—Un gusto Manu, hu, ¿Puedo decirte Manu?, igual si te molesta no importa. —Habló tan rápido y nervioso que le fue inevitable a Manuel no sonreír, pero trató de ocultarlo.
—Hum, usualmente solo me llaman así las personas de confianza —. Inició, pero se corrigió inmediatamente, apenas notó los indicios de disculpa de Mateo. — Pero supongo que está bien, no tengo problema con eso, creo.
Una bella sonrisa apareció en el rostro del menor, y Manuel podía jurar que ese gesto era lo más hermoso que había visto en mucho tiempo.
—¡Genial! —. Esa repentina emoción se vio reflejada en la expresión de Mateo, que Manuel creyó compararla con la de un niño pequeño. — Entonces Manu —. Remarcó el diminutivo de su nombre con emoción. — Ya me tengo que ir a mi siguiente clase, pero espero vernos pronto.
Apenas el de menor estatura dio un giro sobre sus talones, volvió a regresar quedando frente a Manuel nuevamente. Soltó una pequeña risita tímida y se rasco la nuca avergonzado, con aquel característico rubor apareciendo nuevamente en sus mejillas.
Manuel también río por la actitud del rizado.
—¿Sucede algo Mateo?
El mencionado atrapó su labio inferior con sus pequeños dientes y tras soltarlo infló sus pequeñas mejillas con aire antes de soltarlo lentamente, asintiendo para él mismo, como decidiendo algo.
Manuel río nuevamente sintiendo a su lobo removerse extrañamente dentro de el, sus labios se abrieron apunto de decir algo, pero fue callado cuando la voz nerviosa y adorable, almenos para Manuel, apareció nuevamente.
—¿Sería muy extraño si te pido tu número de teléfono? —. Soltó de la nada.
Manuel se quedo en silencio, sorprendido.
La mirada de Mateo volvió a bajar, pero río un poco, avergonzado.
—Creo que si, ¿Cierto? —. De nuevo soltó esa risita nerviosa y desvío la mirada al patio escolar. — Mejor olvida lo que dije. — Siguió hablando rendido, haciendo andeman de volver a darse la vuelta, pero la mano de Manuel en su muñeca lo hicieron regresar a su antigua posición.
Lentamente regreso la mirada a Manuel, curioso.
Pero el castaño le sonrío amistosamente.
—Nunca dije que no.
Mateo sonrío de igual manera y depronto cualquier rastro de incomodidad desapareció de su cuerpo, regresando esa gran sonrisa a su rostro.
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—Ese es mi número, solo evita llamarme entre las siete y siete y media, es la hora en la que regularmente mi mamá sirve la cena y realmente odia que usemos el celular mientras comemos. — Informó Manuel devolviendo el celular del rizado tras escribir en el su número telefónico, el rizado por su parte sostenía el celular entre sus manos mirando aquellos dígitos con adoración y felicidad.
Mateo asintió euforicamente sin despegar la vista de la pantalla de su celular, apresuradose a teclear en el pequeño aparato el nombre, registrandolo con aquel lindo y corto diminutivo. 'Manu'.
—Anotado. — Ambos rieron. — Ahora si, creo que mejor me apuro, espero que la profesora me deje pasar.
—Suerte entonces, nos vemos Matu.
El mencionado sonrío.
—Adiós Manu.
Manuel no sabría como describir exactamente qué es lo que había ocurrido, ni cómo pasó de un pésimo "normal" día, a estar parado en medio de un pasillo dedicándole una sonrisa boba al aire.
Luego de unos segundos más en que Mateo desapareciera por completo de la vista de Manuel, este fue reaccionando lentamente hasta terminar con una mueca confundida.
Suspiró.
—¿Qué estoy haciendo? —. Murmuró para el mismo.
Un momento, ¿Acaso él?
¡No!. No puede ser.
—¿Le dije Matu?
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hujiadylu Listo nenaa, gracias por responder en el tablero :3
