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A medida que la noche se hacía más oscura Minho conducía con cuidado siguiendo las indicaciones del menor, llegando a lo que era la oscuridad máxima, no sabía bien dónde estaba pero Jisung a su lado parecía ansioso, aquel que se bajó rápidamente del vehículo para llegar a su puerta y tomar de su mano que estaba algo helada.

El viento era un poco fuerte, Jisung nunca olvidaría el contraste de la piel de su rostro siendo abrazada por el frío de la noche, contra el inigualable calor dentro de su pecho, aquel corazón que latía de una felicidad innata que apesar de la oscuridad podía reflejar en el brillo de sus lindos y grandes ojos redondos.

Minho lo siguió con completa confianza aún cuando lograba ver muy poco, preocupándose un tanto por la temperatura baja que había y la salud de su acompañante que parecía no importarle en lo absoluto.

Y por alguna razón sentia sus piernas temblar a medida que avanzaba tras él, pocos pasos más y escuchó la voz del menor salir de una buena luego de tanto silencio.

-Cierra los ojos.

Sólo tres palabras bastaron para terminar llenándolo por completo de una gran curiosidad.

-De todos modos no logro ver nada, ¿Para qué debería cerrarlos?

Su voz salió tranquila a pesar de la incomodidad de saber que podría tropezar con algo justo en ese momento.

-Por favor.

La voz de niño pequeño apareció en Han Jisung y el mayor no tuvo otra opción que tomar en cuenta su petición, cerrando los ojos avisándole que ya lo estaba haciendo, una pequeña risita feliz se escuchó del menor y siguieron avanzando unos metros más.

Con al aumentar de los pasos el viento lo hacia también, hasta que Jisung frenó y lo acomodó tomándolo de los hombros posicionándose frente a él, pudo sentir las manos tibias del chico llegar a sus mejillas, reconfortando el área que estaba congelandose.

-Ahora puedes abrir los ojos.

Y tal como escuchó abrió lentamente los párpados, encontrándose con el agradable rostro del chico frente a él, donde su lado izquierdo reinaba la oscuridad de la noche, mientras que en el derecho reflejaban los colores de las luces lejanas.

Giró la cabeza en esa dirección y sus ojos se abrieron asustados, a lo lejos y muy abajo se encontraba la ciudad completa en su esplendor nocturno, las luces de diferentes colores iluminaban aquella noche sobre ese potencial acantilado en el que se encontraban parados, la altura era considerable y estaban bastante cerca de la orilla.

Ahora podía comprender porqué sus piernas parecían seder tan fácilmente al caminar, pero aún así, ambas manos eran sujetadas por las del menor, que lo miraban con ojos tan brillantes como nunca antes los había visto.

Podía ver el vapor de sus respiraciones salir en cada momento, podía sentir la punta de su nariz congelarse al igual que sus orejas, también notar su corazón latir irregularmente y darse cuenta que de alguna forma quería gritar sin motivo alguno.

Escuchó a Han tomar una gran bocanada de aire y luego su voz salir más aliviada a pesar de todo.

-¿Tienes miedo?

Preguntó con voz baja, como si tuviera todo bajo control y se sintiera seguro, pero en su interior era todo lo contrario.

-¿Qué estamos haciendo tan alto?

No se le ocurrió nada más que decir, y la verdad era que no lograba comprender bien lo que el menor intentaba decirle al llevarlo ahí en medio de la noche.

Una sonrisa apareció en el rostro del menor y prontamente sintió que quería soltar sus manos, cosa que lo puso en alerta de inmediato.

-¡No me sueltes!

TIAN | minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora