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-¿Por qué el repentino interés? -pregunté con seriedad, cruzándome de brazos-

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-¿Por qué el repentino interés? -pregunté con seriedad, cruzándome de brazos-. ¿Acaso estás buscando novio?

Esta vez las risas fueron más fuertes, pero de los demás compañeros que, hasta ese momento, solo habían sido incomodos espectadores de todo el show. Mientras que ellos, con sus expresiones incrédulas y serias, se quedaban en completo silencio.

-Lo siento, campeón, pero no eres mi tipo -concluí, sintiendo el efecto dejar caer el micrófono con estilo.

Di media vuelta dirigiéndome a los laterales de la cancha escuchando tras de mí sus cuchicheos, seguir la línea mientras trotaba era todo lo que nos habían encargado hacer. ¿Y en cambio? Estábamos discutiendo como niñitos de primaria, increíble.

-Date por muerto...

Murmuró Marcos con rabia, acercándose tan peligrosamente que casi pude ver su puño en mi cara.

-Quietico ahí, Telan -advirtió el entrenador-. ¿Qué ibas a hacer, joder?

-Nada, señor -contestó con una amplia sonrisa, pasando su brazo por detrás de mis hombros en un intento de abrazo, uno demasiado apretado para ser amigable-. Solo quería disculparme por lo de la última vez, se me pasó un poco la mano.

-Y yo me chupo el dedo, ¿verdad? -gritó-. ¿Es que nadie escuchó mi puto discurso? Fuera de aquí, estás suspendido, que no se convierta en una expulsión.

-Nos vemos luego, pulguita -dijo Marcos, pellizcando con demasiada fuerza mis mejillas sin dejar de sonreír como un psicópata-, muy pronto.

Así lo vi yo, así lo sentí y así fue.

Se marchó caminando con tanta tranquilidad, como quien no mata ni una mosca en toda su vida, mientras que, por desgracia y pese al regaño del entrenador, otros cuatro pares de ojos me acribillaban hasta el tuétano de los huesos.

Llegó el momento, sálvese quien pueda, porque yo no creo poder.

El entrenador regresó con un par de balones, un portapapeles y un marcador en sus manos. Con la mirada puesta en todos y el silbato entre los labios, analizaba con demasiada atención a cada uno de nosotros. Al parecer había esperado encontrar algún tipo de batalla campal en medio de la cancha, y por un segundo compartí con él la idea; sin embargo, los cuatro demostraron cierto grado de madurez al comportarse, aun con hartas ganas de asesinarme.

Solo de momento y solo por ese día estaba a salvo. Pero, ¿y el resto?

-Hoy quiero que jueguen como si su vida dependiera de ello, y para algunos lo será, así que pilas -gritó amenazante el entrenador.

En ausencia del macho alfa, el beta toma su lugar en busca de limpiar el honor de su líder. Su iracunda mirada se posa sobre el beta enemigo, con gruñidos silenciosos y resoplidos de frustración, dejaba en claro su posición dominante y sed de venganza.

🏀Derritiéndome por ti🏀(+18)✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora