~*01: Rozándo El Éxito*~

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La última imagen desapareció y la proyección se puso en negro, unos segundos después las luces se encendieron y el profesor Müller caminó hasta el centro del extenso pizarrón acrílico para hablarle a su audiencia.

—Bueno chicos, con esto finaliza la clase de hoy... Y el semestre —concluyó con una sonrisa.

Me encogí un poco cuando de pronto el salón estalló en gritos de celebración y aplausos ante las palabras del hombre, me tapé los oídos, pero sonreí. Yo estaba igual de feliz que ellos.

Había estado cursando el último semestre de Administración de Recursos y Finanzas, había tardado casi ocho años, pero hoy finalmente acababa mi suplicio. No había sido una meta nada fácil de alcanzar, requirió de todo mi esfuerzo, de incontables noches sin dormir, y sobre todo de muchas horas de trabajo; finalizar mis estudios me había tomado un par de años más de lo habitual, porque aparte de no ser barato estudiar en la universidad de Múnich, los trabajos de medio tiempo que me hubiesen permitido tiempo para las clases, tampoco pagaban millonadas... Así que había tenido que ir poco a poco, y con más de dos empleos a la vez.

Pero ahí estaba, después de tanta lucha y esfuerzo, en medio de mis compañeros con su algarabía de celebración. Aplaudí con energía varias veces... Yo estaba igual de emocionada que ellos, puede que inclusive más, había ansiado este día desde hace mucho tiempo. Dar por concluida mi fase universitaria significaba el inicio de otra etapa en mi vida, y aunque para eso aún faltaban algunos detalles por pulir, y el pensamiento me generaba bastante ansiedad, la felicidad era mucho más grande, quería ser optimista y pensar que cosas buenas estaban por venir.

—Les deseo mucho éxito jóvenes —siguió diciendo el profesor, mientras apagaba el proyector —. Y para los que aún esperan los resultados de tesis... A esta hora ya la lista tuvo que haberse publicado en cartelera, así que... Les deseo suerte — me tensé al oír aquello, recordando que mi suplicio en realidad no había acabado —. ¡Ahora retírense, por favor! Mi próxima clase empieza en cinco minutos... Ya tuve suficiente de ustedes —agregó sacudiendo la mano hacia las banquetas, haciendo que todos riéramos.

El profesor Müller siempre había sido muy bromista, cosa peculiar considerando que era un anciano alemán, pero eso le valió para ganarse el corazón de muchos, yo sin duda lo extrañaría. Todos empezamos a recoger nuestras cosas y fuimos saliendo poco a poco del aula.

Bajé las escaleras y me encaminé hacia el área central del edificio, donde se encontraba la inmensa cartelera de avisos. A medida que nos adentrábamos en el pasillo, el gran grupo inicial poco a poco se fue dispersando, cada quien se dirigiéndose a sus respectivas clases o actividades, hasta que finalmente quedamos solo seis personas caminando por el tramo final, no todos habíamos optado por presentar aquel trabajo, y mientras caminaba por el pasillo, que se me estaba haciendo inusualmente largo ese día, empecé a arrepentirme de haberlo hecho.

Pensé que quizás hubiese sido mejor simplemente cursar el semestre extra como casi todos, solo que a diferencia del resto, que podían dedicarle todo su tiempo a las clases, o al menos gran parte de este, a mí no me llevaría solo un semestre... Me tomaría dos, quizás incluso hasta tres, y estaba tan ansiosa por terminar que había optado por la tesis en un intento de alcanzar mis sueños más rápido.

El detalle era que solo ahora, a punto de conocer el veredicto, caía en cuenta de que si no aprobaba en ese momento, en el mejor de los casos tendría que hacer corrección tras corrección, todas las veces que ellos quisieran, hasta que la universidad estuviese satisfecha con el resultado; y en el peor de los casos... Tendría que empezar desde cero con un tema totalmente nuevo, y solo Dios sabía cuánto me tomaría eso.

Tomé una profunda bocanada de aire antes de acercarme a la cartelera, visualicé la lista y fui bajando lentamente, leyendo nombre por nombre, sintiendo que el corazón me palpitaba directamente en los oídos, pero de pronto todo quedó en silencio. Casi al final de la lista, en letra arial, encerrada en uno de los diminutos rectángulos de aquella tabla, estaba mi nombre.

Entre Tragos y Secretos ©Where stories live. Discover now