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Sasuke acariciaba los cabellos de Naruto mientras observaba su expresión pacífica y su respiración pausada. Su hermano aún estaba en el mundo de los sueños, situación que aprovecharía para hacer una pequeña visita.
Acomodó una manta extra para que no pasara frío y seguido de esto, sigilosamente comenzó a caminar hacia la puerta. Colocó su mochila sobre su hombro y se dispuso a dirigirse a su auto, el cual estaba estacionado en el garaje.
El viento frío impactó contra su rostro, sin embargo no le llegó a afectar por el cubrebocas que poseía. De manera rápida ingresó a su vehículo y comenzó a manejar en dirección a la casa vecina.
Tenía un pensamiento en mente. Y no se detendría hasta hacerlo realidad. O al menos eso pensaba. El camino era un poco extenso, aún recordaba que solo un par de veces había visitado ese lugar. Se podía decir que la abuela que vivía allí lo conocía, pero no tenía idea de que tenía un nieto. Si lo hubiese sabido, quizá no vivirían actualmente en aquel sector.
Estacionó cerca de la propiedad y notó que una de las luces estaba encendida. A pesar de que el reloj marcaba las diez de la mañana, el frío y la neblina tapaba completamente al Sol, dando un ambiente penunbroso.
Abrió la puerta e intentando ser discreto, comenzó a caminar buscando alguna puerta de acceso que no fuese la principal. Al encontrarla, se dirigió hasta esa dirección y notó que daba a la cocina. Lentamente ingresó y cerró de manera suave, para no generar ningún tipo de ruido.
El silencio en el lugar era latente, si no hubiese visto la luz encendida creería que no había nadie en casa. Por precaución-y también para apresurar el fin de su objetivosacó un arma y la posicionó entre sus manos, sujetándola delante de él con los brazos extendidos.
Sigilosamente subió las escaleras hasta dar con el primer piso, donde existían tres habitaciones pero ninguna de estas con luz. Les dió un rápido recorrido con la mirada y notó que se encontraban vacías. Prosiguió su camino llegando al segundo piso y deteniéndose en la primera habitación.
La puerta estaba completamente abierta. Esperó escuchar algún sonido, uno que delatara que ninguna persona estaba en el interior. Sin embargo el silencio seguía carcomiendo el lugar, lo que le hizo asomar la cabeza y observar con escrutinio su alrededor. Dió pasos suaves notando como distintas alfombras se distribuían por el piso, las estanterías estaban repletas de peluches y una cuna yacía no muy lejos de la ventana, la cual se encontraba cerrada.
Aún con el arma en mano, se aproximó hasta ese lugar y apuntó al pequeño movimiento que generó una manta que se encontraba dentro de la cuna.
Sin moverse de su posición observó a un bebé que parecía estar despertando, con sus manitas intentaba remover las mantas de su cuerpito debido al calor que estaba sintiendo.
Sasuke se quedó hipnotizado por un momento y sin darse cuenta, dejó su arma sobre una mesa que se encontraba cerca y ayudó al pequeño a liberarse de las mantas que lo aprisionaban. El bebé instintivamente comenzó a llorar y para detener aquel sonido, lo acunó entre sus brazos e intentó calmarlo, mientras lo mecía suavemente de lado al lado.
