Rosas y Orquídeas

204 18 0
                                    

Narra Isabela

Desde que la casa se reconstruyó y decidí ser libre me he sentido más viva que nunca. He estado disfrutando usar mi don, antes solo lograba hacer crecer flores, era muy inútil para el pueblo. Mas que el don de Camilo. Aunque sea Camilo puede cuidar niños con su don. Luisa es la persona más fuerte y Dolores puede oírlos a todos. Creo que es un don que evita problemas en el pueblo, nadie está seguro si Dolores lo está escuchando. Mi don, solo era crecer flores y aparentar ser perfecta por mi abuela. Ella amaba que me viera perfecta y siempre alegrase a las personas con mis flores.

El estrés y los deseos por ser perfecta hicieron que siempre estuviera fingiendo ser feliz y al pendiente de las expectativas de mi abuela. Por esto mismo, casi estuve a punto de casarme con Mariano. Gracias a Mirabel puedo hacer crecer más cosas. Descubrir que puedo hacer nuevas plantas, sanadoras, venenos, savias, todo fue una sorpresa para mí. Gracias a Mirabel pude descubrir todo mi potencial, ser una persona más útil para todos y ser quien más adoro ser. Dejé de usar esos vestidos lavanda para pasar a usar azul, un azul oscuro que me encanta.

- Isa, - Dijo Dominico. El hombre es muy serio, pero no por ser un amargado. Solo es medio menso para hablar. - ¿Ya estás lista?

- Si, vamos. - Le dije a Dominico que fuéramos a comprar algunas cosas a la ciudad. No necesito mucho, pero Camilo lo tiene muy estresado, los niños, universidad, el hambre de su esposo. Debe tomarse un momento y descansar de la vida. Que mejor que estar conmigo. Tomo mi bolso y nos vamos.

*****

Estuve llevando a Dominico de una tienda a otra. Durante el rato que estuvimos dando vueltas por la ciudad Nico no salió de su modo papá. Pasamos a una enorme bodega de ropa y me dejó sola un momento para ver las ropas de los bebes y cosas que podrían gustarle a su esposo. Al final tuve que hacerlo ver a la fuerza ropa para él. Compró otro suéter azul.

Dominico es tan atento a su familia que olvida comprar cosas para sí mismo. Incluso compró unos regalos para sus suegros, pero olvida ver por sí mismo. Por mi parte compre algunos vestidos más modernos, algunas cosas para mi cabello y una blusa que me gustó para Luisa.

Fuimos a comer y fue difícil hacer que hablara... de cualquier cosa, no entiendo como Camilo logra hacer que hable tan fácil. Hablo un poco que quiere estudiar contabilidad. Me contó sobre su vida en la ciudad, pero no parecía muy feliz de hacerlo. Dijo algunas cosas de su madre, que su padre trabajaba y que vivió mayor parte de su tiempo con su abuela. Descubrí que durante toda su vida solo tuvo un amigo cuando era niño, pero se alejaron. No quiso hablar mucho sobre eso, es difícil hacer que se habrá.

- Gracias por traerme Nico. - Dije agradeciendo por haberme traído y haber estado casi todo el día aquí. Ya ha oscurecido y debemos volver. Le robé su esposo a Camilo por gran parte del día. Quizás estará muy molesto.

- Espera. - Dijo bajando la velocidad en el camino a Encanto. Veo que hay una persona caminando a estas horas. Es una chica. - ¿A dónde vas?

- A donde más. - Dijo la voz femenina, veo quien es. ¡Déjala aquí! Veo su cabello en una trenza, oculta que hace un tiempo estuvo calva.

- Sube. - Dijo él a la mujer. - El pueblo está muy lejos y no es seguro que vayas caminando.

- Querido puedo cuidarme sola. - Dijo ella, voltea a verme y da esa sonrisa rara. - Ando un poco cansado, si puedo aceptar el viaje gratis.

Sin decir más se subió al auto en la parte trasera, tiene un uniforme de un restaurante. Creo que es una mesera. Se ve algo cansada la verdad y huele a comida, comí hace poco, pero ver esto me vuelve a dar hambre. Creo que podría comer ahora.

Llega en DomingoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora