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—¡Tobio!-
Su nombre salió de los labios de Hikari casi con susto cuando descubrió que ese raro pandillero frente a ella, en realidad era su compañero. Parecia querer pasar desapercibido entre las personas, logrando que ella soltara una risa al entender que no le estaba saliendo como queria. Porque no era solo que ella podía saber quien era aun debajo de esa campera.
Cualquiera lo descubriría.
—¿Que estas haciendo?—ella elevo una ceja —Te vez raro así... aunque me gusta tu buzo-
—Es el único que todavía no me sacaste—él se burlo logrando que rodara los ojos—Y para tu información, queria ir a ver a un grupo antes de las preliminares-
—¿Iras al Seihjo?-
La acertada predicción de la chica logro que el se quitara la gorra y los lentes para lanzarlos lejos de ahi, sabiendo que nada pasaba de ella. Y aunque Sakurada creía que era una muy mala idea, aun así fue con él hasta el campus del Aoba Johsai. En busca de saber como jugaban, los dos incluso viajaron en transporte publico para llegar ahi.
—¡Se mas natural!-
Antes de entrar por el pasillo que los dirigiría a las canchas, Sakurada golpeo la parte superior de su cabeza para sacarlo de esa oscura aura que lo rodeaba. Se suponía que ahora en ropas mas normales pasaría desapercibido. Pero la realidad era que se veía aun peor que antes. Se esforzaba tanto por querer hacerlo bien que al final no salía como quería.
—Ay!—el chico se quejo —Eso dolió Ari-
—Era la idea-
Ella peleo con él por ese gesto todo el tramo hasta la cancha de volleyball con la misma idea de verlos jugar. Al final, ambos se agacharon para observar a través de una pequeña ventana, encontrando algo peor de lo que pensaron. El Seijoh estaba jugando contra un equipo de universitarios mucho mas entrenados que ellos. Uno que estaba siendo destrozado por el Aoba aun así. Pensar que podrían ganarles en el próximo partido era muy ambicioso de su parte.
—¿Saku chan?-
Una voz no muy lejos logro que los dos se sobresaltaran y se escondieran bajo esa ventana, justo antes de que Tobio desapareciera de su lado. Ella termino por dejar un millón de maldiciones hacia él en todos los idiomas que se le pudieran cruzar por la cabeza.
Y acto seguido se paro frente a Oikawa buscando una pobre excusa para salir de ese lugar. Cuando su mirada cruzo con Akira, el chico se lamento mucho volver a ser su amigo. Despues de todo, ella estaba a punto de mandarlo al muere con su plan para pasar desapercibido.
—¿Que haces aquí?— Tooru le pregunto —¿Acaso estas espiándonos señorita?-
—¿Para ver como pierdes? Por supuesto que no—el chico la empujo levemente ante ese comentario —Vine por Kunimi que.. dijo que iría conmigo a la convención de libros-
