esta ya no era parte, decisión tomada por su gobierno), SELA, entre otras muchas más, incluidas las que tenía que hacer en su propio país junto al gobierno. Cuando empezó en el mundo de la política se sorprendió al ver que tantas organizaciones y asociaciones existían al punto de desconocer la existencia de varias.

Sin embargo, en ese mismo momento se encontraba en una reunión con la SELA, tenía que verle la estúpida cara a esos ineptos perritas falderas. Al solo verlos ingresar a la sala de reuniones, su humor decayó profundamente y el enojo no se iba por ninguna mierda del mundo, ¿saben cuantos hijue'putas trabajos lo puso hacer la ONU? Todo por esas gonorreas metidas de mierda. Pero, viéndole el lado bueno, era que ver sus mongólicas caras lo impulsaban más a tener un plan y realizarlo.

Golpeteaba con los bordes de su lapicero contra su cuaderno de notas prestando atención a la página en blanco, donde lo único que corroía esa pureza era una letras en mayúsculas que decía: PLAN. Algo que no tuviera mucha relevancia a la vista de fisgones o que no diera indicio alguno de lo que tenía en mente.

Quería vengarse, pero no tenía ni la menor idea de cómo hacerlo. Alzó su vista, localizando con ella al único norteamericano de la sala, encontrándolo casi enseguida. Le miró atentamente, no porque le estuviera detallando, sino porque pensaba que si le miraba podía llegar a su mente por medio de la osmosis alguna idea, ¿Qué debía hacer? Matarlo era una idea muy arriesgada para su pueblo, al igual que la guerra, por eso esas estaban descartadas de manera automática. Tal vez sí parecía una estupidez que solo estuviera a punto de volver todo una mierda solo por una peleita, pero la verdad es que simplemente la pelea fue la gota que derramó el vaso. Tenía muchas razones, ya si eran justificables eran otro tema, que no le importaba.

Su vista pasó a sus amigos; Argentina, Bolivia, Chile. Anotó eso nombres en el papel, pensando si podría usarlos, ¿debería de meterse con uno de ellos? Mordió la base de su bolígrafo, tachando poco después los nombres. Aunque quisiera usarlos, sería imposible hacerlo, porque Colombia pensaba que el odio era recíproco y la nula posibilidad de una amistad era poco beneficioso, seducirlos tampoco era una opción; todos saben que Argentina gusta de Perú, Chile gusta de Alemania, lo había visto y comprobado. Bolivia... No, Bolivia no le funcionaba.

Arrugó su frente, volviendo a repasar en los nombres ya tachado, si quería herir a alguien importante para México, tendría que ser alguien que apreciara. Los norteamericanos tampoco entraban en la lista, nunca haría un trato con Canadá, Groenlandia pocas veces aparecía en público y sería estresante tener que estar buscando a alguien solo para una venganza, por último queda USA y por obvias razones lo descartaba.

¿Quién más? Trató de pensar, recordar conexiones o personas que fueran cercanos, ¿Guatemala podría ser? No, esa mujer lo odia a morir y no dudaría en correrlo con la escoba si pisaba un diámetro de diez metros cerca de ella. ¿Quién más? ¿Quién más? No se le venía a la mente alguien que fuera tan cercano como para que a ese güevón le doliera.

Alzó su mirada nuevamente a esa fi-ura y sorpresivamente este lo estaba mirando con esos ojos que no lograba saber que trasmitía. No negaría que le gustaba los ojos ámbar del mexicano, le devolvió la mirada tanto como pudo, hundiéndose en sus pensamientos. No iba a detenerse, hirieron a sus hermanos por culpa de esos estúpidos egitos que se mandaba el azteca, sabía que cuando lo llevó arrastrado le había dolido el hecho que se acostara con otras personas y no solo con él, eso es un pensamiento tan tontamente narcisista. Le dolía el saber que Colombia no solo le abre las patas a él -aunque es cierto que solo se acuesta con México-, mientras que él si podría acostarse con otros más y verlos babear solo por él.

Venezuela tiene el tabique desviado, Ecuador un ojo moreteado y su quijada algo adolorida. Ambos tenían parches en su rostro que los hacía ver como maleandros, pero sus caras eran tan bonitas que eran maleandros de novela juvenil. No importaba cómo se vieran, seguían estando heridos y todo es culpa del mexicano, si él no hubiera llegado de la nada exigiendo maricadas, sus perritas no hubieran intervenido, el norteamericano fue el que inició todo, siempre lo hace, pero nunca tiene las consecuencias, nunca paga por nada, ¿por qué se quedaría él de brazos cruzados? Le daría una lección de vida.

Siguió observando esas iris amarillas, con tonos anaranjados, y un brillo fugaz que salió de esos ojos le llamó la atención, se parecía casi a... ¡Exacto! ¡Eso es! ¿Por qué no lo había pensado en un principio? La clave de su venganza estaba frente a su nariz.

Rememoró las veces en las que el azteca había quedado observado de lejos a un país con ese mismo brillo que acababa de ver, recordaba las veces en las que su perfil se teñía de un estúpido sentimentalismo que de alguna manera dejaba de lado todo lo que tuviera cerca para darse el lujo de perderse entre sus pensamientos.

Nunca le vio acercarse a ese país, siempre se mantenía al margen y nunca entendió el por qué, quiso preguntar más de una vez, más por su parte chismosa que por su curiosidad inocente o su genuina preocupación, era exquisitamente raro e intrigando cómo una persona tan agasajosa simplemente podía quedarse en un umbral lejano del centro de sus apegos, ¿qué era el amor en ese entonces? ¿el afecto se llena solamente con suaves caricias del alma? ¿puede conformarse con miradas sinceras o tiende a ser rebelde sin poder contener sus acciones de pasiones desbordantes? Nada le impedía el acercarse, pero parece que esa misma nada era el impedimento excusado. Sin embargo, su rostro lo decía todo, estaba simplemente perdido por él.

Desvió su mirada, dispuesto a escribir el nombre de esa persona para encerrarla en un círculo. Una sonrisa satisfecha se ensanchó en rostro, ya su plan tenía nombre. Bien, parce, le voy a enseñar que no todo lo que quiere en esta vida, puede tenerlo, dijo para sus adentros aún sintiendo esa mirada encima suyo.

—Colombia, ¿podría, por favor, decirnos su estado actual? ¿Cuáles serían las cifras finales del informe que ha traído consigo el día de hoy?— Preguntó el presidente de la junta.

Eso bastó para que su atención se volviera a aplicar sobre la realidad, asintió a la par que doblaba el papel a la mitad y lo guardaba en su bolsillo. También, había sacado su informe y se puso a explicar las cifras de éste mismo, cosas aburridas sobre la economía de su país.

Rusia. Ese era el nombre que había escrito en la hoja arrugada.

𝐍 𝐎 𝐂 𝐄 𝐍 𝐓 𝐄   |  𝑹𝒖𝒔𝑪𝒐𝒍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora