§capitulo 21§

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Draco caminó hacia su habitación, con cuidado de no ser atrapado por los profesores cuándo el toque de queda pasó.

Pasó sin problema alguno, pero al entrar a su sala común y sentirse victorioso se topo con la persona con la que menos se queria encontrar.

Su padrino.

—¿Dónde estabas, Draco?

No podía decir que se metió a la sala común de Gryffindor, su padrino lo asesinaría.

—Fuí por un bocadillo, me salté la cena.

Snape arqueó un ceja, no se tragaba una sola palabra de lo que el pequeño rubio le decía.

—No te quiero metido en problemas Draco, y si me entero que otra vez estás metido con esos leonés, me vas a conocer.

—Claro padrino, no lo haré.

Snape relajó su expresión de usual molestia, sin dejar de fruncir levemente el ceño, cómo siempre.

—Ya te avisé Draco, los gryffindors no son una buena influencia y solo atraen cosas malas.

Draco sabía porqué su padrino lo decía.

Aunque no se creyera así, la familia Malfoy-Black era unida, entre ellos se apoyaban como podían, ninguno era especialmente bueno en eso, pero se hacia el intento.

No contaban con nadie más pues no eran de confiar en alguien externo a la familia, pero eso los hizo aún más unidos, por lo cual, Draco sabía lo que sucedió con su padrino y el padre su amigo.

Entiendo padrino, y si me disculpas iré a descansar, buenas noches.

Draco caminó rumbo a su habitación, no sabía como le ocultaria a su padrino la amistad que mantenía con el gryffindor, que sean padre e hijo no los hacia iguales, o al menos eso quería creer.

Al llegar a su habitación, fue directamente a su baúl y sacó su pijama para meterse a bañar.

Era justo lo que necesita en ese momento, un baño caliente para relajar los músculos, ese día adelantó algunos de los ensayos que se entragaban la próxima semana.

Vió sus manos, suaves y blancas, y luego recordó el cómo se sentían enredadas al cabello de Harry, sin duda una de las mejores sensaciones, esa maraña era suave aunque no lo pareciera.

Tenía que hablar con Potter sobre su padrino, no podía permitir que su amistad terminara ahí, aunque eso le costará un poco más de esfuerzo.

Por otro lado, también tenía que hablar con su padre, que estaba raro últimamente, no le mandaba tantas cartas como usualmente hacía y sin mencionar que le mandó "veritas de regaliz y sapos de menta".

Su padre sabe bien que no le gustan las varitas de regaliz.

Está distraído y eso lo tiene algo perturbado.

Pero luego hablaría con el, tendría que aclarar muchas cosas, también sus extrañas desapariciones aleatorias, aúnque no podría quejarse la situación con sus padres mejoró notablemente.

Mejor dejaría de pensar en eso y ya dormiría, mañana sería un dia malditamente cansado.

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2:37 a.m.
de esa misma noche.

¡Ya entendí! Tenemos que regarla con aqua menti para que pueda traspasar el aro de energía, ¡así se riega la planta!

POᗯᗴᖇ  «ʰᵃʳᶜᵒ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora