Extra: Finales agridulces.

2.1K 132 4
                                    

Meses antes

Ross

El día había llegado. 

No puedo decir que me encontraba feliz cómo tampoco que estuviera triste; más bien era una mezcla de ambas. 

No tuve una niñez bonita; mi espalda es un gran recuerdo de ello, y aquella amarga sensación que lograba tomarme cada vez que le daba un vistazo iba desapareciendo conforme los días pasaban, y todo eso era gracias a mi cielito. 

A Maya.

Odié a mi padre, ¡mierda! sí me hubieses preguntado hace unos años atrás si podría perdonarle lo que hizo; obviamente diría que no, pero, ahora, todo se nublaba, y la razón de ello era porque ya no tenía nada. 

Mamá no estaba. 

Zoey no estaba. 

Las dos mujeres más importantes de mi vida no estaban para mí; se habían ido hace ya mucho tiempo. Les guardaba un inmenso amor; me gustaba tener sus recuerdos, y ya no me parecían una carga pesada que llevar porque fui entendiendo que ellas no querían que me quedará en el pasado. Ellas deseaban que avanzará, y hace unos meses atrás me prometí hacerlo, y claro que lo había hecho; tenía un futuro brillante que cada vez que lo proyectaba me hacía sonreír porque por primera vez en mi vida estaba siguiendo los pasos que quería. 

Mi padre era una gran mancha en todo. No obstante, no lo sería más porque esta tarde; me encontraba a solo horas de terminarlo todo. De darle un verdadero punto final a esto. 

Lo necesitaba; sabía que esto era dar por concluido los errores, tristezas y todo lo malo de mi pasado. Con ello cerrado; podría seguir avanzando sin miedo. 

Maya aún trataba de asimilar qué esto ocurriría, y no era algo que ella pudiera ocultar de mí porque por más que ella creyera que no percibía la sensación de enojo de su parte, también, estaba la de admiración. 

Nunca en mis años de vida me podría haber descrito cómo alguien de buen corazón; no me veía así. Estuve acostumbrado a ser tratado cómo basura, y entonces, llegó un punto dónde lo creí, pero, Maya estaba aquí; ella me veía. 

Ella podía sacar todo lo bueno que tenía a la luz y sin miedo de ser juzgado. Sobre todo, porque ella se había quedado; ella no había tomado el pomo de la puerta para irse. Ella lo había cerrado; girado sobre sí misma, a darme una mirada, y envolver sus brazos hacia mi cuerpo. 

—Te esperaré con unas buenas hamburguesas en el otro lado, engreído. —murmura intentando apartar las lágrimas que sabe que caerán luego de que me vaya. 

Le doy una mirada antes de tomar su rostro entre mis manos y plantar un beso sobre sus labios; ella sonríe y envuelve sus brazos en un último abrazo para mí antes de entrar a cirugía. 

—Te amo, cielito. —pronuncio y ella me suelta enseguida para quitar el rastro de lágrimas salinas. Entonces, habla. 

—Te amo, engreído. Así que, es mejor que vuelvas a mí. 

—Siempre, cielito. Siempre volveré a ti. —murmuro. 

Lo último que veo son sus ojos chocolates; percibo el aroma a vainilla filtrándose sobre mi nariz, y mi corazón late con fuerza antes de girar mi rostro y prepararme para lo que estoy dispuesto a hacer. 

Unas horas después; lo había hecho. 

Aún me siento mareado por la anestesia. 

Es algo raro; todo alrededor de mí gira, y mi boca suelta algunas sonrisas desorientadas. 

No sé cuánto duermo, después de eso, solo sé que cuándo despierto; Maya se encontraba a mi lado. Su mano reparte caricias sobre mi rostro; acomoda mi cabello, y me observa con absoluto amor.

«Un Cliché Peculiar» (GC #1)✔©Where stories live. Discover now