Mi Oportunidad

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Reuniendo el máximo de coraje que el alcohol me había dado, tomé a Lauren de la mano y la llevé conmigo hacia el lado afuera de la casa en la que estábamos.

"¿Qué pasa? ¿Camila?"

Me preguntó mientras la llevaba hacia afuera, su voz sonaba asustada y alta.

"Nada, sólo ven conmigo."

Atravesé la gran puerta de vidrio de la baranda con prisa. El contenido que ella tenía en su vaso, en ese momento, ya estaba en el suelo. Yo la noté asustada, pero yo también lo estaba. Asustada ansiosa, nerviosa, loca, caliente, sudando y muchas cosas más.

Agradecí mentalmente cuando respiré el aire puro en el jardín, soltando la mano de Lauren y empujándola por los hombros hasta dejar su espalda contra un árbol que estaba en el lugar. Sus ojos verdes me fusilaron, estaba segura de que ella estaba pensando en salir corriendo lo más rápido que pudiera. Mi respiración era un bache, lo que me limitó a tragar la saliva que se formó en mi boca antes de comenzar a hablar.

"Qué...-" La interrumpí.

"Te juro que tuve que beber demasiado alcohol para llegar hasta aquí, así que, por favor, déjame terminar."

Dije lo más firme que pude, manteniendo mis manos apoyadas a cada lado de sus hombros. Su pecho subía y bajaba en una respiración alta, ella estaba intentando no tocarme mientras mis ojos la admiraban. Era como si yo fuera a explotar, estaba teniendo mi oportunidad de besarla y por Dios, no podía y ni quería perder.

"No aguanto más, Jauregui, no sabes lo loca que me ha dejado." Cerré los ojos e inhalé, volviendo a mirarla. "He venido intentando con todas mis fuerzas controlarme, pero ya no puedo más."

"Camila...-" La vi cerrar los ojos un momento. "Estás tomada, no sabes lo que estás diciendo y te vas a arrepentir de todo esto mañana cuando despiertes."

"Estás equivocada, porque sé exactamente lo que estoy haciendo." Con calma llevé una de mis manos hasta su rostro, tocando la piel suave de su mejilla. Era tan bueno tocarla. "Y yo quiero...hace mucho tiempo."

Uní mi cuerpo al de ella, y todo estaba caliente. Podía sentirla temblar frente a mí, lo que me rindió una sonrisa.

"Suéltame." Apenas escuché su voz baja mientras deslizaba mi nariz por su mejilla, mi mano bajando por su cuello. "Vas a arruinar nuestra amistad, Camila, por favor."

Yo no quería escuchar, no podía darme el lujo después de haber llegado tan lejos. Así que, sellé mis labios en su barbilla, en una esquina de su boca, en su mejilla, nariz, en una esquina de su boca nuevamente. Estaba derritiéndome, nunca en 17 años de vida me había sentido de aquella manera. Las manos de Lauren fueron a dar a mi cintura, a veces intentando empujarme, otras presionando, dejándome aún más ansiosa.

"Camz... No hagas esto."

Abrí mis ojos para verla, colocando una mecha de su cabello detrás de su oreja.

"¿Por qué tienes que complicármelo tanto? Dime, porque realmente no entiendo."

Lauren bajó la cabeza en una breve seña de negación, mordiendo el labio inferior al verme nuevamente. Mi corazón latía en el cielo de mi boca.

"No podemos, no da." Supiré. "Entiende eso."

"¿Por qué no? Estamos solas, Laur, mira a tu alrededor." Mi voz era casi un lamento, mi mano impaciente acariciaba su nuca, haciéndola cerrar los ojos una que otra vez. Debería besarla de una vez, pero no quería lastimarla. "Estamos solas en la misma habitación de hotel en Paris, solas. ¿Por qué no? ¿Qué hay de malo en eso? No necesitamos esconder nada aquí."

Mis brazos flaquearon cuando se alejó un poco, llevando las manos hasta la nuca, levantando la cabeza para respirar profundamente. Tan solo la vi, frustrada.

"Todo, todo de malo." Mordí a un lado de mis labios. "Todo estaba muy bien hasta que me arrastraste hasta aquí." Bajé la cabeza y me recosté al tronco del árbol, en donde antes estaba ella. "Ya te dije que no podemos, no es lo que quiero para nosotras. ¿Es que no te das cuenta que estuviste apunto de arruinar lo que tenemos?"

"¿Y qué es lo que tenemos, Lauren? ¿Cómo le llamas a toda esta mierda?" Mi pregunta salió casi en tono agresivo, mi pecho casi que saltaba. Era como si estuviera doliendo. Ser rechazada por alguien a quien quieres mucho puede causar daños severos. "¿Tenemos una amistad? Ok, la tenemos, pero sabes bien que estoy enamorada de ti, y por lo que recuerdo, escuché lo mismo venir de tu boca hace algún tiempo."

Yo casi que escupía las palabras como si eso iba a aliviarme de alguna forma, y créanme, lo estaba haciendo. Su inmensidad verde me encaraba, podía ver que ella estaba sintiendo tanto como yo, entonces, ¿por qué me ignoraba tanto?

"Estoy cansada de fingir, cansada de actuar como si nada estuviera pasando." Cerré mis ojos con fuerza. "Me invitas a un viaje contigo teniendo en cuenta que estaríamos solas. ¿Para qué?"

Me acerqué un poco, quedando a centímetros de distancia de su cuerpo tenso. Podía sentir mis ojos llenarse de lágrimas. ¿El alcohol también tiene el efecto de poner a las personas sensibles? Porque, mira.

"Lo peor es que estoy comenzando a creer que te gusta, te gusta provocarme. Darme esperanzas con miradas y sonrisas, para después lanzarme en la cara que todo está mal solamente para lastimarme."

Presioné los labios mientras pasaba la mano en mi cabello, mi veía con esa cara de "mil disculpas por todo". Los ojos húmedos.

"Yo jamás te lastimaría."

Dijo sollozando, levantando su mano para tocar la mía. Me alejé.

"Pues entérate que estás ganando grandes premios por día en esa modalidad, Jauregui."

Dije con rabia antes de alejarme para salir del jardín, dejándola sola. En ese momento era yo quien necesitaba estar sola. Entré de regreso a la casa empujando a quien fuera con tal de alcanzar la salida. Tomaría un taxi y regresaría al hotel, lugar del que no debí haber salido.

En cuanto me senté en el asiento confortable de aquel auto, me permití llorar un poco, aun me preguntaba en qué me había equivocado. Mi cabeza daba vueltas, el sabor del alcohol estaba amargando mi garganta. ¿Cómo ella podía ser tan egoísta, tan cobarde? Aquella no era la Lauren que conocía.

La Chapz Elysee estaba casi vacía, Paris se ponía aún más hermoso en la madrugada. Había imaginado tantas cosas para ese viaje, y me permití llorar más cuando me di cuenta de que nada saldría como lo había soñado. Podría pasar el resto del mes jodiendo a Lauren por tan grande desprecio, pero casi ni tenía fuerzas para eso. Estaba llorando por todo el tiempo en el que me sofoqué sola. ¿Cuándo iba a acabar todo?

-

Estaba abriendo la puerta de nuestra habitación en el hotel cuando sentí mi iPhone vibrar en mi mano. Deseé, por todo lo más sagrado, que no fuera ella, pero era.

"¿En dónde estás, Camz? Por favor, respóndeme. No hagas esto."

Reí entre lágrimas, golpeando la puerta para después lanzar el iPhone sobre la gran cama. Sería nuestra primera noche ahí y la pasaríamos peleadas, para variar.

Con calma abrí el zíper que cerraba el vestido en mi cuerpo, dejándolo deslizarse hasta tocar la alfombra que cubría el suelo. Caminé hasta la gran pared de vidrio al final de la habitación, deteniéndome para observar la vista que Paris mostraba, con ojos llorosos. Quería que Lauren desapareciera esa noche, que durmiera en cualquier lugar y me dejara lejos de su presencia por lo menos 24 horas. Extrañé a Dinah, si estuviera en Los Ángeles probablemente estaría llorando en sus brazos, aún sin ella saber por qué.

El celular no dejaba de sonar sobre mi cama, pero no me importó, solamente quería un poco de paz. Limpié mis lágrimas y me volví de espaldas hacia la vista del gran Paris, sentándome en el suelo, recostada a la gran ventana. Parecía que tenía unos 40 años en lugar de 17. Cerré mis ojos y respiré hondo, no había nada más que pudiera hacer, mi oportunidad se había perdido en medio de palabras y lágrimas.

"Era muy bueno para ser real."

Reí sola negando con la cabeza. La noche por lo visto sería larga, muy larga para mí.

Falling In Love For The Last TimeWhere stories live. Discover now